Etimología de ALMINAR

ALMINAR

La palabra alminar viene del árabe المنارة al-manāra, no de su sinónimo المنار al-manār, aunque éste se parezca más. Es que la palabra alminar es un caso curioso. No se encuentra en textos antiguos medievales ni anteriores al siglo XIX. La primera documentación parece estar en un texto del Duque de Rivas de la primera mitad del XIX y su inclusión en el DRAE data de la edición de 1837. Es decir, que se trata de una palabra muy nueva, para ser arabismo. Lo que ocurrió con ella fue que al español le llegaba el francés minaret a través de las traducciones de libros de orientalismo (Las Mil y una Noches, por ejemplo, se tradujo al español en esta época desde el francés, no desde el árabe) y algunos, viendo que era una palabra del acervo identitario árabo-musulmán, que se refería a las torres de las mezquitas de Oriente, analizaron mal el arabismo francés minaret y pensaron que esa especie de terminación -et no podía dar un español -ete, que sonaba a diminutivo y quitaba esbeltez a las torres, así que, con un criterio estético más que filológico, suprimieron el supuesto diminutivo y, para acabar la faena de aliño, le prefijaron el inconfundible artículo árabe al-, de manera que crearon una palabra casi de atrezzo de opereta, alminar. Queda bonita, desde luego, pero es falsa como una moneda de hojalata. La palabra francesa minaret se encontraba en esta lengua desde hacía por lo menos dos siglos, desde principios del XVII y se había tomado, a resultas de las relaciones comerciales y políticas francesas con el Imperio Otomano, del turco minare que recoge la fonética de algunas hablas dialectales del árabe de Oriente. En el árabe proximo oriental es frecuente que las palabras que terminan en el morfema ة (-ah/-at), llamado tāˀ marbūṭa, se pronuncien con una cierta palatalización que en circunstancias adecuadas puede sonar como -eh/-et, esto hace que la palabra منارة manāra haya podido sonar manāre o manāret, origen del turco minare y el francés minaret que los celosos del casticismo español del siglo XIX convirtieron habilidosamente en alminar. Pero el arabismo francés acabó por entrar también, al fin y al cabo, y desde la edición de 1927 figura minarete en el DRAE, así que lo único que ha quedado de aquél desvelo de "pureza" es que contamos ahora con dos palabras para lo mismo, las dos igual de modernas, aunque una de ellas más al gusto "tradicional".

Alminar de la mezquita Sinaniyya de Damasco (Siria) - Foto Cortesía de Joaqu1n

Éste es el alminar o minarete de la mezquita Sināniyya de Damasco (Siria), en la medina antigua.

Por otro lado, la palabra المنارة al-manāra, y su sinónimo المنار al-manār habían encontrado ya desde antiguo su acomodo en la lengua española, pero con otro uso. Porque originalmente منار manār y منارة manāra venían de la raíz {n-w-r} y tenían el significado de "lugar donde se pone el fuego (نار nār) o la luz ( نورnūr)", así que el árabe منارة manāra era un cognado del conocido hebreo מְנוֹרָה mənōrāh "candelero", como su sinónimo منار manār, solo que منارة manāra, además, había adquirido el sentido de "torre de señales de fuego", "faro" y de ahí que en Oriente hubiera acabado significando "minarete de mezquita".

Así pues, el español adquirió durante la Edad Media las palabras almenara (bien documentada desde el siglo XIII en obras como el Libro de Alexandre, en el de Las Siete Partidas, en el de La Gran Conquista de Ultramar) y almenar, y ambas figuran en los diccionarios desde las ediciones de Autoridades del siglo XVIII, con significados como "candelero" y, en el caso de almenara, también el de "torre", pero no torre de mezquita, que esas se solían llamar en al-Andalus صومعة ṣawmaˁa, sino "torre de señales (de fuego)". Estas eran unas torres que, dentro de un sistema de comunicaciones muy primitivo pero eficaz, se habían dado también en la antigua Persia y la antigua Roma, incluso en la Gran Muralla de la China. Un mensaje simple, que se pudiera reducir a un par mínimo sí/no, se convenía previamente (sí/no "ha muerto el rey", o "se ha ganado una batalla", o "zozobró la flotilla"), y luego de ocurrido el hecho se encendían los fuegos acordados y, como las torres almenaras estaban situadas siempre una a la vista de otra, al ver el fuego de una se encendía la siguiente, y así podía circular un mensaje debidamente codificado en una sola noche desde Alejandría hasta Ceuta. Las costas de España y de muchos otros países están sembradas de torres almenaras que, con el tiempo, perdieron su función primitiva y acabaron usándose meramente como torres de vigía.

Torre de Castilnovo - Foto cortesía de Joaqu1n

Esta es la Torre de Castilnovo, una torre almenara de Conil de la Frontera, en la provincia de Cádiz (España), desde donde se vigilaba en los últimos siglos la llegada del atún a las almadrabas. (Como curiosidad: lo que hay en primer término es una auténtica patera de inmigrantes abandonada; dentro había envolturas vacías de biodramina, botellas de agua de Sidi Harazem y ropa cambiada; y la matrícula está borrada con pintura azul).

- Gracias: Joaqu1n

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