Etimología de IR

IR

El verbo ir, que nos llega del latín ire, es quizá el verbo de origen más complejo y mezclado del castellano, pues es el resultado de la fusión de formas de tres verbos latinos: ire, vadĕre y esse. Esta mezcla en cierto modo ya era una tendencia que tenemos reflejada en el latín vulgar nada menos que desde el s. III a.C., en autores literarios como Plauto que ya reflejan en su obra el habla popular del latín romano.

El verbo base que en principio da origen a ir, es un verbo cuyo enunciado completo es eo, ire, ivi/ii, itum. Se trata de un viejo verbo indoeuropeo generado en una raíz indoeuropea *ei- (ir), presente en todas las lenguas derivadas, y es verbo que presenta aparentes irregularidades en todas las lenguas indoeuropeas. Sus tres variantes radicales o temas se generan en esa raíz, y su mayor irregularidad es que la variante radical de infectum (formas imperfectivas), presenta una forma que alterna entre i- (i-mus= vamos, i-bam= yo iba), y e- (e-o= voy, e-am= yo vaya, etc.). El radical de perfectum es iv-, aunque la v puede caer entre vocales iguales y presentar la forma ī- (ivi/ ii= yo fui, o ivimus/ iimus= fuimos). El radical de supino es it-.

El verbo tiene un paradigma completo y es empleado en todas sus formas en un registro culto de la lengua latina. Pero en la lengua popular, determinadas formas resultaban extrañas por su brevedad y además algunas se prestaban a confusión con otras palabras de la lengua, y fueron sustituidas en el uso por los hablantes, principalmente por formas de un verbo de significado parecido que era vadĕre (marchar, ir, avanzar). Así, el presente de indicativo era eo, is, it, imus, itis, eunt. Pero la gente en lugar de eo (yo voy), empleaba vado, porque eo podía confundirse con una pronunciación relajada de ego (yo), y más en latín vulgar tardío en que la palatalización condujo a una pronunciación yo en ambos casos; esa forma, con caída de la d, daría vo, que después pasaría a voy al asumir la yod de prolongación, como soy a partir de so. En lugar de is (tú vas), empleaban vadis, porque is puede fácilmente confundirse con un pronombre que tiene esa forma, y eso con caída de la d nos da "vas". Luego por analogía el romance regularizaría todo el presente sobre vado y vadis, si bien en castellano antiguo aún sobreviven formas del antiguo presente, como ides (=vais), a partir del itis latino.

Algo parejo ocurrió en el presente de subjuntivo, que era eam, eas, eat, eamus, eatis, eant. La forma eam (yo vaya),en la pronunciación popular tendía a disimilar el grupo ea en ia, con lo cual se acercaba a la pronunciación de adverbio iam (=ya). Es por eso que la gente prefería decir vadeam, el presente de subjuntivo de vadĕre, que genera nuestra forma vaya, y a partir de ahí se regenerará por analogía todo el tiempo, perdiéndose el eam, que sólo nos quedará en la tercera persona eat, para generar nuestra interjección, ¡ea! (=¡vaya!).

El pasado imperfectivo o pretérito imperfecto (yo iba) viene regularmente del correspondiente de ire, ibam, ibas, ibat, ibamus, ibatis, ibant.

El futuro imperfecto se generá como en todos los verbos por la perífrasis infinitivo+ presente de habere (tener). Los auténticos futuros latinos se pierden en todos los verbos, ya que fueron sustituidos en el latín vulgar tardío por esta perífrasis que ya se dio en latín vulgar, pues la han heredado todas las lenguas romances sin distinción y no es innovación particular de ninguna de ellas, de manera que en lugar de decir el verbo en futuro, decían "yo tengo que ser", "tú tienes que escribir", "el tiene que amar", y finalmente lo hicieron posponiendo la forma de habere al infinitivo, como yo ir-he, tú ir-has..(> iré, irás…), como yo amar-he, tú amar-has, etc.

