Etimología de PERDIZ

PERDIZ

La palabra perdiz viene del latín "Perdix". Perdix era la hermana de Dédalo y la madre de Talo en la mitología Griega (Mito de Dédalo e Ícaro). Dédalo era un arquitecto muy respetado en Atenas. Su sobrino Talo, de 12 años, era su discípulo. Dédalo estaba celoso por el talento y genio de su sobrino. Temiendo perder los favores de su rey y ser desplazado, llevó a Talo con engaños a un acantilado desde donde lo empujó para matarlo. Pero la diosa Pala salvó la vida de Talo, transformándolo en ave mientras caía. Esa ave pasó llamarse "Perdix", en honor a su madre. Por eso es que la perdiz siempre vuela bajo, por temor a las alturas.

- Gracias: Cesar Wetzel


Como puede comprenderse fácilmente la palabra perdiz viene del latín perdix, perdicis, siendo este vocablo un préstamo, atestiguado desde Varrón, del griego πέρδιξ, πέρδικος ("pérdix, pérdikos"), que simplemente es el viejo nombre del ave en griego . Es absolutamente falso que su nombre proceda de ningún personaje mitológico, sino todo lo contrario. La fecunda imaginación mítica del pueblo griego personifica las realidades naturales en personajes fabulosos que explicaban sus rasgos. Y así inventó no uno, sino al menos tres personajes vinculados a la perdiz, todos los cuales sufrían de acrofobia, lo cual explica poéticamente el vuelo bajo de la perdiz. Perdiz era en efecto la hermana de Dédalo y Perdiz el nombre que recibió su hijo Talo, como nos testimonian Foco, Ateneo, Apolodoro, Higino, Servio, Virgilio, Diodoro Sículo y Sófocles. Pero también es el nombre de una joven ateniense acrofóbica metamorfoseada en ave por Atenea-Minerva, según nos trasmite el romano Ovidio en sus Metamorfosis. Y es que en cada rincón debían de tener su versión legendaria para la perdiz. Todos estos personajes recibieron su nombre del nombre del ave, y no a la inversa.

La palabra πέρδιξ tiene un oscuro origen dentro del griego. Dotado de un sufijo -ix frecuente en nombres de animales, especialmente aves, se ha pensado que su raíz podría ser onomatopéyica, más que del grito del pájaro, del ruido de su característico vuelo.

- Gracias: Helena


Según Pokorny y Watkins la palabra griega πέρδιξ (perdix) estaría relacionada con el verbo πέρδομαι (perdomai = tirarse un pedo), por el sonido que emite este pájaro. Se relaciona con una raíz indoeuropea *perd-, comparada con *pezd-.

Laberinto: Siguiendo con el mito, pues es muy interesante. Después del frustrado intento de asesinato, Dédalo es exiliado a Creta, la cual es regida por el rey Minos. El rey Minos ordena a Dédalo a construir un laberinto donde encerrar al monstruo Minotauro (medio hombre y medio toro). El laberinto fue diseñado de manera que cualquier persona que entrara no pudiera salir. Minotauro fue encerrado allí, pero exigía devorar carne humana. Cada nueve años, el rey Minos mandaba a siete muchachos y siete muchachas vírgenes de sacrificio para Minotauro. Teseo (príncipe de Atenas) decide matar a Minotauro. Teseo toma un ovillo de lana que le da Ariadna, y lo va desenredando por mientras se introduce al laberinto. Allí mata al Minotauro y regresa retrocediendo sus pasos siguiendo el hilo que había desenredado al entrar.

Es interesante notar que los griegos tomaron la palabra laberinto de "Lapi Ro Hunt" ("Templo al Lado del Mar"), un templo al sur de El Cairo en Egipto. Este templo estaba lleno de pasadizos que servían para confundir a los invasores.

Caída de Ícaro: Dédalo tuvo un hijo llamado Ícaro. Por traición al rey Minos, Dédalo y su hijo Ícaro son encarcelados en ese mismo laberinto. Dédalo, siendo un gran inventor, se le ocurre construir alas para escapar volando del laberinto. Así pues, Dédalo construye dos pares de alas con plumas y cera que habían recogido de un panal de abejas. Dédalo le da un par de las alas a su hijo y le advierte que no vuele muy bajo, porque el rocío del mar pondría poner mucho peso en sus alas, y tampoco muy alto, pues el sol podría derretir la cera de sus alas. Así Dédalo e Ícaro se escapan volando del laberinto. Ícaro, encantado por el vuelo, decide volar más y más alto hasta que el sol derrite la cera de sus alas. Ícaro cae del cielo y pierde la vida en el mar.

En la foto de abajo podemos apreciar el Monumento a los Aviadores, o Ícaro y Dédalo de Rebeca Matte Bello (1875-1929) que se encuentra frente al Museo Nacional de Bellas Artes en la ciudad de Santiago, Chile:

Monumento a los Aviadores, o Ícaro y Dédalo de Rebeca Matte Bello

Triste para Dédalo. A su sobrino, Talo, lo tira al vació pero le crecen alas y escapa volando en forma de perdiz. Su hijo, Ícaro, vuela pero pierde sus alas y cae muerto al mar. Pero al final hay un balance en este mito. ¿Un cierto karma, no?


Es interesante notar que hay muchas palabras relacionadas con deidades greco-romanas, incluyendo: afrodisíaco, apolíneo, ateneo, bacanal, caos, cereal, cerveza, cronómetro, los días de la semana, erótica, fauna, flor, fobia, furia, geografía, geología, hebefrenia, hercúleo, hermafrodita, hermético, higiene, hipnotismo, linfático, marcial, Mercurio, algunos meses, moneda, morfina, Némesis, nictofobia, Niza, pánico, planetas, puta, sal, uranolito, venéreo, vieira y volcán. También otras que no son deidades, como por ejemplo: Damocles, eco, estentóreo, hidra, museo, música, narcisista, oráculo, orfeón, panteón, perdiz, quimera, sátiro, siringa, titán y tifón

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