Etimología de BANCARROTA

BANCARROTA

Lo único que sabemos de la palabra bancarrota es que nos llega del italiano florentino, donde la actividad bancaria medieval fue enorme. El negocio de la banca se llama así a partir del germánico bank (banco o mesa) porque los primitivos cambistas empleaban una mesa de cambio para hacer sus transacciones. Bancarrota en origen designa a la quiebra de un negocio bancario, pero no sabemos si simplemente es una quiebra en sentido figurado, o había necesariamente una "rotura" física de las bancas, pues parece que no hay constancia de nada. La imaginación popular crea etimología popular, y aquí verán que cada cual inventa su versión (según unos rompían las bancas las autoridades si quebraban, según otros los cristianos rompían las bancas "a los semitas", que no sabemos muy bien quiénes son, según otros, ¡hasta les pasaba una rueda por encima!, según alguien que no sabe lo que es la etimología el griego "trápeza", mesa y el germánico bank comparten "etimología"...). Aquí tienen cuentos inventados que circulan por ahí para todos los gustos.

- Gracias: Helena


La palabra germánica bank se vincula a una raíz indoeuropea *bheg- (romper)


Leyendas urbanas y otras versiones.

La palabra bancarrota nos llega del italiano. En la antigua Italia, los banqueros y prestamistas se sentaban en sus bancas para realizar sus transacciones. Cuando Quebraban las autoridades les rompían la banca, o sea quedaban en banca rota. Obviamente, los términos banca y banquero también tienen el mismo origen.

- Gracias: José Feldmann


La palabra banco viene del germánico bank y se refería a sillas sin respaldo como los que tienen en las plazas. Los primeros banqueros funcionaban en Florencia en el medioevo y estos personajes se sentaban en un banco de plaza. "Rota" viene del antiguo italiano que deriva de rotare, como que se pase una rueda por arriba y lo rompa.

- Gracias: Turi


La palabra "bancarrota" es una aproximación de lo dicho en las definiciones precedentes. En la edad media, los "banqueros" se acercaban a las plazas principales de las ciudades y se sentaban en su banca a otorgar préstamos a quienes lo necesitaran. Operaban hasta haber concedido todos sus fondos disponibles. Una vez agotados estos, los mismos banqueros "rompían" la banca, como señal para que aquel que viniera a solicitar fondos, encontrara la "bancarrota" y así a notificar de que no había más fondos para prestar.

- Gracias: Pablo


Los mencionados bancos tenían grabado las cotizaciones de las distintas monedas con las que comercializaban en Roma ya que estos "banqueros" no prestaban dinero sino que eran una especie de casa de cambio, pero en aquella época pocos sabían hacer operaciones aritméticas mucho menos con los números romanos que no se prestan a ello, pero gráficamente veían en el banco que cambio les darían por su moneda, ahora bien la "bancarrota" no era porque quebraran propiamente dicho sino porque si abusaban la autoridad les quebraba el banco y ya no podian operar. De hecho Europa toma los números Arabigos que se deberían de llamar Hindúes por que se originan en India, para fomentar los prestamos ya que se calculaban más exactamente los intereses que se cobraba.

- Gracias: roncho


Esta palabra proviene del medioevo español entre los años 1350 y 1400, cuando los cristianos rompían los bancos donde se instalaban los semitas para realizar sus operaciones de cambio.

- Gracias: iugetsarev


Sin duda, varias de las definiciones ofrecidas están en lo correcto. Sin embargo, el término se remonta a los tiempos en que el del imperio Romano reemplazó al Griego en la escena del mundo. Efectivamente, había quienes se colocaban a la entrada de las ciudades grandes y cobraban por guardar y proteger los valores y dineros de viajeros visitantes que buscaban protección de los ladronzuelos comunes en las ciudades de todas las épocas. Estos prestadores de servicios eran los ancestros de los banqueros y se instalaban en bancas (gr. Trapazas). Lo uno llevó a lo otro y los "trapaceros" (banqueros) empezaron a prestar el dinero que tenían a su cuidado a cambio de una comisión o interés. A veces las cosas no iban bien y los préstamos no les eran pagados a tiempo, los dueños legítimos de los fondos reclamaban lo que habían depositado con el banquero y... el banquero era expulsado del gremio rompiéndosele la banca en señal de haber caido en desgracia.

La práctica de romper los mostradores (o bancos), cayó en desuso a partir de que la iglesia Católica propagó la práctica del encubrimiento por medio de 'santificar' prácticas detestables, contubernios y demás errores de sus jerarcas o favoritos de los mismos. El latín primero y después el Italiano, fueron zonas de alivio y protección para enterrar en el olvido cosas que denunciaran la apostasía craza y final en que a partir del sincretismo orquestado por el emperador Constantino cayó el cristianismo primitivo. (III d.C.) Así, "bancarrota" llegó a ser una 'expresión figurada' para el banco que 'sufre un revés económico' y no la acción expedita de preservar la dignidad y reputación de un gremio cuyo principal capital es la confianza.

La Biblia, (griego Koiné) usa la palabra trápeza para banco aludiendo a los mostradores (lit. mesas) de los comerciantes en divisas que Jesús desalojó del templo. (Mateo 21:12; Marcos 21:12) Si bien a estos se alude como kollybistḗs (cambistas), cuando la Biblia menciona a los banqueros en el sentido de préstamos y depósitos a interés (Mateo 25:27; Lucas 19:23) usa trapezéites (banquero).

