Etimología de DESTILAR

DESTILAR

La palabra destilar viene del latín destillare (dejar caer goteando, extraer algo de otra cosa gota a gota, gotear). También tenemos el verbo instilar, de instillare (introducir o añadir un líquido gota a gota). En ambos verbos, uno con prefijo separativo de- y el otro con in- (dirección al interior) está la idea de una caída muy lenta de las gotas que hace que cada gota quede suspendida y detenida un instante, como si se hubiera quedado congelada. Y es que ambos verbos se forman sobre la palabra latina stilla, considerada la variante diminutiva de stiria (gota congelada, carámbano, a veces también estalactita).

Stiria se forma sobre la raíz indoeuropea *stei- (solidificar, piedra) que da en germánico steinn (piedra), de donde tenemos por ejemplo en inglés stone, y de donde viene el nombre del mineral tungsteno (del sueco tung, pesado), que propiamente significa "piedra pesada". En griego la raíz da stéar (sebo, grasa solidificada), de donde viene la palabra estearina. Pokorny da esta raíz como *stai-/sti-, pero la forma más asumida del grado pleno de esta raíz es *stei-.

Los romanos y los griegos conocían y empleaban el proceso de la destilación. Es más, los antiguos egipcios destilaban también ciertos productos, aceites, productos químicos, etc. Lo que no conocían al principio era el alambique de retorta. Las más antiguas destilaciones se realizaban sometiendo lentamente al calor el producto en grandes ollas, cubiertas con una especie de puchero invertido abovedado o cónico, donde se condesaban por enfriamiento primeramente las gotitas del producto más volátil a separar, que se recogían manualmente, destapando y sacudiendo esta pieza superior sobre otro recipiente. Esa pieza superior era llamada ambix por los griegos, palabra que pasa al latín también con la forma ambix. Esta técnica se aplicó a la obtención de aguardientes o bebidas espirituosas a partir de vinos y otras sustancias, que sepamos desde el s. IV a. C. Y las bebidas espirituosas circularon tanto en el Imperio de Alejandro Magno como en el Imperio Romano: los romanos las llamaban temetum (aunque también daban este nombre a ciertos vinos viejos y de alta graduación alcohólica). El alambique de retorta más simple estaba ya inventado en el Imperio Romano en el s. I d. C., al parecer en relación con la escuela de Alejandría, y recibió el nombre de ambix que antes se daba a la simple bóveda de condensación.

Los árabes recogieron después esta tecnología a partir del s. VIII, mejorando extraordinariamente los alambiques con el avance en la mejora de las pastas cerámicas con que se fabricaban sus piezas, creando sistemas de alambiques conectados y aplicándolos a todo tipo de finalidades. De hecho tomaron la palabra ambix con la forma anbiq, y de ahí, con el artículo árabe al- nos viene la palabra alambique. A través de los alquimistas árabes se difundió poco a poco la técnica en el Occidente Europeo, donde la caída del Imperio Romano había provocado un importante descenso cultural y la pérdida de muchas tecnologías ya habituales en el mundo antiguo.

- Gracias: Helena

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