Etimología de CALIMA

CALIMA

La palabra calima (bruma de vapor de agua), es variante de calina, influenciada por bruma, y calina procede del latín caligo, caligĭnis (bruma, neblina húmeda, oscuridad). A partir del acusativo caligĭnem, con pérdida de la g intervocálica, se generaría una forma *caline, que, siendo femenina, por analogía asumió la -a.

La palabra latina parece que en origen significó humareda negra, y para Ernout y Meillet es muy posible la generación con un sufijo gutural -igi(n), presente en muchas formaciones latinas, a partir de un arcaico adjetivo *calus (oscuro). De Vaan nos muestra que algunos han vinculado esta forma con un radical indoeuropeo *kāl- que significaría oscuro. No falta quien considera que en el origen de la palabra estaría la noción de evaporación espesa producida por el calor y lo relacionan hipotéticamente con el verbo calēre (estar caliente), que se vincula a una raíz indoeuropea *kelƏ-1 (caliente). De hecho la palabra calina, existente también en catalán y gestada a partir de caligo, caligĭnis igualmente, en esta lengua se emplea mucho más con la acepción de calor bochornoso, aunque puede ser una significación adquirida por etimología popular.

- Gracias: Helena


La palabra calima y su antecesora la palabra calina, como explica Helena, vienen del latín caliginem, acusativo de caligo, caliginis, que significaba en latín, primero 'niebla' o 'bruma', es decir, atmósfera espesa y opaca por suspensión en el aire de vapor de agua. De ahí se pasó en latín al significado de la 'tiniebla', 'penumbra' u 'oscuridad' que produce la niebla, y por eso se pudo aplicar a otros fenómenos que producían también el mismo efecto entenebrecedor, como la humareda, o, en sentido figurado, las circunstancias difíciles con oscuro futuro, la calamidad o la aflicción y también la dificultad de percepción, ceguera, torpeza o embotamiento mental y en medicina, directamente, la debilidad de la vista, ceguera progresiva o miopía.

Pero en español el significado hacia el que derivó no es precisamente «bruma de vapor de agua» como dice Helena ateniéndose al significado original latino, sino otro muy específico, que el DLE define así: «Accidente atmosférico consistente en partículas de polvo o arena en suspensión, cuya densidad dificulta la visibilidad».

La calima está producida por polvo muy fino procedente de las tormentas de arena del Sahara. En estas tormentas las partículas más pesadas se depositan en las proximidades de donde se originan, pero las partículas más tenues, finísimas, de polvo impalpable se elevan mucho con el calor y el viento las traslada miles de kilómetros más allá. En Canarias son habituales las calimas de polvo sahariano, pero también llegan a España y al sur de Europa. Incluso pueden llegar a América, al Brasil, las Antillas, el Caribe, y hasta México. Cuando la lluvia coincide con la calima los goterones de agua con barro manchan la ropa tendida, embarran los coches aparcados y cubren el suelo de una capa de barrillo que en los lugares de la periferia del Sahara es rojiza, pero si el viento procede del Próximo Oriente, aunque también es a menudo rojo ladrillo, a veces puede ser más amarillenta u ocre, por la diferente composición del suelo del Sahara y el desierto de Arabia. Cuando la calima coincide en verano con los días de máximo calor la respiración se hace dificultosa para las personas que padecen asma y el aire llega a resultar a veces irrespirable para todos.

En árabe la calima recibe otros nombres, porque los países que hablan árabe están mucho más próximos al centro difusor, el desierto, por lo que sufren directamente, no ya la calima, sino la tormenta de arena y el viento abrasador. Este fenómeno se conoce con los nombres de خمسين amsīn 'cincuenta' o سموم sumūm 'venenos'. El nombre de amsīn 'cincuenta' viene de la creencia popular de que los días de riesgo de tormenta de arena son cincuenta, aunque otros los consideran cuarenta y cinco o cuarenta. El nombre de sumūm 'venenos' viene de que se consideran esos 50-45-40 días como días venenosos que ponen a la gente enferma. La palabra سموم sumūm 'venenos' da origen al término simún, importado a Europa por los viajeros y exploradores precoloniales, como muestran el francés simoun o el inglés simoom. El concepto de los días 'venenosos' viene de una observación empírica de las estaciones del año. Hay días que tienen un aumento de ciertas enfermedades. Distinguían en el medievo, como atestigua el Calendario de Córdoba, que es del siglo X, dos periodos venenosos, los 'venenos de verano' ( سموم الصيف sumūm aṣ-ṣayf) y los 'venenos de invierno' (سموم الشتاء sumūm aš-šitāˀ), que también se llamaban الليالي السود al-layālī s-sūd 'las noches negras' o ليالي الشتاء layālī š-šitāˀ 'las noches del invierno'. En los días de los venenos del verano abundaban las enfermedades respiratorias como asma y ahogos, mientras que en los venenos del invierno las enfermedades respiratorias eran los resfriados y las pulmonías. La palabra سموم sumūm 'venenos' era el plural de سم samm 'veneno', pero con esa forma de plural se especializó para significar 'simún', se consideró entonces singular y se le formó un nuevo plural con la palabra سمائم samāˀim 'simunes'.

El término خمسين amsīn 'cincuenta' no se emplea en el árabe occidental (antiguo andalusí y moderno magrebí), donde, además, los 'venenos' se considera que son solo cuarenta días (veinte días de diciembre y otros veinte de enero las layālī y veinte días de julio y veinte de agosto los sumūm aṣ-ṣayf). Pero en Egipto y Próximo Oriente el nombre خمسين amsīn 'cincuenta' es el habitual. Cuando aparece es horripilante. De pronto el aire parece que se pare. Las comadrejas se ocultan en sus madrigueras; perros y gatos, todos los animales desaparecen. La gente se pone nerviosa y los niños muy alterados. Se ve desde El Cairo, mirando a occidente, suroeste más bien, una enorme muralla rojiza de polvo que abarca de extremo a extremo del horizonte y avanza desde el desierto hacia la ciudad. Todo el mundo cierra puertas y ventanas, balcones y celosías, y se aprestan a resistir. Quien se deje un resquicio sin cubrir ya sabe que por ahí se le llenará la casa de polvo y arena. Cuando llega, los vientos aúllan a cien y hasta ciento cincuenta kilómetros por hora. La temperatura puede subir de golpe veinte grados más. La duración es variable, unas horas o unos días. Cuando se calma, la ciudad aparece toda polvorienta y arenosa, con dunas junto a los coches aparcados y a veces ni se puede abrir la puerta de las azoteas.

Pero la calima nuestra es mucho más sutil.

En los momentos en los que estoy escribiendo esto, 2 de marzo de 2021, una manga de aire sahariano ha llenado de calima toda la fachada mediterránea, el sur y el este de España, y llega hasta el sur y el centro de Francia. No es caluroso, pero ha hecho suavizar un tanto el frío del final del invierno. Todo el mundo ha retirado la ropa de los tendederos.

- Gracias: Joaqu1n

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