Etimología de AZÚCAR

AZÚCAR

La palabra azúcar viene del árabe hispano assúkkar, y este del árabe clásico sukkar, el cual lo tomó del griego sakjar. Los árabes eran grandes estudiantes de los griegos clásicos. Los griegos tomaron la palabra sakjar del persa šakar, y estos del sánscrito sharkara.

- Gracias: Raymond Hall


El término sánscrito denomina el polvillo blanco que se concreta en la superficie de la caña de azúcar por exudación. Sánscrito çarkara "arenilla" da lugar a prácrito sakkara, y a pali sakkhara. De ahí deriva el griego σάκχαρον (sákjaron) que se transcribió al latín como saccharon, que sólo utiliza Plinio (en Naturalis Historia XII, xvii) como palabra rara, y que no significaba azúcar, porque griegos y romanos ignoraban la producción del azúcar y el cultivo de la caña aún no se había introducido en el Mediterráneo. El significado de σάκχαρον y de saccharon era "tabaxir", es decir, el llamado "maná de bambú", otra concreción azucarada blanquecina que se solidifica, en este caso, en los entrenudos de la caña de bambú. No es hasta la Edad Media cuando se introduce la palabra en el árabe (desde el persa, que lo ha tomado del pali), y, a su vez, el árabe, ya con el significado moderno de "azúcar", lo difunde hacia Europa por tres puentes.

  1. Uno es desde al-Andalus, otro Italia y otro Turquía: pali: sakkhara > persa: shakkar (persa moderno shekar) > árabe sukkar, con artículo as-sukkar > lenguas romances de la Península Ibérica: portugués: açúcar, español: azúcar, catalán: sucre, y de la Península Ibérica se difunde por Europa Occidental: francés: sucre, neerlandés: suiker, inglés: sugar.
  2. Por el camino de Italia se difunde por Europa Central: siciliano: zùccaru, italiano: zucchero, alemán: Zucker, danés: sukker, húngaro: cukor, polaco: cukier, checo: cukr.
  3. Y por el camino turco se difunde por Europa Oriental: turco: şeker, serbocroata: šećer, griego moderno: ζάχαρη (zájari), búlgaro: захар (zájar), rumano: zahăr, ruso: сахар (sájar).

- Gracias: Joaqu1n


La tendencia a usar esta palabra como de género epiceno induce a cierta confusión, pero originalmente es un sustantivo masculino (v.g. el azúcar, los azúcares). No es muy propio, aunque común, el uso de "la azúcar" y "las azúcares" ("azúcar moreno" y "azúcar morena" son aceptados por la RAE). Esta tendencia se origina del uso del artículo "el" cuando el sustantivo del género femenino que define empieza con "a" tónica (v.g. "el águila", "las águilas") para evitar cacofonía; en cambio se dice "la angula" y "las angulas" (la "a" es átona). Otros sustantivos de género confuso son "el mar" y "la mar", "el puente" y "la puente"; úsanse indistintamente. Algo similar ocurre con "el radio" (línea que va del centro al extremo de la circunferencia, elemento químico así bautizado por sus descubridores) y "la radio" (abreviatura de radiodifusión sistema para difundir y recibir sonidos, datos por medio de impulsos eléctricos).

- Gracias: Maximiliano Mena Pérez

Hay, en efecto, sustantivos empleados con un doble género. En la mayoría de los casos, se debe a que se trataba de neutros latinos. Al desaparecer el género neutro como género de sustantivos en las lenguas derivadas, éstos se asimilaron corrientemente a masculinos (como "templo", procedente de "templum"), excepto si se empleaban más en plural que en singular: en este caso, como el plural neutro acaba siempre en -a, se asociaron a femeninos (como es el caso de "leña", del latín ligna-maderos-, plural de lignum, o "vela" del latín "vela", plural de "velum"). Otras terminaciones de neutros generaban dudas, como en "mare" (el mar, o la mar), y a veces los usos del artículo "el", ante vocal a acentuada, han generado dobletes de género en el uso.

Sin embargo creo que el género epiceno es otra cosa -como su nombre griego indica-, es una "forma común" que está "por encima de ambas variantes", generando un género gramatical común que designa a la especie.

Se trata de casos como "la serpiente" (se dice "la" sea macho o hembra), el búho (no existe "la búha", se dice un búho macho, o un búho hembra), la rana, el sapo, la perdiz o la cebra. Esto es lo que yo he aprendido desde siempre que es el género epiceno.

- Gracias: Helena
Por su parte, el DRAE dice:

Género epiceno.

1. m. Gram. nombre común perteneciente a la clase de los animados que, con un solo género gramatical, puede designar seres de uno y otro sexo; p. ej., bebé, lince, pantera, víctima.

De acuerdo con los radicales helénicos, epiceno (επι-κοινος), es lo que está por encima de lo común.

Como "azúcar", "mar", "puente" y "radio" no son animados, no aplica el género epiceno, por eso se menciona: "La tendencia a usar esta palabra como del género epiceno..."; además "azúcar" tiene origen helénico a través del árabe, no latino, y todo eso crea confusión, tanta como a mí me ha generado.

- Gracias: Maximiliano Mena Pérez


Durante casi 800 años (de 711 a 1492), los árabes ocuparon gran parte de los territorios que ahora llamamos España.  Trajeron nuevas tecnologías, ciencias y organización política. Estos no implantaron el árabe ni la religión musulmana, pero su idioma se extendió por los territorios ocupados, especialmente al sur, conviviendo con hablas románicas derivadas del latín usadas por los cristianos. Cuando los musulmanes fueron expulsados por los Reyes Católicos y sus tierras repobladas por cristianos que hablaban lenguas romances, la lengua árabe se perdió, pero dejó más de cuatro mil arabismos en el castellano. Palabras de origen árabe, o que vienen del latín, griego y otras lenguas, pero a través del árabe, incluyen:


Así es como nos lo explica un visitante desde San Borja, Perú:

Existen seis géneros en castellano que denotan un sexo real o atribuido:

  1. Masculino: el mesero, el árbol.
  2. Femenino: la mesera, la cuenta.
  3. Neutro: lo caro, lo barato.
  4. Ambiguo: el mar, la mar.
  5. Indefinido: el agente, la agente.
  6. Epiceno: la tortuga macho, el tiburón hembra.

 

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