Etimología de PARÉNQUIMA

PARÉNQUIMA

La palabra parénquima tiene varias acepciones:

Parénquima proviene del latín científico parenchyma, derivado a su vez del griego παρέγχυμα = parénchyma, 'líquido o fluido vertido al lado de o dentro de', formado por παρά = pará ('a lo largo de', 'al lado de', como en parásito, parasimpático, paratiroides, parataxia, y paramecio'); el prefijo ἐν = en- ('dentro', como en endoparásito y entomología); χυμός = chymós (líquido de origen biológico), o más bien έγχυμός = enchymós que significa algún "flujo vertido hacia el interior"; y el prefijo de acción o resultado -ma. Literalmente "algo que ha sido vaciado, vertido o instilado a un lado o dentro de algo", debido a que los antiguos creían que el tejido parenquimatoso se formaba por la instilación de sangre desde los vasos sanguíneos del órgano en cuestión; es decir, el parénquima hepático o pulmonar se formaría por sangre rezumada de las venas del hígado o los pulmones.

A chymós, (fluido, líquido biológico) los indoeuropeístas lo asocian con una antigua raíz *gheu-, 'verter, vaciar', que también originó, en inglés antiguo, geoton, 'derramar' y guttos (el actual gut) intestino; en latín, el verbo fundere, 'verter, derretir, derramar', de donde difundir, confundir, confusión, transfundir y refundir, de cuyo supino, fusum, surgieron fusión y fusible; el adjetivo futilis, 'algo que se deshace o se derrama', que nos dio fútil y futilidad.

Siguiendo a Francisco Cortés en Dicciomed, el término lo acuña Erasístrato en el s. III a.C., si bien posteriormente Galeno no acepta que el parénquima proceda de un vertido sanguíneo. En la traducción al latín de la obra de Oribasio de Pérgamo (s. IV) que se produce en el s. VI d.C. la palabra se introduce en latín con la forma parenchyma, y vuelve a ser reintroducida en el s. XIV en las traducciones de Galeno hechas por Nicolaus Rheginus. En 1546 pasó el vocablo al francés (parenchyme), primero para referirse al 'tejido esponjoso de ciertas vísceras', y en 1675, para designar 'tejidos esponjosos en plantas'. En 1626 se registra en español, aunque su auténtico significado actual lo adquiere en el s. XVIII.

De manera simultánea se hizo extensivo el término parénquima a la anatomía e histología vegetal, mencionándose posterirmente el parénquima clorofílico, p. de reserva o amiláceo, p. lagunar o esponjoso, etc. Pero en botánica sucedió algo interesante y curioso: utilizando el vocablo cheyn o encheyn, 'vaciar', 'vaciar dentro de', se le dio nombre a otros tejidos vegetales, por ejemplo esclerénquima, colénquima, prosénquima y aerénquima.

Como un dato adicional, podemos enlistar en orden cronológico algunos años del siglo XVII, en los que se documenta el término parénquima, y al tipo de estructura a la que hace referencia:

1651, en plantas; 1657, en el hígado; 1664, en los pulmones; 1665, en esponjas y medusas; 1671, en ciertas estructuras de plantas de frijol; 1682, al describir la estructura de la piel, etc.

Fuentes:

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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