Etimología de TRUCHIMÁN

TRUCHIMÁN

La palabra truchimán viene del árabe ترجمان turǧumān, también pronunciado tarǧumān, "intérprete, traductor" y tiene registradas en el DRAE cuatro variantes más, trujamán, trujimán, dragomán y drogmán. Tanta variante hace pensar que no es un préstamo aislado y que no ha llegado por un solo camino.

La palabra árabe viene de otras lenguas semíticas y entre lo más antiguo que se conoce sobre la raíz de esta palabra se encuentra un verbo en la lengua acadia de Mesopotamia (Iraq), ragāmu, que significaba "quejarse contra alguien" y evolucionó hacia "gritar contra alguien", "clamar" o "profetizar", de ahí que el sacerdote que emitía un oráculo se llamase raggimu. De esta raíz se formó añadiéndole una ta- inicial la palabra targumānu que ya en acadio significó "intérprete", "traductor", pues un intérprete desempeña entre dos personas que hablan lenguas diferentes el papel de un oráculo, explica y aclara lo que dicen uno y otro como un sacerdote interpreta lo que dice que dicen los dioses. En el mismo nicho geográfico mesopotámico donde se había hablado el acadio se habló más tarde el idioma que se suele llamar asirio-babilónico, y en esta lengua también rgm pasó de "hablar en voz alta" a "predicar" y de ahí pasó al arameo, y en los tiempos en los que los hebreos estaban en Babilonia deportados se pasó a "interpretar las escrituras" y, como las escrituras estaban en hebreo pero ya en el siglo VI antes de nuestra era los fieles de la religión judía que consideraban santas estas escrituras no hablaban hebreo sino arameo, tomó el sentido específico de "explicar de viva voz en arameo lo que está escrito en hebreo". Es decir, no ya "interpretar" entre dos hablantes sino "traducir" un texto escrito.

En arameo bíblico תִּרְגֵּם tirgēm significó "traducir" y en uno de los libros canónicos de la Biblia que están escritos directamente en arameo, el libro de Esdras, aparece como un hápax un participio de este verbo, מְתֻרְגָּם məṯurgām, en la expresión (Esdras 4:7) כָּתוּב אֲרָמִית וּמְתֻרְגָּם אֲרָמִית kātūb ˀarāmīt ū-məṯurgām arāmīt "escrito en arameo e interpretado en arameo", que muchos entienden como "en escritura aramea y en lengua aramea" (el escrito está en letra aramea y la interpretación de lo escrito también en lengua aramea, pues con la misma escritura podía escribirse otra lengua de la zona). En el arameo posterior se dijo ܬܰܪܓܡܳܢ targmōn, ܬܰܪܓܡܳܢܳܐ targmōnō "traductor, intérprete" del verbo ܬܰܪܓܶܡ targem "traducir, interpretar, transladar". De esta misma raíz sale la palabra aramea empleada en el hebreo mišnaico (litúrgico de los ss. I-IV d.n.e.) תַּרְגּוּם targūm "traducción", que denomina la traducción aramea de la Torá y se reproduce en todos los idiomas, también en español, targum, aunque el DRAE ha mantenido una acentuación antietimológica tárgum, quizá de origen latino, que para la edición 23ª va a corregir.

Al árabe, pues, le ha llegado desde el arameo y se ha dicho ترجمان turǧumān, "intérprete" y el verbo ترجم tarǧam "traducir", con un nombre de acción ترجمة tarǧama "traducción", así a la Septuaginta o "versión de los setenta", la traducción de la Biblia al griego, se le llama en árabe الترجمة السبعينية at-tarǧama as-sabˁīniyya "la traducción setentera".

En español se dicen las cinco variantes arriba citadas. Las que comienzan por t- pueden tener un origen mediterráneo occidental y las que comienzan por d- origen mediterráneo oriental. La forma trujamán aparece en el diccionario español - latino de Nebrija (1495) con la consciencia de ser arabismo: "trujaman en aravigo. interpres. etis", de donde lo toma para su diccionario de árabe dialectal granadino P. de Alcalá (1505) "trujaman en aravigo turjumín turjuminín". Esta forma dialectal del árabe granadino tiene una imela muy fuerte que ha convertido turǧumán en turǧumín, pero evidencia de dónde ha salido el español trujamán y su variante trujimán de la que luego ha habido una etimología popular compartida por otras lenguas que asociándola al imperio turco que llegaba desde Argelia a Yugoslavia a través de algo como *turcimán ha ido a parar a truchimán.

