Etimología de VERANO

VERANO

La palabra verano procede del adjetivo del latín verānus-a-um, usado en la expresión tardía y vulgar tempus veranum que se atestigua en las glosas. Curiosamente el adjetivo verānus en latín clásico significaba verdadero y es un derivado con sufijo de relación -anus del adjetivo verus (verdadero), aunque se emplea muy poco y más bien vemos atestiguado su adverbio derivado verane (verdaderamente, con verdad), en Plinio, por ejemplo. Se emplea muchísimo en la onomástica como cognomen, Veranus, como derivado de Verus que también es un cognomen. Pero en latín tardío este adjetivo se asocia con la palabra ver, veris (primavera), cuyo adjetivo derivado en latín clásico era en realidad vernus (primaveral), que generó una forma sustantivada vernum que en el habla vulgar y rústica sustituye en gran medida a ver. La palabra ver, veris se suele asociar a una raíz indoeuropea *wes-ṛ- (primavera, parte temprana del año), que Pokorny da en la página 1174 y que es la misma que se encuentra en el vocablo del griego homérico para designar a la primavera ἔαρ ("ear"). Es la misma raíz i.e. que dan Ernout y Meillet, De Vaan y otros autores.

Pero es importante ver como un adjetivo asociado con la palabra ver que propiamente es primavera, da nuestra palabra verano. En la lengua rústica parece haber habido una conciencia unitaria de la época del "buen tiempo" en que todo florece y acaba por fructificar cerrando el ciclo, hasta que la estación agrícola concluye en el otoño. Es por eso que los límites entre la primavera (ver, veris) y el verano (en latín aestas, aestatis, tiempo álgido del calor), parecen difusos y sobre todo la primera parte del verano sigue denominándose ver en la lengua agrícola. Es por eso que ya desde el tratado de agricultura de Catón (s. III-II a.C.), aparece la necesidad de precisar en la lengua rústica la primavera propiamente dicha con la expresión primum ver (la primera "primavera", o la primera época de buen tiempo), cuyo plural neutro es prima vera (las primeras épocas de buen tiempo), que alterna también en el lenguaje vulgar con la expresión primum tempus anni (primera época del año), pues no hay que olvidar que en todos los calendarios antiguos el año empieza con el mes del equinoccio de primavera (mes Martius en el calendario romano, nuestro actual marzo). Es por eso que en el habla patrimonial de todas las lenguas romances la designación de esta estación del año es primavera en castellano, catalán, portugués e italiano, primăvară en rumano y printemps (de primum tempus) en francés.

Para el verano, el francés été y el italiano estate conservan el término clásico aestas, aestatis, a partir de su acusativo aestatem. Pero en la lengua rústica o vulgar tardía existían dos expresiones, una tempus veranum, casi seguramente referida a la primera parte del verano, y tempus aestivum, referida a la época álgida del calor. De la primera proceden el castellano verano, el portugués verão y el rumano vară. De la segunda el catalán estiu.

Del adjetivo latino aestivus, sustantivado, viene también nuestro vocablo estío, y de su derivado aestivalis, nuestro adjetivo estival, formas ambas más cultas y de preferente uso poético en nuestra lengua.

- Gracias: Helena

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