Etimología de SOLÍFUGO

SOLÍFUGO

Un solífugo es un artrópodo que pertenece a la clase de los arácnidos (Arachnida) y al orden Solifùgae, con alrededor de 1000 especies vivientes reconocidas y distribuidas en todo el mundo, en regiones cálidas y tropicales, pero sobre todo en lugares áridos y semiáridos. Se trata de animales depredadores, de colores opacos, más o menos peludos, con un tamaño que oscila entre los 3 y 4 centímetros, y que, como todos los arácnidos, tienen cuatro pares de patas, con pedipalpos elongados o algo cortos y grandes quelíceros, que les confieren una apariencia feral. Pueden producir mordeuras molestas, pero, a excepción de alguna especie asiática, no llevan glándulas venenosas. La mayoría son nocturos, y los de hábitos diurnos corren rápidamente de una sombra a otra, como huyendo de la luz solar, de donde proviene su nombre, como enseguida lo explicaremos.

El término solífugo proviene del latín solifugus, que significa "que huye o evita la luz del sol", palabra compuesta de los términos latinos: sōl (sol), y fugere (huir, alejarse), por la tendencia de estos animales a evitar la luz solar. Propiamente el vocablo en latín se empleaba en femenino solifuga y ya se refería a un arácnido. El geógrafo romano Solino (siglo III d.C.), así como Isidoro de Sevilla (560-636 d.C.) empleaban el nombre solifuga para referirse a cierta tarántula que huía del sol, probablemente perteneciente a este orden.

Al vocablo latino sōl se le relaciona con la raíz indoeuropea *sawel- (sol), que también se vincula a soltstitium (cuando el sol se detiene), en latín, de donde surge el término 'solsticio'; sunne, en inglés antiguo, que dio origen a sun (sol) y sunday (domingo), en inglés actual; sauil en gótico; hēlios (sol), en griego, de donde heliocentrismo, heliotropismo, el elemento químico Helio, perihelio, afelio, etc. También de sōl provienen las palabras solar, tornasol, asolear e insolación.

La voz latina fugere (huir), dio huir, del mismo modo como facere se convirtió en 'hacer' y fervere en 'hervir'; cambios que se dieron tras la generación de la lengua romance castellana. El verbo fugere, que se asocia la raíz indoeuropea *bheug- (huir), también derivan fuga, fugitivo, centrífugo y centrífuga.

Al zoólogo, entomólogo y aracnólogo sueco Carl Jakob Sundevall (1801-1875) le debemos el nombre del orden al que pertenecen los solífugos (Solifùgae), que no es más que el plural de solifugus, es decir, el "grupo de arácnidos que huyen de la luz solar". Dicho término apareció en 1833, en la página 11 de su escrito en Conspectus Arachnidem, donde además menciona que el escritor romano Plinio los llamaba 'Solpuga'.

Fuentes:

  1. Borror J. Donald, Dwight M. De Long, Charles A. Triplehorn. 1981. An Introduction to the Study of Insects. Fifth Edition. USA.
  2. Julievich Nikita Kluge. 2011. Nomina Circumscribentia Insectorum on line.
  3. New College Edition The American Heritage Dictionary of the English Language. 1979. USA.

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rdgz.

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