Las formas que comienzan por d- llevan en la definición de los diccionarios que se pueden consultar en el NTLLE una alusión a su origen en el Mediterráneo oriental, como el de Terreros (1767) para dragomán "en el Oriente dan este nombre al que sirve de intérprete" y Núñez de Taboada (1825) para dragomán "trujamán, nombre que se da a los intérpretes en las escalas de Levante", también Domínguez (1853) para drogmán: "nombre dado a los intérpretes en Constantinopla y las escalas de Levante". Esto es debido probablemente a que la palabra se habrá tomado de formas derivadas del griego bizantino en el que la palabra árabe se había adaptado sonorizando la inicial, δραγούμανος (dragúmanos), como parece apuntar el latín medieval dragumanus recogido por Du Cange. Estas palabras las habría aportado el comercio con los puertos del Próximo Oriente (las "escalas de Levante") y habrían estado muy en boga ya desde los tiempos de los cruzados.

El catalán tenía una versión paralela antigua, trujamà, según Alcover, que luego aparece con etimología popular convertida en turcimany (como que se interpretase a los que hablan turco) con variantes gráficas tursimany, torcimany, torçimany y la forma estándar actual torsimany, para significar meramente "intérprete", a las que se suma la versión oriental dragoman que significa más precisamente "intèrpret entre els europeus i els pobles del Pròxim Orient, especialment en missions diplomàtiques i comercials i a les corts reials".

El francés también tiene las dos formas, la oriental drogman, y la occidental transformada en truchement, como el italiano turcimanno y dragomanno. En inglés: dragoman tiene un plural dragomen por etimología popular, porque se ha metanalizado el final -man como si significase "hombre" y también se refiere a un intérprete, pero especialmente en el Próximo Oriente en época antigua.

Por último, el significado de "persona sagaz y astuta, poco escrupulosa en su proceder" que da el DRAE como segunda acepción de truchimán viene inherente al oficio del intérprete. Es bastante frecuente que cuando el intérprete comprueba que los dos interlocutores no se van a dar cuenta arregle las conversaciones de manera que los dos queden contentos con su trabajo, así liman asperezas y hacen más fluída la conversación. Es un procedimiento astuto y poco escrupuloso pero que ha mejorado siempre las relaciones internacionales, especialmente en epocas pasadas en las que los mandatarios eran muy dados a sulfurarse por pequeñeces.

Recuerdo que un amigo mío, intérprete de alemán, fue contratado para acompañar a la esposa del presidente de Andalucía en la visita del presidente de la República Federal Alemana y, mientras fueron los dos presidentes por su lado, la esposa del alemán se fue con ella trayendo su propio intérprete, un ossie formado en Cuba. Enseguida observaron los dos intérpretes que había muy pocos puntos de contacto entre las dos primeras damas, la alemana era una titulada superior, pedante y estirada, que solo hablaba de estilos arquitectónicos y preguntaba sobre la historia del arte, mientras que la andaluza era una beatífica ama de casa más simple que el mecanismo de una bellota. El intérprete amigo mío lo solucionó poniendo en boca de la andaluza peroratas sobre el barroco colonial sevillano que deleitaban a la alemana y haciendo creer a la andaluza que la otra le preguntaba por los niños y lo difícil que sería la limpieza del Palacio de San Telmo, con tanto polvo como debían de coger esas molduras y volutas. El alemán oriental estaba pálido, descompuesto, esperando el fusilamiento de un momento a otro. Pero no pasó nada y las dos señoras se cayeron muy bien gracias a un truchimán sagaz y astuto.

- Gracias: Joaqu1n


Aunque ahora caída en desuso, la palabra truchimán que en una de sus acepciones significa persona sagaz y astuta, que tiene muy pocos escrúpulos, o también que obtiene algo a través de engaños y mentiras, era de uso común en el siglo XIX. El libertador Simón Bolívar la utiliza en una de sus cartas a Santander para referirse al comportamiento de los ciudadanos de cierta región. Según el DRAE su otra acepción es intérprete, y proviene del árabe turŷumān (intérprete).

- Gracias: Ivan Noboa Tapia


Gabriel García Márquez utiliza la palabra truchimán en la novela biográfica de Simón Bolívar El general en su laberinto. En efecto muy fue utilizada en el siglo XIX y con la acepción que propone Iván Noboa.

Tomó el aire que le faltaba. «Claro que todos son unos santos varones al lado del truchimán de Santander», prosiguió [Bolívar]. «Sus amigos se robaban el dinero de los empréstitos ingleses comprando papeles del estado por la décima parte de su valor real, y el propio estado se los aceptaba después al ciento por ciento». Aclaró que en todo caso él no se había opuesto a los empréstitos por el riesgo de la corrupción, sino porque previo a tiempo que amenazaban la independencia que tanta sangre había costado.

Fuente consultada:

  1. Márquez, Gabriel García. El general en su laberinto. Página 127 - Editorial Oveja Negra, 1989.

- Gracias: Rizzotin

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