La palabra arroba viene del árabe الربع (arrubʕ ) "el cuarto", "la cuarta parte", porque se trataba de la cuarta parte del quintal.
Digresión: Las medidas de capacidad, pesos y monedas -y otras cantidades fraccionarias- desde muy antiguo han seguido en España el esquema de unidad-mitad-mitad de mitad, por lo que los cuartos (mitad de mitad) han sido grandes protagonistas del léxico: "cuartos" es un nombre habitual para "dinero"; "chavos" (aféresis de "ochavos", es decir la mitad de los cuartos) también se llama al dinero en muchos lugares; referido al papel se dividía el folio en "cuartillas" y éstas en "octavillas"; incluso en el siglo XII la dobla almohade tenía la misma relación dobla-dinar-medio dinar, siendo éste último el cuarto de la dobla. Se puede encontrar muchos ejemplos, el último de ellos el que formaban la moneda de 100 pesetas, la de 50 y la de 25, y menos de un siglo antes la peseta, los dos reales (0,50 ptas.) y el real (0,25 ptas). Todos los españoles tenían la mente adaptada a esta secuencia de unidad-mitad-mitad de mitad, de manera que cuando han venido los euros, que se dividen en estricta aplicación del sistema métrico decimal en unidad-mitad-quinto-décimo, todos los viejos se han empezado a equivocar en las vueltas, pues funcionan con el esquema anterior, en el que cuatro monedas del tercer nivel hacían una del primero, pero no, ahora se necesitan cinco de 0,20 € para juntar un euro. Habrá quien lo juzgue una tontería, pero en verdad ralentiza las colas de las cajas de las grandes superficies. Parece ser que sólo los menores de 25 años se encuentran cómodos con esta moneda de miércoles.
Reconducción al tema: La arroba era una medida de capacidad y también de peso. algunos de sus derivados se referían, incluso, a medidas de superficie. Pero en todo caso, la idea del "cuarto" de algo estaba siempre presente: el quintal venía a pesar unos 46 kg. y la arroba 11,502 kg. En español se abreviaba con una de las muchas abreviaturas latinas comenzadas por a, que unas veces se imprimía a., otras ã, y otras @. La hoy famosa @ no es exclusivamente abreviatura de la preposición latina ad (con multitud de usos, podía ser equivalente de: "a, hacia, hasta / junto a, en casa de / para / ante, en vista de, según"), sino que se podía emplear para todas aquellas palabras que comenzasen por a- y que estuvieran suficientemente sobreentendidas para que no fuera necesario explicitarlas. Por ejemplo, en muchos libros de medicina de los siglos XV, XVI y XVII la abreviatura @ simbolizaba ana, es decir, una expresión que se usaba en las recetas para indicar que los ingredientes tenían que tener el mismo peso o presentarse en partes iguales; venía del griego ἀνά con el significado de "cada", de modo que si al enumerar los ingredientes de una receta se decía, pongamos por caso, "azafrán, mirra, estoraque líquido y cálamo aromático, @ dos onzas" (leído "ana dos onzas"), quería decir "de cada uno de ellos dos onzas"). Pues esa abreviatura con el enlace fue la que se utilizó preferentemente en español para las arrobas: En inglés, sin embargo, se usó para simbolizar la preposición at "en, a" que indicaba los precios y a finales del s. XIX se incluyó en el teclado de la máquina de escribir, junto con la ligadura del también latino de origen & ("et", leído por cada lengua con su conjunción copulativa: and, et, y, und, e, &c.) y el hispano $ (representación del dólar, antes tálero, como las columnas de Hércules y el lema "plus ultra"). El haberse incluido en el teclado permitió que fuese ahora utilizado en informática para las direcciones de correo electrónico, donde separa el nombre del usuario del dominio al que pertenece.
