La palabra alga viene del latín alga. Se refiere a un grupo de organismos constituidos por células autotróficas (porque poseen pigmentos fotosensibles), pero no vegetales, que pueden vivir de modo unicelular o pluricelular, organizadas, aunque sin llegar a constituir tejidos verdaderos. Estos organismos son de hábito acuático, ya sea que vivan en el mar, en cuerpos dulceacuícolas, o en lugares muy húmedos, pero fuera del agua. Para designar a este grupo de organismos se usa la raíz -fícea, un derivado del griego φῦκος (phykos= alga, planta marina). El término de alga data desde la antigüedad y se refería a lo que los romanos conocían como "plantas de mar". Se documenta en el español en el año 1250.
Aunque los romanos creían que eran plantas, en realidad no son plantas dadas ciertas características que definen al Reino Plantae. Desde hace unos años dejaron de ser consideradas por los biólogos, incluso por los fitólogos, como plantas. Tanto las algas, como las plantas, son organismos autótrofos, pero esa no es una característica distintiva de las plantas. Suelen ser estudiados dentro del ámbito de la botánica, que también estudia a los hongos por tradición, pero no es por ello que las algas sean plantas. Las plantas poseen una organización tisular que requiere de algún tipo de vasos conductores especializados para poder tener un transporte de agua. Las algas son lo que se conoce como cenobios, que son agrupaciones celulares producto de una división celular continua. Esta característica de carecer de tejidos es lo que permite separar un grupo de otro, ya que la capacidad de formar tejidos verdaderos es trascendental en la evolución. Es esta misma característica la que diferencia a los protozoos de los metazoos, o animales superiores. Si bien el DRAE establece que las algas son plantas talófitas, esta definición no encaja con la realidad científica, dado que las plantas no pueden ser talófitas, pues un talo es una organización que carece de organización tisular.
Tenemos pues que las rodofíceas son las algas de color rojo (raíz ῥόδον [rodon] = "rosa") y ciclo de vida más complejo, exclusivamente marinas.
Las clorofíceas son algas de color verde (raíz χλωρός [chloros] = "verde claro", como en clorofila), las más comunes, tanto unicelulares como pluricelulares. Son cosmopolitas. De estas algas se ha demostrado que surgieron las plantas terrestres.
Las heterocontofíceas son algas flageladas con un flagelo pequeño y otro largo (de las raíces griegas ἕτερος [heteros] = "diferente" y κοντός [kοntόs] = "látigo"). A este grupo pertenecen las famosas diatomeas.
Las crisofíceas son algas de color dorado (raíz χρυσός [khrísos] = "dorado"), son un grupo más pequeño de algas.
Las relaciones filogenéticas (raíz φῦλον [phylon] = tribu, como en filogénesis) entre ellas, es decir su historia evolutiva, son muy poco entendidas, y aunque tradicionalmente se consideran protistas (raíz πρω̃τος [protos] = "primero", como en proteína), puede que se trate cada uno de estos grupos como un Reino independiente en la Sistemática moderna. Es importante aclarar que en el Reino Protista, donde se colocan tradicionalmente protozoos (raíz ζω̃ον [zoon] = "animal", como en zoología) y algas, es un grupo que no parece tener un origen común, de modo que este taxón es considerado artificial, donde todo lo que no se sepa qué es, viene a parar a él.
Por cierto, las cianofíceas (de κυάνεος [kyaneos] = "verde azulado") que son tradicionalmente conocidas como "algas verdeazules", no son algas sino bacterias. Todas las algas tienen núcleo definido, a diferencia de las bacterias que tienen su material genético disperso en su interior y no dentro de un núcleo. Por lo que lo más correcto es referirse a estos organismos como cianobacterias, o bacterias verdeazules, pero no ya como algas.
- Gracias: Regaladiux
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