Etimología de BAPTISTERIO

BAPTISTERIO o BAUTISTERIO

La palabra baptisterio procede del latín baptisterium (piscina, lugar de baño o inmersión) utilizada con ese simple valor y sin ningún significado religioso por Plinio en el s. I d.C. Pero la palabra había sido tomada del griego βαπτιστήριον, con el mismo significado, relacionada con el verbo βαπτίζειν (sumergirse) y con el adjetivo βάπτης (bañista, especialmente el que se sumerge en el agua para limpiarse o purificarse), y formada con un sufijo griego -terion que indica colectivos y lugares para realizar la acción de la raíz verbal. Es con el desarrollo y llegada al poder del cristianismo en el s. IV d. C. cuando baptisterium va a designar un edificio religioso cristiano distinto de las iglesias o templos, destinado al baño ritual llamado bautismo (=inmersión, baño) que los cristianos consideraron ritual de ingreso a la comunidad y que antes practicaban a veces en pozas, fuentes y arroyos. El baptisterio era un edificio de planta circular o poligonal cubierto por una cúpula, en cuyo centro interior en principio había una piscina o gran tina con escaleras de descenso para la inmersión, del que tenemos bastantes ejemplos arquitectónicos antiguos. Sólo a partir del s. VIII d.C. empezaron a construirse algunos baptisterios como capillas especiales dentro de un templo o iglesia, si bien en muchos lugares se mantuvo la tradición de construir el baptisterio como edificio separado y distinto de la iglesia o templo.

Hay que tener en cuenta que el primitivo ritual cristiano del bautismo sólo se practicaba a adultos que habían pasado ya su fase de catecumenado (o aprendizaje de las enseñanzas y postulados de fe cristianos), se hacía sólo en días señalados y en grandes grupos e implicaba una inmersión ritual de todo el cuerpo en agua, lo que exigía un edificio espacioso para bastante gente y una piscina de inmersión. Muchas religiones mistéricas anteriores al cristianismo practicaban rituales iniciáticos de ablución con agua o distintos líquidos, pero en concreto los cristianos heredaron esta práctica de distintas sectas judías, en especial los esenios (secta judaico surgida en el s. II a.C.) y probablemente también de los mandeos (una rama religiosa nóstica de la época, distinta del judaísmo, con creencias sincréticas y ciertos principios mazdeístas, que practicaba regularmente el bautismo tanto en piscinas de agua corriente como en arroyos y corrientes naturales). De hecho, según los estudiosos, Juan el Bautista que predicó antes de Jesucristo, y a quien los evangelios remontan el ritual del bautismo, pudo ser un esenio o un mandeo, puesto que además para los mandeos (que aún perviven hoy como ínfima minoría religiosa), es su principal profeta o mesías.

Pero con el tiempo este ritual primitivo fue sustituido por otro, que no era más que una tradición de los romanos: la lustratio o ablución de purificación que los romanos practicaban con los recién nacidos a los 8 ó 9 días de nacer, imponiéndoles también el nombre en ese acto. Esta tradición se cristianizó y sustituyó al verdadero bautismo de adultos, considerándose ya el rito iniciático por el que un recién nacido se vinculaba a la comunidad cristiana sin consentimiento por su parte ni aprendizaje previo. Fue entonces (también alrededor del s.VIII) cuando las piscinas bautismales empezaron a ser sustituidas por pilas menores, en forma de pequeña tina elevada o fuentecilla circular que contenía agua con la que se regaba principalmente la cabeza del bautizado.

Mosaico de la cúpula del baptisterio arriano de Rávena en Italia (fines del S. V d.C.). - Foto cortesía de Helena

Mosaico de la cúpula del baptisterio arriano de Rávena en Italia (fines del s. V d.C.). Representa el bautismo de Cristo en que destaca el desnudo integral de este y su representación imberbe según la iconografía romana paleocristiana. Junto a Cristo y Juan el Bautista aparece el dios fluvial del río Jordán, según la tradición romana, con sus cuernecitos de fertilidad transformados en pinzas de cangrejo (lo cual era habitual en mosaicos romanos que representan dioses marinos y fluviales) y derramando el agua de un odre. Es pues una mezcla de tradiciones romana y cristiana. Alrededor de la escena se representa a los apóstoles.

Mosaico de la cúpula del baptisterio ortodoxo de Rávena (s. V d. C.). - Foto cortesía de Helena.

Mosaico de la cúpula del baptisterio ortodoxo de Rávena (s. V d. C.). La diferencia con el anterior es la representación de Cristo barbado, según la tradición oriental sirio-copta.

- Gracias: Helena


Siguiendo los comentarios de Helena en la entrada de cauterio, puedo añadir que:

La palabra griega βαπτιστήριον no lleva ningún sufijo -τήριον equivalente al de dicasterio, monasterio o cementerio y que signifique colectivo o lugar. La terminación en -τήριον es sólo una casualidad por combinación. Se deriva con un sufijo -ion (-ιον), propio de resultados e instrumentos, a partir del vocablo βαπτιστήρ (baptister = el que sumerge).

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