Etimología de APÓCRIFO

APÓCRIFO

La palabra "apócrifo" es de origen griego (apó = lejos; kryptein = ocultar). Esta palabra es usada para referirse a aquellos evangelios que no están incluidos en el viejo y nuevo testamento, como el texto de Enoc o el texto de Tobias. Recientemente su uso ha transformado su significado y cuando se escucha "documento apócrifo" se alude a un documento falso; igualmente, la copia de música y video no autorizada da origen a copias apócrifas, es decir ilegales. Por lo tanto este adjetivo se aplica a los evangelios no incluidos en La Biblia (ocultos), a documentos falsos y a música y videos reproducidos sin autorización legal.

- Gracias: Maximiliano Mena Pérez


Otras palabras formadas a partir del griego ἀπό (apó = lejos de, privación o a través de) incluyen: apofonía, apotegma y apóstol. Este prefijo griego se relaciona con una raíz indoeuropea *apo- (alejar, separar), que también estaría presente en el prefijo latino ab- que encontramos en palabras como aborto, absoluto y absurdo.

La palabra griega κρυπτός (kryptos = oculto) nos dio críptico, criptografía, criptógama y gruta. Esta se vincula con *krau- (ocultar).


La palabra apócrifo, nos viene por el latín apocryphus, que es traslación al latín del vocablo ἀπόκρυφος. Este adjetivo griego quiere decir "sustraído a las miradas, escondido, secreto", y se deriva del verbo ἀποκρύπτω ("apokrypto", poner en lugar seguro, hacer desaparecer, sustraer a las miradas de los otros). Sabemos por Clemente de Alejandría, Orígenes y otros autores que los evangelios llamados apócrifos eran denominados así porque se mantenían ocultos, en iglesias y sinagogas y no se permitía el acceso a su lectura. La clasificación que hizo la iglesia del s. IV d.C. de los escritos de la tradición cristiana que había, conllevó lo siguiente. Entre la multiplicidad de evangelios existentes que eran narraciones sobre la vida, acciones y mensajes de Jesús, y que popularmente eran atribuidos por los cristianos a personajes próximos a su esfera, apóstoles, discípulos varios, María Magdalena, etc., fueron elegidos cuatro como canónicos (=que se atenían al canon o norma, a la línea oficial). Eran los evangelios atribuidos a Mateo, Marcos, Lucas y Juan (atribuidos, porque ahí son solo atribuciones, en realidad no hay ninguna seguridad de quién los escribió, ya que casi todos están datados más cerca del s. II que del I, y además parece que tienen interpolaciones del s. IV). Las varias decenas de evangelios atribuidos a otros, se declararon atribuciones erróneas o falsas, y por tanto, escritos a ocultar. En realidad el criterio para la selección fue que los escritos no contradijeran ni en un punto las cosas que en el s. IV la iglesia había ido declarando como dogmas o como verdades en torno a la figura de Cristo. Todos aquellos que narraban cosas que se desviaran en parte de las verdades oficiales asumidas como acuerdos, fueron declarados "apócrifos", se declaró que en realidad no correspondían a esos supuestos autores porque carecían de la "inspiración divina" que debieran haber tenido tales autores.

Es por eso que hoy en día se entiende por documento apócrifo, no un documento falso (los evangelios antiguos, sean canónicos o apócrifos, no son falsos, son escritos de buen anuncio -"evangelion"- de la vida de Cristo y sus hechos, compuestos por manos cristianas anónimas, que dicen que es el mensaje según fulano o zutano). Un documento apócrifo no es un documento falsificado, sino que es un documento que se atribuye erróneamente a un autor de prestigio sin que en realidad sea suyo: lo falso o erróneo es la atribución de la autoría, no el documento en sí, que no es una falsificación.

En ese sentido de "apócrifo", en realidad todos los evangelios parecen ser igual de apócrifos, ya que no hay ninguna garantía absoluta acerca de quién los escribió. De los textos evangélicos en soporte de la época más antiguos conservados, son precisamente algunos de los considerados "apócrifos", como el evangelio de san Bartolomé en los hallazgos de Nag Hammadi (Egipto).

Y en realidad la declaración más oficial acerca de lo canónico y lo apócrifo en la iglesia católica la zanjó del todo el concilio de Trento (a mediados del s. XVI) que completó la eliminación ya realizada en el s. IV excluyendo del Antiguo Testamento algunos de los escritos más tardíos.

- Gracias: Helena

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