Etimología de ARTRÓPODO
La palabra artrópodo es un neologismo creado por el profesor de zoología alemán, Karl Theodor Ernst von Siebold (1804-1885), para clasificar a animales que tienen patas articuladas y simétricas en ambas partes del cuerpo y un esqueleto externo hecho de quitina. Por ejemplo, las jaibas, arañas y alacranes. La palabra artrópodo esta formada a partir de las palabras griegas ἄρθρον (arthron = articulación) y ποδος (podos = pie).
La palabra ἀρθρον (arthron) también nos dio artritis y artrosis. Se vincula con una raíz indoeuropea *ar- (ajustar, colocar), presente en las palabras de origen latino arte, artículo, ornamentar y orden. Por otro lado, ποδος (podos = pie) se relaciona con *ped- (pie) presente en el latín pes, pedis y de ahí las palabras: pie, pedáneo, cuadrúpedo, empachar, impedir, peaje, peatón, pedigrí, pihuelo y piojo.
Para muchos podrá ser ocioso, pero a los que conocemos algo sobre los artrópodos, puede que resulte provechoso e interesante saber que antes de Siebold, hubo un zoólogo francés llamado Pierre A. Latreille (1762-1833), que publicó en 1802 la obra Histoire Naturelle, Générale et Particuliére des Crustacés et des Insectes (Historia Natural General y Particular de los Crustáceos y los Insectos), y en la página 1 (uno) del tercer volumen acuñó y propuso el término Condylopodes (Condilópodos), para denominar en conjunto a los crustáceos, arácnidos e insectos, es decir, prácticamente un sinónimo de artrópodo (Arthropoda, que sería inventado 46 años después). Y Latreille no andaba tan errado, pues para ello tomó la palabra griega antigua κόνδυλος = kondylos, que significa el punto, el 'nudo' o la 'protuberancia' de una articulación, y los artrópodos poseen numerosos puntos de unión (kondylos) entre los artejos que forman las patas (podos, 'pies'). Pero el término tuvo poca suerte y no se generalizó.
Hasta que llegó el año 1848, cuando salió a la luz pública el volumen uno de la obra alemana Lehrbuch der vergleichenden Anatomie (Texto de Anatomía Comparada), escrito por Siebold, en cuya página 4 (cuatro) anota por vez primera Arthropoda.
Este agregado lo escribo convencido de que, al menos en los neologismos, no basta dar cuenta de los elementos etimológicos que los conforman, sino además profundizar en los detalles históricos sobre su acuñación, a veces muy intrincados y cautivadores.
Fuente:
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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