Etimología de MARTÍN

MARTÍN

La palabra martín, aparte de ser un nombre propio si se escribe con mayúscula (Martín), designa a un tipo de ave zancuda, tanto al llamado también martinete (ave zancuda pequeña cuyo nombre científico es Nycticorax nycticorax) como al martín pescador (vistosa ave pequeña de largo pico, común en ríos y lagos, cuyo nombre científico es Alcedo atthis). En el primer caso, este tipo de pájaro en latín se llamaba ardea (garza), que con una alteración inicial debida a la etimología popular y la analogía, ha dado lugar a nuestra voz garza, y de hecho Linneo bautizó a la especie como Ardea nycticorax (del latín nycticorax, "cuervo nocturno", por los hábitos nocturnos de esta especie y sus graznidos semejantes a los de un cuervo), aunque después se cambió a Nycticorax nycticorax, separándolo de la familia de las Ardeidas. En el segundo caso, en latín el martín pescador se llamaba alcedo, alcedĭnis, voz atestiguada desde Plauto (s. III-II a.C.) y que forma parte de su nombre científico.

El nombre de ambas aves de "martín" se lo da pues la lengua romance y un ambiente plenamente cristiano, pues se debe a que ambas aves migratorias, inician su migración aproximadamente el día de san Martín, que en el santoral cristiano siempre fue el 11 de noviembre, de manera que el nombre común se deriva del nombre propio. El más antiguo de los diversos santos llamados Martín fue san Martín de Tours, cuyo nombre era en realidad Martinus Turonensis, un personaje del s. IV d.C. que llegó a ser obispo de la ciudad de Tours y que antes, según la leyenda, siendo oficial de la guardia imperial romana, partió su capa para darle la mitad a un pobre mendigo que tiritaba de frío, por lo cual esa noche se le apareció Jesucristo y Martinus se convirtió al cristianismo. Martinus es un cognomen latino testimoniado en diversos personajes romano-tardíos, entre otros un general de Justiniano. La forma femenina Martina ya se testimonia en Tácito (s. I-II d.C.). Igual que Martius, Martialis y Martianus se trata de un adjetivo derivado (en este caso en -inus), de Mars, Martis, el viejo dios indigeta romano y latino, de antiquísimo culto, primero dios de la renovación vegetal y luego también de la guerra, después identificado con el Ares griego (dios griego de la guerra) pero que entre los romanos tiene muchas más funciones que Ares y un culto mucho más antiguo. Es un dios tan ancestral que de su nombre derivan algunos de los praenomina romanos más antiguos como Marcus de *Martĭcos, o Mamercus, de la forma reduplicada *Mamertĭcus, y de ahí Mamertinus. De Marcus luego se derivan Marcius y Marcia, Marcellus y Marcella, Marcellinus y Marcellina. Así que el nombre del dios romano ha dado lugar a una buena cantidad de nombres propios nuestros, como Martín, Marcial, Marciano, Marco, Marcelo, Marcelino, y sus correspondientes formas femeninas.

El dios Mars, en latín arcaico era llamado también Mavors. Formas arcaicas como Marmar Y Marmor podrían ser oscas. Se puede reconstruir una forma itálica común para el nombre de este dios, que sería *māwarts, que explicaría, tanto por caída de la wau intervocálica y contracción la forma Mārs, como la arcaica Mavors. Fuera del grupo de las lenguas itálicas no hay paralelos para el nombre de este dios.

- Gracias: Helena

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