Etimología de ENVIDIA

ENVIDIA

La palabra envidia viene del latín invidere, compuesta de "in" (poner sobre, ir hacia) y "videre" mirar. Envidia significa, pues, "poner la mirada sobre algo".

- Gracias: Carlos Márquez


La palabra envidia viene del latín invidia, que aparte de significar en latín clásico malquerencia, malevolencia, celos, hostilidad y todo los sinónimos que quieran, en origen significa lo que se denomina también "mal de ojo". En efecto es el nombre de acción, efecto o cualidad del verbo invidere, compuesto de in- (hacia el interior) y videre (ver), que originariamente quiere decir "meter la mirada dentro", "meter el ojo dentro", aojar, y después ya mirar con malos ojos, con hostilidad, estar celoso de. El mal de ojo es una creencia popular supersticiosa extendida por muchos pueblos, según la cual muchas personas tienen la capacidad de causar daño a otras sólo con mirarlas intensamente, y provocarles un encantamiento que puede degenerar en infortunios, suerte desgraciada, enfermedades, etc. Desde la antigüedad muchos pueblos han empleado objetos de carácter apotropaico o amuletos para conjurar o evitar el llamado "mal de ojo". Tenemos un bellísimo y conocido poema de Catulo (primera mitad del s. I a.C.), que expresa de hermosa manera la idea del carpe diem unos cincuenta años antes de que el propio Carpe diem fuera escrito por Horacio, y que emplea el verbo invidere con ese valor de causar un mal por aojamiento. En él habla a Lesbia, seudónimo que utiliza para nombrar a su amante Clodia, una mujer casada de la alta sociedad romana. Dice así:

Vivamus , mea Lesbia , atque amemus

rumoresque senum severiorum

omnes unius aestimemus assis.

Soles occidere et redire possunt:

nobis , cum semel occidit brevis lux,

nox est perpetua una dormienda.

Da mi basia mille, deinde centum ,

dein mille altera, dein secunda centum,

deinde usque altera mille, deinde centum,

dein, cum multa milia fecerimus,

conturbabimus illa, ne sciamus ,

aut nequis malus invidere possit ,

cum tantum sciat esse basiorum.

TRADUCCIÓN:

Vivamos, Lesbia mía, y hagamos el amor,

Y valoremos en un solo as

todas las murmuraciones de los viejos demasiado severos,

El sol puede caer y regresar,

nosotros, cuando de una vez por todas cae nuestra breve luz,

hemos de dormir una noche perpetua.

Dame mil besos, luego cien,

luego otros mil, luego cien por segunda vez,

luego hasta otros mil, luego cien…

Luego, cuando hayamos juntado muchos millares,

revolveremos la cifra, para no saberla,

o para que ningún envidioso pueda echarnos mal de ojo,

cuando sepa que existen tantos besos.

Merece la pena comentar la expresión "estimar o valorar en un solo as": el as es moneda de ínfimo valor en el sistema monetario romano y esta expresión es el equivalente latino de nuestras expresiones "importar un comino", "importar un bledo", etc. En la estrofa final hay una clara alusión global a creencias populares de carácter supersticioso. Además de la alusión al mal de ojo, está la idea de revolver o desordenar la cifra de los besos, para no saberla. Según una creencia popular es de mal agüero contar y recontar como el avaro los dineros o bienes que uno tiene, de los que no hay que saber nunca la cifra exacta.

- Gracias: Helena

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