Etimología de DRÁCULA

DRÁCULA

El famoso vampiro de la novela de Bram Stokerd fue inspirado por un príncipe de Rumania llamado Vlad Tepes. El padre de Vlad III fue conocido como "Vlad Dracul" o "Vlad el Dragón". En Rumano, la palabra "drac" significa Dragón y "ul" es el artículo determinado. Asimismo, el sufijo "ulea" significa "el hijo de". Y ¿por qué lo del Dragón? El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Segismundo, introdujo a su padre a la Orden del Dragón (cuyo emblema es un dragón) una organización destinada a defender el imperio de los turcos otomanos. Se ha demostrado que el padre de Vlad Tepes (Drácula) tuvo que ceder durante un tiempo como rehén a su hijo como consecuencia de un pacto político. Todo apunta a creer que fue durante ese cautiverio donde Vlad Tepes entra en contacto con el "empalamiento" como forma de tortura, que aplicara a sus víctimas cuando llegue al poder. La Historia se refiere en ocasiones a él como Vlad el empalador.

- Gracias: Raúl Flores


Otras versiones se refieren a "Vlad Dracul" como "Hijo del Diablo", en el contexto de la religión cristiana, en la cual suele representarse al adversario (ver: Satanás) por medio de un dragón. Por ejemplo, en Guadalupe una de las versiones sobre el origen es 'Coatlaxopeuh' = la que aplastó al dragón (sobre los componentes: 'tla' no es artículo en náhuatl, aplastar puede ser 'tepachohua', patzmiqui; el pretérito se forma anteponiendo una 'o' a la raíz verbal v.g.: onitepach = aplasté -ni=primera persona del singular-. Éste es un esfuerzo evangelizador, la información sobre el origen náhuatl del nombre Guadalupe está manipulado: para mí carece de validez). Pero lo del demonio-dragón "aitá".

- Gracias: Maximiliano Mena Pérez


En este tema confluyen multitud de factores culturales del mundo antiguo. Si al personaje histórico de Vlad Tepes se le llamó Drakul, o hijo de Drakul, no fue porque se le quisiera identificar en vida, ni a él ni a su padre, como hijo del diablo, sino porque ese era el sobrenombre de su padre. Si bien es cierto que en rumano se desarrolla popularmente un sentido específico de Drakul como diablo o como epíteto del diablo, esto se debe a ciertas visiones del apocalípsis (la doncella que aplasta y pisotea al dragón) y la identificación que el cristianismo hace de los reptiles, en especial la serpiente a partir de las visiones populares del Génesis, con el mal. Pero el término drakul tiene toda una historia militar detrás.

La palabra drakul deriva del latín draco, draconis, y esta del griego drákon, drákontos (que mira fijamente, que no parpadea, reptil). En realidad es un participio de presente del verbo dérkomai (mirar con mirada penetrante y fija, clavar los ojos sin pestañear). Es por eso que drákon, además de aplicarse a los reptiles que carecen de párpados y tienen una característica mirada fija, tiene una acepción de guardián o vigilante, poco explicitada en griego, pero muy presente en los arcaicos mitos griegos, en que todos los talismanes, tesoros o lugares de especial relevancia van a ser guardados por un fiero "drákon", al que los héroes deben vencer, y al que con el tiempo la imaginación popular reviste de rasgos reptilianos cada vez más terribles. De hecho el famoso Dracón de las leyes draconianas atenienses, probablemente recibió este nombre como apodo, a modo de epíteto, por su férreo papel de "vigilante social, guardián de las leyes". En latín sí que encontramos bien explicitada la acepción antigua de draco como guardián, especialmente guardián del tesoro de un templo (Cicerón por ejemplo emplea así el término en De divinatione).