El signo @ lo leemos, pues, arroba en español y en otros idiomas, y también at en inglés, pero en otras lenguas han sido más imaginativos: los catalanes, aunque también dicen arrova, suelen a veces darle el nombre de ensaimada, porque se parece a un bollo de ese nombre típico de las Islas Baleares en forma de espiral; los franceses, además de arobe, arrobe, arrobas, arobas, arobase, dicen a veces escargot ("caracol"), el mismo significado es lo usual en italiano chiocciola y en hebreo moderno שבלול (šablūl), ambos "caracol". Muchos han visto en la ligadura el dibujo de un mono de cola larga, especialmente en idiomas donde la palabra "mono" empieza por a-, como el alemán Affenschwanz ("cola de mono") o Klammeraffe ("mono araña"), el holandés apestaart ("cola de mono"), apestaartje ("colita de mono") y apeklootje ("cojoncito de mono"), que ha producido un reflejo en el papiamento de la colonia de Curação, rabu de makaku, y también se dice en sueco apsvans ("cola de mono"), que convive con otras metáforas animales como snabel-a ("a con trompa") o culinarias como kanelbulle ("canela en rama", porque está enrollada como la canela) y en rumano coada de maimuta ("cola de mono"). De ahí ha pasado a lenguas de Europa del Este con sólo la connotación del mono, como en polaco małpa ("mono"), serbio мајмун (maimun, "mono"), búlgaro маймунка (maimunka, "monito"), o con variaciones de los animalitos como el ruso собака (sobáka, "perro"), собачка (sobáčka, "perrito"), griego moderno παπάκι (papáki, "patito"), finés kissanhäntä ("cola de gato"). En árabe suele decirse آت (āt) mera transcripción del inglés at; en persa, al menos, se han molestado en traducirlo y dicen در (dar, "en"), como en maltés f' ("en"). Pero el más delicado de todos los idiomas, a mi parecer, ha sido el turco, donde se le llama gül, "rosa".
Otra digresión: Últimamente se ha puesto de moda la llamada "corrección política" en el modo de expresarse, llegando a veces a extremos ridículos, forzando los eufemismos para no ofender. En este terreno ha tenido también una inesperada fortuna la ligadura @, que muchos usan para evitar la referencia en el odiado masculino a un colectivo donde haya hombres y mujeres. Así el lehendakari ("presidente") de la Comunidad Autónoma Vasca de España siempre se refiere a "los vascos y las vascas", para no decir sólo "los vascos" englobando peras con manzanas, no vayamos a molestar. Aquí es donde usan la @ por escrito. Dicen "l@s vasc@s" y ya está obviado el pretendido problema. La pena es que no haya una @ acústica, porque al leerlo en voz alta hay que decir de nuevo "los vascos y las vascas", o, ya puestos, por cortesía, "las vascas y los vascos". A veces, tal es el tremendo tabú, que ha habido político en España que se ha colado y ha largado un "jóvenes y jóvenas" memorable (Carmen Romero, la esposa de Felipe González, diputada por Cádiz, en un discurso en Sevilla en 1992). En cierta ocasión un voluntarioso joven llamado Jose1 estaba haciendo una alocución pública en favor de los nativos americanos y encadenó en una misma frase tres locuciones eufemísticas seguidas, del estilo de que "los indios y las indias estaban hartos y hartas de ser explotados y explotadas". Cuando bajó del estrado, amigablemente, un conocido le reprochó que la discriminación no se daba solamente por razón de sexo, sino también de edad, y que si en una lengua como la española había marca sintáctica para el femenino y él se veía obligado a explicitarla cada vez, no debía en modo alguno discriminar a los pequeñuelos, ya que había también marca sintáctica para ellos, el diminutivo, y que, a fuer de coherente2 debía haber dicho: "los indios, las indias, los indiecitos y las indiecitas están hartos, hartas, hartitos y hartitas de ser explotados, explotadas, explotaditos y explotaditas".
Notas:
- Gracias: Joaqu1n
Aunque la palabra arrobo está presente en España desde 10881 y arroba desde 12191, el signo @ parece ser más reciente. Giorgio Stabile, profesor de la Universidad La Sapienza de Roma, dice haber encontrado el documento más antiguo con el signo @. Se trata de una carta escrita el 24 de mayo de 1536 por un comerciante de Sevilla llamado Francesco Lapi Toscana dirigida a Filipo Strozzi de Roma. Esta carta describe cargamentos enviados desde América por Francisco Pizarro y específicamente el precio de una arroba de vino de Perú. Con esta noticia, italianos, sevillanos y peruanos se han autodeclarado ser parte central de la historia de este símbolo.
Según un profesor de la Universidad de Boston (Berthold Ullman [1882-1965])2, el signo @ es mucho más antiguo. Lo usaban unos monjes del siglo VI, para escribir rápidamente ad en latín que significa a en castellano. Pero la mayoría de los eruditos dudan esta versión, pues Ullman no dejó ninguna evidencia de documentos escritos en esos tiempos usando este símbolo. Además, el glifo @ no economiza tiempo ni esfuerzo en escribirlo, pues tomá más tiempo escribir la a más chiquita y centrada que las demás letras y obliga regresar la pluma al punto de partida pues la ligatura de la @ va hacia atrás. 3
Fuentes:
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