Etimología de HEXÁMETRO

HEXÁMETRO

La palabra hexámetro, propiamente hexámetro dactílico, designa a un importantísimo tipo de verso de la literatura griega y romana que es el verso épico por excelencia, aunque también a veces se emplea en la literatura didáctica. El verso es de origen griego y en este tipo de verso escribió Homero sus epopeyas (la Ilíada y la Odisea) y Hesíodo su producción. La épica latina tenía su verso propio y autóctono, el saturnio, pero desde que el poeta Ennio (s. III-II a.C.) introdujo este verso y lo adaptó al latín, el hexámetro se convirtió en el verso por antonomasia de la poesía épica latina, y con él escribió su Eneida el poeta Virgilio, Lucano su Farsalia, siendo empleado en gran medida también por Ovidio y Lucrecio, entre otros poetas. Autores modernos han intentado la casi imposible tarea de adaptar este sonoro y bellísimo verso a la poesía moderna, verso que se ha perdido irremisiblemente, dado que hemos perdido la diferencia sistémica de vocales largas y breves que las lenguas clásicas tenían y que eran la base del ritmo característico del hexámetro y la mayoría de los versos de la versificación clásica.

La palabra nos llega del latín hexamĕter o hexamĕtrus, que era el nombre del verso, préstamo del griego ἑξάμετρος ("hexámetros", de seis pies), compuesto de ἑξά-, forma radical compositiva del numeral ἕξ ("hex", seis), que se vincula a un vocablo indoeuropeo *s(w)eks (seis) que es el mismo que está en la base del latín sex (seis). Su segundo elemento procede de μέτρον ("métron"), palabra que en general significa medida, pero que en métrica versificatoria significa pie, la unidad mínima de un ritmo que se repite, que los romanos llamaban pes, pedis (pie) porque era como cada una de las patitas en que se apoyaba el verso. Los griegos también a veces llaman μέτρον a asociaciones de dos pies. Este vocablo μέτρον se asocia a una raíz indoeuropea *mē- (medir).

El hexámetro es un verso que pertenece al sistema dactílico. Su ritmo es dactílico, lo que quiere decir que sus pies son dáctilos. Dáctilo quiere decir "dedo" en griego porque el pie tiene tres sílabas que son como las falanges de un dedo: una larga (con vocal larga) y que lleva el acento rítmico, y dos breves (con vocal breve) que son el tiempo débil o átono. De manera que el ritmo es como un golpe largo con un repique. Y su esquema métrico es - ᴗᴗ. Pues bien, un hexámetro sería una estructura básica de seis pies, de los cuales cinco son dáctilos y el sexto un troqueo (pie que consta de una sílaba larga y otra breve, con la estructura - ᴗ). Un esquema como el siguiente:

- ᴗᴗ - ᴗᴗ - ᴗᴗ - ᴗᴗ - ᴗᴗ - ᴗ

Pero los pies dáctilos pueden ser sustituidos libremente por espondeos (un pie con dos sílabas largas - -), porque cada dos breves son equivalentes a una larga, excepto el quinto pie que no suele sustituirse salvo en raras ocasiones (en cuyo caso el hexámetro se llama espondaico). Y el troqueo final también puede ser sustituido por espondeo (- - ).

Esto hace que el hexámetro se caracterice por su ritmo, pero no por un número fijo de sílabas, pues puede oscilar entre 17 sílabas como máximo y 12 como mínimo, pero en duración métrica su tiempo es igual, lo que hace que en la declamación un verso de más sílabas tenga un tiempo más ágil y rápido y un verso de menos más apariencia de lento y solemne. Y con ello juegan los poetas para lograr efectos expresivos. Por poner un ejemplo, aquí tenemos un verso trepidante de la Eneida de Virgilio, todo él de dáctilos, en que el poeta quiere imitar el galope de un caballo (colocaremos tildes en las sílabas largas en que va el ictus rítmico):

Quádrupedánte putrém sonitú quatit úngula cámpum (= "con cuadrúpedo martilleo golpea el casco la llanura esponjosa")

Lo que contrasta con la lentitud solemne de este hexámetro espondaico de Ennio que evoca la seriedad de un ritual y carece del repique de las breves:

Túnc civés Románi fácti súnt Campáni (="Entonces ciudadanos Romanos llegaron a ser los Campanos").

El sistema de cesuras o pausas en el verso está muy reglamentado, siendo la más corriente la pentemímera (situada detrás de la sílaba larga inicial del tercer pie), pero las hay muy variadas y las más virtuosas y elaboradas son las cesuras triples, que marcan una triple pausa en lugares fijos.

Tales ritmos se adecuaban perfectamente a la declamación de los versos clásicos (no sólo el hexámetro, sino muchos otros), con acompañamiento musical.

- Gracias: Helena

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