Etimología de CARÚNCULA

CARÚNCULA

La palabra carúncula viene del latín căruncŭla, con el significado de 'pedazo de carne', también una 'carnosidad o excrecencia que sobresale del cuerpo'. El vocablo es el diminutivo de carne, formado por carne(m) = 'carne', el acusativo de caro, carnis, más el sufijo latino diminutivo -ulus, -ula, -ulum, que también forma parte de palabras como glóbulo, cápsula y molécula. Por tanto, carúncula se traduce como pequeño (-ula) trozo de carne (caro).

Caro, carnis, se asocia a la raíz indoeuropea *kreue- (carne), relacionada también con el griego kreas, con igual significado.

Como ya vimos, carúncula es cualquier protuberancia o crecimiento con el aspecto de la carne, que podemos ver, por ejemplo, en muchas especies de aves, como barbas carnosas u otras formaciones de la misma consistencia, a veces eréctiles, en el cuello o los lados de la cara; las carúnculas de los pavos son un ejemplo excelente. También en la anatomía humana se habla de: carúnculas sublinguales, c. lagrimales, carúncula uretral, que está presente en el meato urinario femenino; así como las carúnculas himenales o mirtiformes (carunculae myrtiformis), que son pequeñas protuberancias carnosas y esferoidales o nodulares en la entrada vaginal. Estas carúnculas son los restos del himen que quedan después de que se desgarra (aunque no siempre) durante el primer coito o después del parto o por cualquier otro motivo.

El nombre mirtiformes quizá los anatomistas lo pusieron porque a los nodulitos de las carúnculas les encontraron cierta semejanza con los pequeños frutos del mirto, aunque en latín medieval myrtiformis más bien parece que significa 'semejante a las hojas del mirto'. Se trata de una planta oriunda del sur de Europa y norte de África; su nombre procede del latín myrtus, a veces murtus (mitro), como los romanos le llamaban, y de forma (forma, figura), o sea, "carúnculas con forma de mirto".

Curiosamente, el mirto era entre los griegos y los romanos una planta que simbolizaba el sexo, el erotismo y la jovialidad, era el árbol de Afrodita; precisamente, las bodas se celebraban al inicio del verano, cuando esta planta florece. Recomiendo al lector que lea la entrada 'mirto' de Helena, en este diccionario.

De manera que existe cierta coincidencia con el significado erótico del mirto y la localización de las carúnculas mirtiformes, precisamente en un región genital femenina altamente sensible al estímulo sexual.

En botánica también existe el término carúncula, y se aplica a una protuberancia que presentan algunas semillas a un lado del micropilo.

Fuente:

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.


La palabra carúncula viene en efecto del latín caruncŭla (pequeño trozo de carne), voz que tenemos atestiguada en Varrón y en Cicerón el s. I a.C. Ya el médico romano Celso (s. I a.C.-I d.C.) aplica el vocablo a pequeñas excrecencias carnosas anatómicas, como la observada en el lagrimal del ojo y el gramático Servio Honorato, a fines del s. IV, en sus comentarios a las Geórgicas de Virgilio, llama carunculae a las excrecencias frontales de la cabeza de los pollos, con lo cual el latín ya daba a esta palabra en esencia todos los sentidos que modernamente le asociamos.

Lo que hay que precisar correctamente es la formación y origen de este vocablo que aparece en la intervención anterior erróneamente explicado al completo. Caruncŭla es en efecto un diminutivo, de caro, carnis (carne, en origen pedazo cortado de carne, porción de carne que se distribuye). Este diminutivo jamás se formó a partir del acusativo carne(m), que es simplemente el que nos dio el vocablo carne en castellano, y tampoco se formó con el sufijo -ulus. Esta palabra muestra un característico sufijo -uncŭlus-a-um que es una extensión del sufijo diminutivo -cŭlus aplicado a ciertos temas en nasal de la tercera declinación. Estas palabras diminutivas se formaron a partir del radical puro del nominativo y nunca del acusativo. Son palabras como homo, homĭnis (hombre), carbo, carbōnis (carbón) o caro, carnis (carne). Todas ellas muestran una alternancia vocálica en el nominativo con timbre o, nominativo que en origen terminaba con la ene de la raíz: homon, carbon, caron. Pero el latín no admite ene en posición final de palabra, salvo si la precede una vocal de timbre e, y entonces hace caer esa ene, por lo que al final tenemos los nominativos acabados en una mera -o. Pero antes de ello se formaron diminutivos con el sufijo -culus / -cula / -culum, que hicieron además cerrar en -un- la terminación -on, que poseía o breve, así: homon-cŭlus > homuncŭlus, carbon-cŭlus > carbuncŭlus, caron-cŭla > caruncŭla. Luego, esta peculiar terminación diminutiva corrió a otros vocablos que no llevaban nasal radical, por mera analogía, naciendo así otra variante del sufijo diminutivo -uncŭlus, como por ejemplo en furuncŭlus (de fur, ladrón). Es probable que en caruncŭla, que es palabra ausente en el latín arcaico, la formación ya fuera analógica y sencillamente se aplicara un sufijo -uncŭla, directamente.

Otra cuestión es que la palabra latina caro, carnis, no tiene absolutamente nada que ver con la raíz indoeuropea *kreuƏ- (carne) que es la que se encuentra en el griego κρέας ("kreas", carne). Ningún latinista ni helenista plantea o defiende eso, y los indoeuropeístas en general tampoco, lo que demuestra que para explicar el origen de los vocablos hay que consultar las fuentes lingüísticas adecuadas y no diccionarios médicos en inglés porque aquí estamos para explicar correctamente etimologías y no significados médicos de las palabras. Este antiguo vocablo latino caro, carnis pertenecía en origen a la lengua ritual de los sacrificios y no significaba más que porción, resultado de cortar y repartir algo en porciones. Tenemos el vocablo paralelo atestiguado en osco y umbro y no significa más que porción cortada de algo. Lo que sucede es que los sacrificios son de animales y lo que se parte en porciones para los celebrantes es siempre carne, con lo que el vocablo pasó inmediatamente a significar porción o pedazo de carne, y luego con el tiempo ya sencillamente carne. Esta voz latina se asocia a una raíz indoeuropea *sker-1 (cortar), que en latín y otras lenguas indoeuropeas reduce la s inicial ante gutural, y da vocablos como curtus (cortado, truncado), que nos da corto, o cortex (corteza, lo que se corta y se retira), de donde corteza y cortical, o cena (en origen porción de comida repartida) que nos da cena, o corium (cuero, pedazo de cuero), además de caro, carnis.

- Gracias: Helena

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