Etimología de PLASMODIUM

PLASMODIUM

Plasmodium es un género de protozoos parásitos transmitidos por insectos dípteros culícidos anofelinos, donde se incluyen algunas especies causantes de la malaria o paludismo. En este género se reconocen más de 50 especies, siendo 6 patógenas al hombre, entre las cuales destacan P. vivax, P. falciparum, P. ovale y P. malariae.

Primero surge el término plasmodio para designar una masa de protoplasma visible que resulta de la unión de la mixamibas (literalmente amibas mucilaginosas o con apariencia de moco) o cuerpos ameboides con movimientos deslizantes como en los géneros Chrysarachnion y Paradinium de mixomicetos u hongos mucilacinosos (del griego myxa, 'moco' y mykes, 'hongo'). Plasmodio fue acuñado en 1862 en un anuario de botánica por el protozoólogo ucraniano León Cienkowski (1822-1887).

En 1880 el médico francés Charles L. Alphonse Laveran (1845-1893) descubre al protozoo parásito que los enfermos de malaria adquieren por el piquete de culícidos anofelinos, destituyendo la antigua hipótesis de que la malaria era consecuencia de la emanación de miasmas o efluvios malignos procedentes de aguas estancadas. En realidad, dichas aguas son la fuente de los mosquitos Anopheles, porque ahí se desarrollan sus larvas. Laveran le da el nombre Oscillaria malariae, literalmente "malaria oscilante" del verbo latino oscillare (balancearse), es decir, 'malaria cuyas fiebres aumentaban y disminuían en intensidad', el rasgo característico de esta enfermedad. En 1885 los italianos Marchiafava y Celli por fin logran ver al parásito en sangre y lo llaman Plasmodium, debido a que observan en este organismo similitud con el plasmodio de Ciekouski (1862) observado en los mixomicetos; nada más le agregaron el sufijo latino -ium que hace sustantivos neutros y que en este caso indica 'algo pequeño', como en conidium y syncytium, o sea, 'un pequeño plasmodio'. Así que el género Plasmodium (plasmodio pequeño) es término donde podemos identificar los componentes neolatinos: plasm-, -ode, más -ium.

Plasm-, de la palabra griega πλάσμα = plásma ('algo que toma la figura o forma de', 'formación', 'materia moldeable', en sentido científico significa 'líquido constituyente'). El término πλάσμα pasó al latín posclásico como plasma (el hombre formado o creado del lodo o barro de la tierra, en escritos del escritor Prudencio)

-Ode, -eidos del griego ειδος, que significa apariencia, imagen, como en las palabras antropoide, asteroide, geoide, estiloides, romboide; algo que 'se parece a, que da la apariencia de algo', pero que no es, asociado a la raíz indoeuropea *weid- (conocer, ver). Sugiero que el lector revise la entrada 'androide' para más detalles acerca de -eidos.

-Ium (pequeño) se agregó debido a que el plasmodio observado en los hongos mucilaginosos es visible a simple vista, mientras que el Plasmodium, para ser visto, se necesita el uso de un microscopio y técnicas de tinción especializadas.

La especie vivax es la más común pero la menos mortífera, se tomó del latín vivax (Grassi & Feletti, 1890), significa 'algo que vive mucho tiempo', que no se acaba o no se termina pronto, de vivo, vivere, 'vivir', con el sufijo -ax, genitivo -acis, que forma adjetivos expresando 'tendencia', como en el adjetivo latino audax (audaz, atrevido), del verbo audere (osar, atreverse a). Debido a que en la especie vivax los eaquizontes preeritrocíticos pueden vivir o persistir durante 2-3 años, en el hígado, mientras que en falciparum y malariae no. La especie ovale también pervive en el hígado por el mismo tiempo que la vivax, pero para darle el nombre se tomó otra característica; falciparum (Welch, 1897), la especie más letal fue así llamada del latín falx (hoz) más el verbo pareo, parere, 'mostrarse', porque en ciertas fases del ciclo los parásitos se ven o se muestran con forma de hoz o de luna creciente; ovale (Stephens, 1922), del latín medieval ovalis, a su vez del latín clásico ovum (huevo, figura oval), debido a que cierta proporción de eritrocitos parasitados adquieren forma ovalada; malariae (Felleti & Grassi, 1889) significa 'mal aire', 'miasma', del latín malus (malo) y aer (aire), por los motivos arriba explicados.

El ciclo de estas especies requiere de las hembras de un insecto díptero hematófago (Anopheles) como vector donde se desarrollan las formas sexuales (gametocitos) que tomó de la picadura de un enfermo, que luego pica a una persona sana y deposita los parásitos en la fase de de esporozoitos en un vertebrado, donde el ciclo continúa en sus fases asexuales. Pueden adquirir la parasitosis el humano, otros primates, algunas aves y reptiles.

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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