A propósito, "trapacero" llegó a ser sinónimo de defraudador y trapaza de engaño. Primero entre los juglares que hacían piruetas trucadas para divertir a la gente y eventualmente entre los trapecistas que aparentan arriesgar su vida pero que toman medidas sutiles de protección para aparentar lo que no son. Hoy, trapecista (como en los circos), trapacero, trapaza y banquero comparten la misma etimología, tanto así que en algunos lugares se dice "echar maromas" cuando se hacen movimientos bancarios para hacer negocio con dinero que solo existe en papel. ¿Intereseante?

- Gracias: MTopete


Deberían algunos decirnos de dónde sacan tamañas "originalidades". Para unos las autoridades italianas rompían las bancas, para otros los propios cambistas, para otros pasaban los carros y sus ruedas. En fin, todo perfectamente diseñado para marear al pobre lector que busque una información fiable en estas páginas. Lo primero que hay que decir es que la asunción de la palabra germánica bank es en efecto medieval, y que esta palabra designa o bien a una superficie con bases para sentarse o bien a una simple mesa: se aplicó entonces a las mesas de los cambistas, no a las banquetas para sentarse. Ningún cambista rompía su mesa ni nadie se la rompía. Simplemente, la palabra adoptada en italiano con la forma banca, pasó enseguida de designar a la mesa del cambista o prestamista, a designar a su propia actividad o negocio, la banca. A partir de ello bancarrota sólo significa "banca quebrada", negocio bancario truncado por quiebra, y no hace alusión alguna, que sepamos, a ninguna rotura física de bancas o bancos.

En segundo lugar, los banqueros, prestamistas o cambistas no nacen en la Florencia del medioevo. Esta actividad, y sus mesas de cambio, y sus prestamos a interés se documenta en la antigua Grecia y en la antigua Roma desde tiempos antiquísimos, sólo que recibían otros nombres, e incluso hacían en Roma inversiones financieras. Por poner sólo un ejemplo, aparte de los prestadores a interés y cambistas de moneda, en la antigua Roma estaban los publicanos, banqueros especiales que incluso tenían trato con el Estado. Muchas veces funcionaban adelantando a la Hacienda pública el dinero de los impuestos de un año de los ciudadanos de un territorio. Por ese adelanto global el Estado les cobraba un porcentaje de menos del montante global. Luego los publicanos se encargaban de la recaudación directa del tributo aplicando el porcentaje oficial, y en esa diferencia estaba su negocio. Esto, extensamente documentado, tiene incluso un ejemplo en los evangelios: resulta que el apóstol Mateo, el que fue después evangelista, era publicano de profesión.

No hace falta para nada tener un sistema de numeración indo-árabe para calcular perfectamente porcentajes de interés. Con un sistema como el de la numeración romana, que carece de notación del cero, se puede hacer perfectamente. La ausencia del cero es un problema grave para otras operaciones, pero no para esa que puede hacerse de muchos modos.

- Gracias: Helena


La controversia sobre el hecho de que alguien quebraba o no la mesa o banca donde algún 'banquero' realizaba sus negocios, cuenta con fuentes que la confirman como este diccionario etimológico italiano y otras fuentes escritas que he consultado, en las que se afirma que en Venecia se rompía el mostrador de los que caían en incumplimiento o bancarotta, palabra italiana (que al francés medieval pasó como banqueroute o bankeroute, o como se decía, banque routier, faire banqueroute, 'hacer que se anulen, que se quebranten o se falte a los compromisos pactados) de donde nos llega este vocablo. Durante el Medievo se llamaba en latín rumpentes et falliti (quiebra, engaño y faltar a su promesa).

Tal y como dice la cita de 1334 en latín: "creditorum fraulator aut decotor, qui dissolvit argentarium (era la mesa de los banqueros romanos) et foro cedit" (que se refería algo así como al 'tramposo ante sus acreedores que ha quebrantado o arruinado sus rendimientos en el mercado'), mencionada por el francés Du Cange (1610-1688). Porque siempre que alguien caía en bancarrota era sospechoso de fraudulento o tramposo.

Sin embargo, en todas las intervenciones anteriores se afirma que banco o banca procede del germano bank, pero se omite cualquier mención sobre el componente rota, con el significado de rotura, hundimiento, y en este caso, 'quiebra', 'insolvencia', 'arruinado', 'derrotado', fracasado' 'imposibilidad de cumplir un compromiso', que proviene del adjetivo latino rupta, el femenino de ruptus (roto, quebrado, destrozado, incumplido), el participio pasado del verbo rumpo, rumpere, que significa quebrar, romper, partir, desgarrar, pero también interrumpir, deshacer, anular, faltar o no respetar un compromiso, como en la expresión latina rumpere novissima verba (Ovidio) o 'interrumpir las últimas palabras'.

Entonces una bancarrota en aquellos tiempos puede que haya sido capaz de provocar el enojo y la furia suficiente como para que alguien destrozara (rumpo, ere) el banco, la banca o la mesa donde se hacían los negocios, o simplemente el término llevaba solo la idea de incumplimiento, anulación, ruina o interrupción (rumpo ere), puesto que este verbo lleva ambos significados.

Fuente:

Le Petit Larousse Illustré. 2012. p. 104. París. Consulta del 24 de septiembre de 2018.

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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