La palabra "hombro" viene del latín humerus y este de una raíz indoeuropea (*om(e)so-) que dio ὠμός (omos = "hombro", en griego) y de ahí la palabra omóplato.
Al observar la gran diferencia entre las palabras "humerus" y "hombro", nos damos cuenta que "hombro" nos llegó por vía patrimonial. La misma palabra latina (humerus) nos dio "húmero" por vía culta. Las reglas de evolución fonética que vienen a este caso son:
Humerum - como siempre empezamos por el acusativo. El latín es una lengua flexiva que cambia por medio de desinencias. El acusativo designa el resultado de la acción verbal y es la forma más frecuente en los textos y hablar latino. En general, las palabras castellanas provienen del acusativo. Entonces, en vez de partir por el nominativo (humerus), empezamos por el acusativo humerum.
*Homerum - La u tónica breve inicial (humerum) pasa a o (*homerum), como en lupus -> lobo, pullus -> pollo y suffocare -> sofocar. El asterisco (*) indica que es una palabra reconstruida para este ejercicio.
*Homrum - La e postónica interior (*humerum) desaparece (*humrum) como en: pauperem -> pobre.
*Homro - La m final se pierde y a u breve atónica cambia en o (*homrum - *homro). Este mismo cambio lo podemos ver en: ferrum -> fierro, multum -> mucho y novum -> nuevo.
Hombro - Al grupo -mr- (*homro) le agregamos una bepentética (hombro), como lo hicimos en hambre, hembra y hombre.
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