Etimología de SIRIO

SIRIO

La palabra Sirio (estrella alfa del Canis Maior, constelación también llamada Canicula) viene del griego Σείριος (Seirios = la ardiente). Lleva este nombre pues su orto se produce en verano.


En realidad parece que es un poco a la inversa. La palabra Σείριος en griego parece que en principio es tanto el nombre propio de esta estrella en griego como un nombre o epíteto referido al sol, al que desde Homero se le llama también ἀστήρ Σείριος ("el astro Sirio"), con un vocablo que seguramente es un viejo término importado y no griego, que para algunos autores tendría relación etimológica con la palabra Σείρήν ("Seirén", sirena). Como el nombre estaba relacionado con astros vinculados al calor, a partir de ese nombre para los griegos σείριος empezará a significar "ardiente" y lo emplearán como adjetivo. Pero no es que le pusieran el nombre Σείριος porque este vocablo significara previamente "ardiente". Ver al respecto la entrada Σείριος en Chantraine.

Es interesante notar que esta estrella, la estrella alfa de la constelación del Can Mayor, de muy diversos nombres según las culturas, tuvo gran papel en la astronomía y en la medición del tiempo. Parece ser que esta es la estrella que los antiguos egipcios llamaron Sotis, y que observaron en su orto helíaco, producido después de mediados de julio, para calcular su año solar, que por eso recibe el nombre de año Sotíaco. En efecto, el orto helíaco de Sirio, momento en que la estrella se hace visible por primera vez en el año sobre el horizonte poco antes de la salida del sol, que al salir la nubla enseguida, suponía para los antiguos egipcios la conjunción de Sotis y el sol y coincidía con el inicio de la inundación anual. Por ello lo tomaron como el inicio del nuevo año. Dividieron así su año en 12 meses iguales de 30 días, adicionando cinco días de celebración de festivales religiosos, con lo que midieron siempre un año de 365 días. En efecto este era el tiempo aproximado que mediaba entre un orto helíaco de Sirio y el siguiente, sin que apreciaran un ligero retraso en este orto.

Tuvo que crearse la importante escuela de ciencia y saber de Alejandría para que esta medición, inexacta, se intentara corregir. Quizá porque los griegos tenían la costumbre de medir el tiempo en Olimpíadas, parece que son los sabios helenísticos los que observaron, sobre el saber egipcio, que si observaban un orto de Sirio y lo comparaban con el orto de Sirio después de cuatro años, este orto se les corría un día más, por lo que la conclusión era que el año en realidad tenía 365 días y un cuarto de día, y convenía intercalar un día más cada cuatro años para una medición exacta. Esto es lo que se conoce como la reforma de Canopo, que intentó implantar en Egipto en el s. III a.C. el monarca helenístico Ptolomeo III Evergetes, sin que se pusiera en práctica probablemente por la oposición de los sacerdotes egipcios a cambiar la tradición. Pero sin duda este conocimiento lo guardó la escuela de Alejandría.

Este conocimiento se aplicó por primera vez en el Calendario romano de Julio César aplicado el año 46 a.C. y que es nuestro calendario. En efecto Julio César llamó a Sosígenes, un eminente astrónomo de Alejandría para que reformara el calendario romano tradicional, de doce meses con sus nombres como hoy, pero que no lograba ajustarse bien al ciclo del año solar porque su base primitiva era lunar, a esa duración exacta. Sosígenes determinó cuantos días debían tener los meses y la introducción de un día más en Febrero cada cuatro años, creando así los años bisiestos.

Y este es el calendario del que nos servimos hasta hoy. Sobre él se produjo únicamente una pequeña corrección en 1582 conocida como reforma Gregoriana, y que en esencia consistió en que unos astrónomos observaron que en la secular aplicación del calendario juliano este se había adelantado unos pocos días (10) al ciclo natural del año y al equinoccio de primavera, pudiendo determinar con esta larga observación y medios más avanzados, que el cálculo antiguo antiguo del año de 365 días y un cuarto de día (6 horas), no era milimétricamente exacto y establecieron que el año trópico natural era exactamente de 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, lo cual provocaba un corrimiento que al cabo de muchos siglos se notaba. Retrasaron así el calendario 10 días y establecieron un cómputo más exacto ya a larga medido por exactos medios mecánicos.

- Gracias: Helena

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