Etimología de OJO

OJO

La palabra ojo viene del latín oculus. El latín oculus sufrió una síncopa de la vocal postónica y quedó en *oclo, luego el grupo -cl- (/-kl-/) se palatalizó en /λ/, el fonema palatal lateral que hoy en día, por causa del yeísmo, ya casi nadie pronuncia en español -salvo los bolivianos y algún leonés-, ortografiado en español y catalán con el dígrafo < ll > y en portugués con < lh >, y así ha quedado en los demás romances peninsulares como portugués olho (en gallego ortografían a la española, ollo), catalán ull, aragonés güello, asturiano güeyu (en mirandés ortografían a la portuguesa, uôlho).

Pero el antiguo romance castellano dio un paso más en la evolución de ese fonema /λ/ y mantuvo la palatalización pero perdió la lateralidad y pasó a pronunciarse como cierta < ll > yeísta que hay hoy en varios sitios de la hispanidad, a un lado y otro del Atlántico, /ʒ/, cuando dicen "lluvia" que suena /'ʒu.bi̯a/, o cuando dicen "callate" que suena /ka.'ʒa.te/, es decir, se pronunciaba como un fonema fricativo (en el que el chorro del aire no encuentra obstáculo), postalveolar (o palatal, en el que el aire pasa por un canal formado entre la lengua y el paladar antes del alvéolo de los dientes) y sonoro (que al tiempo que sale el aire vibran las cuerdas vocales), y esto se ortografiaba con el grafema < j >. Con el tiempo, en el mismo romance castellano convergieron el fonema fricativo palatal sonoro /ʒ/ y el fricativo palatal sordo /ʃ/, que sonaba lo mismo pero sin vibrar las cuerdas vocales y se escribía con el grafema < x >, dando como resultado un fonema fricativo sordo que se iba retrayendo cada vez más en el paladar y llegó a ser pospalatal, pronunciado en el paladar blando o "velo del paladar". Así fue como las antiguas grafías castellanas, la sonora < j > = /ʒ/ y la sorda < x > = /ʃ/, se fusionaron al formarse el español moderno a partir del antiguo romance castellano en un solo fonema /x/ fricativo, velar y sordo, que se escribía tanto < j > como < x > según fuera su origen, pero que representaban a partir aproximadamente del s. XVI el mismo fonema.

Estos son los pasos de la evolución fonética desde el latín hasta el español: /'o.ku.lu/ > /'o.klo/ > /'o.λo/ > /'o.ʒo/ > /'o.ʃo/ > /'o.xo/, y aquí nos quedamos, /'o.xo/ es la pronunciación en español estándar de < ojo >. En dialecto castellano moderno (por ejemplo, en Madrid) lo pronuncian con un fonema no velar, sino pronunciado más atrás, uvular, en la misma úvula o campanilla, /χ/ y en vez de /'o.xo/ dicen /'o.χo/. En el español atlántico tenemos tendencia a pronunciarlo como fricativo glotal sordo /h/ y decimos /'o.ho/ y en el pacífico suena más /'oxo/ en Chile y otros sitios. En el español caribeño a veces ni siquiera suena, se oye /'o.o/[1].

Fuente:

[1] Datos de RAE / ASALE (2011) Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología. Barcelona: Espasa. 194-196 (5.5r-5.5t).

- Gracias: Joaqu1n


Otras palabras con este mismo cambio (-cl- > -j-) incluyen:

La palabra latina, oculus nos dio óculo por vía culta y las siguientes palabras: ocular, oculista, inocular, intraocular, monóculo, etc. Se asocia con una raíz *okw- (ver).

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