Etimología de BENCINA

BENCINA

Esta palabra es posible que hoy nos huela a petróleo, pero tiene una historia larga que remite a los mercados medievales de perfumes orientales, y tiene parentesco en el Líbano y en Java.

Empezando por lo más antiguo, había una raíz semítica {LBN} que indicaba la idea de lo "blanco". De esa raíz salieron palabras como לָבָן lābān "blanco" (su femenino לְבָנָה ləbānāh "blanca" significaba también "luna"), en hebreo bíblico, y derivado de esta raíz hubo un verbo en hebreo הִלְבִּין hilbīn "blanquear, ponerse blanco". También se llamó en hebreo לִבְנָה libnāh al "álamo blanco".

En árabe la palabra más conocida de esta raíz es el clásico لَبَن laban "leche" que en algunas regiones ha significado luego "leche agria" y en otras "yogur", pero que mantiene en cualquier caso la relación con la idea de lo blanco.

De la misma raíz viene en varias lenguas semíticas el nombre de las cordilleras del Próximo Oriente llamadas Líbano, que en hebreo bíblico se escribía לְבָנוֹן lebānōn y en árabe لُبْنان lubnān. El motivo de esta denominación es el aspecto imponente que tiene el monte Líbano durante todos los meses de invierno, blanco, brillante de nieve que refulge desde cientos de kilómetros y es visible desde Damasco y más al este.

Relacionado igualmente con la idea de lo blanco, está el hebreo לְבוֹנָה, lebōnāh "incienso", porque eran unas lágrimas blancas que se traían del Yemen, era la resina seca de Boswellia sacra Flueck. [= Boswellia carteri Birdw.], el "árbol del incienso", que en arameo del Nuevo Testamento se decía ܠܒܽܘܢܬܳܐ lbūntō y en árabe لُبان lubān, ambas también "incienso". El griego λίβανος "incienso" es un préstamo de esta palabra semítica, probablemente tomado a través del fenicio lebōnat, pero en arameo siriaco moderno la palabra, en otro caso de devolución, ha adoptado la forma griega, ܠܺܝܒܰܐܢܳܘܢ lībānōn. Hay otras palabras de este mismo origen en lenguas europeas que vienen del latin medieval olibanum (introducido en torno al s. X-XI, según Du Cange en 1033); hay quien ha querido ver en ella de nuevo el griego λίβανος con aglutinación del artículo determinado griego ὁ, que habría dado un previo *ολίβανος, otros con más fantasía han forjado una etimología popular trayéndolo de ol(eum) Libani "aceite del Líbano", pero hoy la mayoría no ve más que una alteración del artículo árabe, aglutinado también, al uso de la Península Ibérica, que ha sufrido el conocido proceso de vocalización o conversión de la consonante l en la vocal u y la posterior reducción en o del diptongo au (que se da en altariu → autariu → otero, o en alberginia → auberginia) y de al-luban se ha pasado a *auluban y de ahí a oliban; el caso es que de olibanum han salido palabras de lenguas de Europa como el español olíbano, "incienso aromático", francés oliban "incienso", italiano olibano, catalán olibani u olibano, portugués olíbano, inglés olibanum, etc.

Pero es de la palabra árabe لُبان lubān "incienso" de donde viene la bencina a través de una nueva especie de incienso, que no era el yemení sacado de burseráceas del género Boswellia, sino el procedente de las islas de las especias que se incorporan en la Edad Media a los circuitos comerciales del Mediterráneo. La especie Styrax benzoin Dryand., de la familia estiracácea, es un árbol de los bosques de las islas de Sumatra, Java y Borneo, en Indonesia, y el comercio de su resina irrumpió en Occidente con gran fuerza de la mano de los comerciantes de especias. Venía con el nombre árabe de لُبان جاويّ lubān ǧāwī que significabaلُبان lubān, ya hemos visto, "incienso", y جاويّ ǧāwī "javanés", de la isla de Java (جاوه Ǧāwah). Así pues, este nuevo aroma traído de Oriente, el لُبان جاويّ lubān ǧāwī o "incienso de Java", se conoció en los romances del mediterráneo occidental con adaptaciones procedentes de la pronunciación del árabe andalusí, lubán ž(a)wí. Una primera adaptación como *lobenjuí sufrió la deglutinación de un supuesto artículo lo- que, en principio, lo mismo podría ser catalán que occitano o italiano pero vamos a aceptar que sea catalán para darle un alegrón a Coromines, que lo postulaba, y además porque la palabra quedó como benjuí en catalán y en italiano, sin embargo, toma la forma benzoino con variantes antiguas belgioino, belgiuino, belzoino, belzuino.

Del catalán benjuí sale el español benjuí, que tiene una variante menjuí. Ahora bien, esa terminación del catalán tiene dos orígenes distintos, uno es como el español -í, que viene del árabe ـيّ y forma patronímicos, pero el otro es propio del catalán y viene de su fondo latino porque procede de la pérdida de nasalización del sufijo -in(um). El caso es que en catalán se mezclan ambos sufijos y se pasa del uno al otro sin darse cuenta, y esto ha influido en el español, donde, en paralelo a ceutí, marroquí o marbellí decimos alcalaíno, granadino, alicantino y mallorquín por influencia catalana. Este es el motivo de que los arabismos que tienen la terminación para formar el adjetivo de relación se hayan adaptado siempre al latín adoptando la forma del sufijo latino -inus, también para adjetivos similares. De esta manera se formó benzoinus, lo que pasó entonces fue que, al tener una terminación de adjetivo en latín, se vieron en la necesidad de inventarle un sustantivo al que benzoinus pudiera hacer referencia, y este es benzoe. Así resulta que en latín medieval el arabismo catalán se convierte en benzoe "benjuí" y el original benzoinus ya significa "perteneciente o relativo al benjuí", y las lenguas de la zona que lo van tomando suelen reflejar la terminación con -n , como el inglés benzoin, incluso aunque no la hayan sacado del latín, como es el caso del francés benjoin y sus variantes antiguas benjuyn y bengin.

El latín benzoe se introdujo en el léxico de la ciencia y, a medida que se iban haciendo descubrimientos en química orgánica, siguiendo la costumbre de la terminología científica se formó una raíz benz- a la que se le fueron añadiendo sufijos que iban expresando las variaciones y las distintas combinaciones. Suelen ser comunes a todas las lenguas, pero en español, por cuestiones ortográficas, cambiamos algunas veces la consonante c por la z cuando el sufijo añadido empieza por e o por i. Así es como han aparecido palabras como benceno (en francés benzène), un hidrocarburo aromático de fórmula C6H6, que se llamó así por su olor a benjuí, o benzaldehido (C6H5CHO), un anillo de benceno con un sustituyente aldehido, o benzoico nombre del ácido que se sacaba del benjuí, y de aquí es de donde sale la palabra por la que empezamos, la bencina o benzina (variante menos usada), que es el "éter de petróleo", un derivado ligero del petróleo, por lo que alguna gente usa la palabra como sinónimo de gasolina.

Y este es el final del trayecto, un viaje desde algo tan aromático como el incienso hasta algo tan apestoso como la gasolina (aunque haya a quien le gusta su olor, que hay gente pa tó, doy fe).

- Gracias: Joaqu1n

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