Es en el mundo romano donde la palabra draco va a adquirir una importante acepción militar, en principio vinculada a los cuerpos de catafractas. Los catafractas son un cuerpo de caballería pesada muy armada, en que con el tiempo no sólo el jinete va muy armado y blindado con piezas de armadura, sino también el caballo lleva distintas protecciones de bronce, especialmente en la cabeza y otros puntos. Es una fuerza de choque poco ágil (para hostigamiento, existe la caballería ligera), pero inestimable en sus cargas a la hora de romper filas y formaciones enemigas con una carga pesada, casi como si fueran "carros blindados". Parece que los catafractas tienen su origen en los guerreros a caballo de las estepas de Asia y Europa oriental, principalmente escitas y sármatas, y que los persas fueron los primeros en utilizar cuerpos de catafractas, que fueron imitados por los griegos (Alejandro Magno los utilizó con éxito). Los romanos incorporan catafractas en principio entre sus muy diversas tropas auxiliares de las legiones (sus cuerpos de infantería pesada que eran el núcleo fuerte del ejército). Pero a finales del s. II d.C. los catafractas son incorporados a la legión como parte de ella y de su caballería permanente. Y proliferan especialmente los cuerpos de catafractas en todas las guarniciones fronterizas del imperio, especialmente en las fronteras norteñas. Sabemos que para tales cuerpos muchas veces los romanos reclutaban a jinetes sármatas, especialmente en torno a Dacia (la actual Rumanía, patria del Drácula que nos ocupa). Pues bien es entonces cuando aparece un nuevo estandarte, que algunos creen de origen dacio, en principio como estandarte de estos soldados de caballería pesada, especiales vigilantes de fronteras y adiestrados, tanto para luchar o cargar a caballo, como para la lucha cuerpo a cuerpo si era necesario desmontar y entablarla. Es el estandarte llamado draco. Consiste este en una especie de aro con forma de boca o cabeza de dragón con un cuerpo de tela que se hinchaba u ondeaba con el viento, y que seguramente en las cargas de esta aplastante caballería producía un inquietante silbido. El soldado portador del draco era llamado draconarius. Tenemos distintas referencias a este estandarte (principalmente en Vegecio Renato, en su epítome De re militari), y también sabemos que en ocasiones el uso del draco como estandarte pasó también a la infantería pesada, produciéndose variantes del estandarte que ya sólo consistían en un pendón o banderola de tela con la representación figurada de un dragón.

Los catafractas romanos fueron el precedente directo del típico caballero medieval, con sus corazas y armaduras y sus monturas protegidas y engalanadas, y el dragón pasó a ser un símbolo muy asociado a todas las órdenes de caballería, sus estandartes y su heráldica. El mundo cristiano provocó poco a poco una perversión en el símbolo asociado del dragón. Ciertas visiones bíblicas demonizaban a los reptiles como símbolo del mal, y así se reinterpretó el dragón caballeresco como el terrible enemigo perpetuo del caballero cristiano, cuyo vencedor es el legendario San Jorge, tradicional patrono de la caballería que salva a las princesas y doncellas derrotando a dragones, y que no es sino una reelaboración cristiana del héroe Perseo, una especie de "caballero andante" de los mitos griegos, que armado con la petrificadora cabeza de Medusa (y finalmente montado sobre el alado Pegaso, que propiamente montaba otro héroe llamado Belerofonte), venció a un terrible monstruo reptiliano surgido del mar, salvando así la vida de la princesa etíope Andrómeda, encadenada a una roca. Se asoció pues al dragón con todo aquello que combatía el caballero, y se olvidó así pues que el vigilante y fiero "dragón" era el propio caballero.

De tal ignorancia vino a sacarnos parcialmente el Renacimiento, en que el interés hacia el mundo clásico grecorromano afectó también al estudio intensivo de sus tácticas militares. Es así como a partir del s. XVI empezarán a crearse por los diversos países europeos cuerpos de caballería con soldados adiestrados también para la lucha a pie, y definitivamente se les dará el nombre de "dragones".

Así pues el padre de Vlad Tepes era llamado Drakul por su papel de fiero vigilante de un territorio fronterizo. En cuanto al origen de la consideración vampiresca de Vlad Tepes, se debe también a una creencia ancestral procedente del mundo clásico. Entre griegos y romanos la sangre era la vida, y con sacrificios o libaciones de sangre se podía revivir a los espectros, y darles un tiempo de voz y "vida". Tanto es así que los romanos desarrollaron un tipo de fantasma semivivo llamado larva (considerado extremadamente peligroso). Las larvas eran espectros nocturnos que podían chupar la sangre, especialmente de niños y doncellas, como forma de seguir animados. Se consideraba que eran espectros de personajes sanguinarios o vengativos, muertos también violentamente. No es extraño que en la imaginación popular Vlad Tepes, con su actividad cruel y su conocida vida, acabara siendo considerado "el rey de las larvas".

- Gracias: Helena


Lo que no se ha dicho en tan prolijas explicaciones es que en rumano:

Vlad significa 'hijo de' y Tepes 'empalador'. Así que Vlad III Drakul quiere decir 'hijo de Drakul', como llamaban a su padre. Y el mote de Vlad Tepes significa entonces 'Vlad el empalador' porque era el método predilecto que usaba para ejecutar a sus enemigos, los aristócratas (boyars) que promovieron la deposición y ejecución de su padre y la tortura que dieron a su hermano mayor al quemarle los ojos y enterrarlo vivo.

Vlad Tepes III vivió entre 1431-1476, hijo de Vlad II (Drakul).

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.


Lo que tampoco se ha dicho es que el verbo δέρκομαι (derkomai = "veo claramente") se relaciona a la raíz indoeuropea *derk- (mirar).

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