Pero lo más curioso en que en latín vulgar desde épocas muy antiguas (Plauto y Cicerón testimonian ese uso ya en el s. III a.C. y I a.C. respectivamente) la gente sustituía en el habla las formas perfectivas de ire por las formas perfectivas de esse generadas en la raíz indoeuropea *bheuƏ- (ser, existir, crecer), que evoluciona en latín a la forma fu-.Es realmente complejo explicar como esas formas llegaron a expresar un movimiento, lo que seguramente se debe a que la raíz indoeuropea indicaba un proceso dinámico, como puede verse en su derivado latino fieri (llegar a ser). Esto hace que formas como el pretérito perfecto (ivi, ivisti ivit, ivimus, ivistis, iverunt), fueran sustituidas en el habla vulgar por fui, fuisti, …"yo fui, tu fuiste..", que en romance será tanto el pretérito perfecto de ser como el de ir.

Todos estos tiempos adoptaron las formas de esse: el pluscuamperfecto de indicativo (fueram, "yo había sido"), el futuro perfecto (fuero, fueris…, "yo habré sido, tú habrás sido…"), el pretérito perfecto de subjuntivo (fuerim, "yo haya sido") y el pluscuamperfecto de subjuntivo (fuissem, "yo hubiera sido"). También sobre esta raíz se forma un participio de futuro, que es futurus ("que ha de ser").

Es así como nuestro pretérito imperfecto de subjuntivo, que en todos los verbos procede de los pluscuamperfectos latinos, yo fuera o fuese, procede de los pluscuamperfectos de esse, fueram (=yo había sido, plusc. de indicativo) y fuissem (=yo hubiera sido, pluscuamperfecto de subjuntivo),sustituyendo al auténtico pretérito imperfecto de subjuntivo latino (aquí irem, ires, etc) que se pierde en todos los casos.

El condicional simple es un tiempo creado tardíamente por la lengua romance en los verbos, que en latín no existía, pues la idea condicional la expresaban también ciertos tiempos subjuntivos. Al perderse estos o su valor, la lengua siente la necesidad de una nueva creación, y lo hace analógicamente partiendo de los futuros (iré, seré,..), sustituyendo su terminación por el sufijo -ía de pretérito imperfecto (sería, trabajaría..). El sufijo regular de pretérito imperfecto en latín era -ba-, lo que producía formas en -aba- y -eba- (amabam, scribebam, etc). Las formas en -aba- se mantuvieron (amaba, cantaba…), pero en las en -eba-se rodujo la pérdida de la b, dando -ea-, que por disimilación dio la forma -ía (había, escribía, lucía…).

En cuanto a nuestros tiempos verbales compuestos, que utilizan el auxiliar haber (he amado, había amado, habré amado, hubiera amado, etc.) son una creación romance regularizadora a partir de frecuentes perífrasis habituales en latín vulgar con el verbo habere (tener) y un participio predicativo. En efecto en latín vulgar se empleaban giros como habeo factum (lo tengo hecho), habebat dictum (lo tenía dicho), habebam auditum (lo tenía oído). Dado que los tiempos perfectivos del paradigma verbal latino alteran su valor, por ejemplo fueram ya no va a significar yo había sido, ni amaveram yo había amado, sino "fuera" o "amara", etc., la lengua necesita recurrir a giros sustitutorios del tipo habebam auditum, "lo tenía oído", que con el tiempo hace que habeo pierda su primitivo valor de tener para adquirir la auxiliaridad perfectiva de un "había oído", creando una parte nueva en el paradigma verbal. Para ello el verbo ir emplea su participio de perfecto latino itus (>ido) para formas de tiempos compuestos como he ido, había ido, habrá ido, etc.

El gerundio yendo, viene del gerundio latino de ire, eundum, con el radical regularizado. El imperativo es mixto. En latín era i (ve tú), e ite (id vosotros). La lengua vulgar sustituirá la persona singular i, por vade (de vadĕre), que es el origen de nuestro "ve". En cambio mantiene la forma ite para el plural, que como en todos los imperativos (amad, venid…), sonoriza la t en d y pierde la e breve final, dando lugar a nuestra forma "id".

El verbo vadĕre que también da palabras como vado, vadear y evadir, se vincula a una raíz indoeuropea wadh-2 (ir).

El verbo ire ha dado lugar en latín a una inmensa cantidad de derivados y prefijados, que normalmente conservamos en su mayoría como cultismos. De ellos proceden palabras como itinerario, ambiente, ámbito, ambición, circuito, coito, comicios, introito, óbito, pretor, pretérito, subir, sedición, súbito, transeúnte, transición…etc. Algunas palabras con evolución patrimonial como antruejo o forajido también se derivan de ire.

- Gracias: Helena

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