Etimología de FATUO

FATUO

El adjetivo fatuo puede significar tanto "lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula", como "falto de razón y buen entendimiento". En la práctica ambos sentidos suelen darse ligados, de manera que suele llamarse "fatuo" al que habla engreídamente, de manera vanidosa y ampulosa, pero no dice más que extravagancias, estupideces o insensateces. Fatuo procede del latín fatuus, que significaba tanto "soso y estúpido en sus afirmaciones", como "tonto, necio, delirante o extravagante". La razón es que es un adjetivo derivado del verbo fatuor que significaba "hallarse en pleno delirio profético". Como en tal estado se habla solemne o religiosamente, pero expresando cosas incomprensibles, el verbo desarrolla una segunda acepción, que es "desatinar, disparatar o decir extravagancias" aunque fuera con tono solemne.

Fatuor deriva de fatum (el destino, lo anunciado por los oráculos, la predicción...), y este vocablo deriva a su vez de for, fari, verbo que significa hablar, y anunciar, sobre todo públicamente, y a partir del cual el latín formó innumerables palabras que conservamos (fama, infame, nefando, facundia...).

Es notorio que los romanos, además de tener una divinidad menor, a modo de representación simbólica del destino, llamada Fatum (es nombrada por Cicerón, Virgilio, Servio, Petronio, Aulo Gelio...), también tienen un Fatuus (con el sentido de adivino inspirado) y que es un arcaico epíteto del dios Fauno, según testimonia Varrón en De Lingua Latina (6, 55).

Un sentido curioso de "fatuo", se da asociado a "fuego". Se llaman "fuegos fatuos" a pequeñas y sutiles llamas que se ven flotar por el aire muy cerca del suelo o la tierra, más visibles en la oscuridad de la noche, y que se producen por inflamación espontánea de ciertas sustancias gaseosas, sobre todo fosforadas, que desprenden los vegetales o animales en putrefacción. Por eso son visibles en los pantanos y lodazales y en cementerios, sobre todo rurales, con enterramientos no muy profundos en la tierra. Se veían huidizos y desaparecían y el folclore popular los identificaba ya con espíritus malignos o enloquecidos, ya con almas en pena o extravagantes duendes. En este sentido quizá la palabra "fatuo" se vincula popularmente a fatídico.

El verbo fari se asocia a la raíz indoeuropea *bhā-2 (hablar).

- Gracias: Helena


De la palabra latina fatuus (tonto, estúpido) derivamos también:


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