Etimología de NITRÓGENO

NITRÓGENO

La palabra nitrógeno proviene de las voces griegas νίτρον (nitron = nitrato potásico) y γεν (gen = generación), y designa a un elemento no metálico que se encuentra en la atmósfera en estado gaseoso y en numerosos compuestos inorgánicos y orgánicos; que no sirve para la respiración ni para la combustión, y constituye casi las cuatro quintas partes del aire atmosférico. Es un elemento fundamental en la composición de los seres vivos. Esta palabra fue acuñada en francés "nitrogène" por el químico francés Jean Antonie Chaptal (1756-1832), en 1790.

- Gracias: Ciro Cabrera Córdova


El nitrógeno es un elemento químico (N) con el número atómico 7 de la tabla periódica. Es decir, tiene siete protones en su núcleo. Este elemento fue descubierto en 1772 por el químico escoces, Daniel Rutherford (1749-1819).

Las palabras nitro, nitrato, nitrobencina, nitrocelulosa, nitroglicerina, nitrosidad, y nitroso también están formada a base del griego nitron. Otras substancias y elementos que llevan la raíz -geno incluyen:


A Daniel Rutherford se le da usualmente el crédito de haber descubierto el nitrógeno en 1772, porque el fue el primero en publicar su hallazgo, pero lo cierto es que en Inglaterra los químicos Joseph Priestley y Henry Cavendish, y en Suecia Carl Wilhelm Scheele hicieron lo mismo simultáneamente. El químico francés Antoine Laurent Lavoisier (1743-94) fue el que primero reconoció al gas como un elemento y lo llamó hacia 1787 azote (gas azote, por eso el DLE nos dice que ázoe significa nitrógeno, por no poseer la capacidad de mantener la vida) debido a su inhabilidad para sostener la vida (del griego ζωτ-, 'vida' de ζωτικός dotado de vida' y el prefijo privativo de negación a-, como en las palabras amoral, abiótico y anormal). Pero la palabra nitrógeno, fue acuñada en 1790 por el químico y médico francés Jean-Antoine Chaptal como nitrogène en francés, nitrogenium o 'nitron genes' en latín, formado por nitrum (por ejemplo, en Plinio, 31, 106) que era el nombre dado a lo que ahora conocemos como nitrato de potasio, azotato de potasio o nitro, más el sufijo latino -gen, que nos indica 'formador', del latín genus, 'linaje', 'nacimiento', 'origen'; debido a que este elemento se encuentra formando (gen-) la molécula del nitro (nitrum) o nitrato de potasio, también conocido como salpetra (salpetre de la Europa medieval) por sus eflorescencias sobre piedras del latín sal (sal) y petra, con su genitivo petrae (piedra). Si consultamos un diccionario francés común, no vamos a encontrar la palabra nitrogène (que al portugués pasó como azoto). De manera que en francés actual prevalece el término azote de Lavoisier y en español el nitrógeno de Chaptal, que me parece el más apropiado, no porque se encuentre así en nuestra lengua, sino porque sus antecedentes etimológicos son más antiguos (nitrum).

Recordemos queCarl Wilhelm Scheele (1742-1786), químico germano-sueco, quien además descubrió el oxígeno, el cloro y el manganeso, mostró en 1772 que el aire era una mezcla de dos gases, a uno lo llamó aire que provoca fuego o incendiario, porque permitía o sustentaba la combustión y al otro, aire desagradable o repulsivo, debido a que este último se desprendía o sobraba después que el primero se agotaba. El primero era, por supuesto, el oxígeno, mientras que el otro era el nitrógeno. Trabajos posteriores mostraron que el nuevo gas era un constituyente del nitro (del latín nitrum, 'nitrato de potasio', derivado a su vez del griego nitron, quizás procedente de la voz egipcia nṯry), y por eso fue llamado nitrógeno por el químico francés Chaptal en 1790.

Así mismo, nitrum, como arriba se mencionó, procede del griego antiguo νίτρον (nítron), quizás procedente de la voz egipcia ntry (nether en hebreo). En la biblia griega aparece la voz νίτρον, mientras que en la vulgata latina nitrum. Precisamente en el libro de Jeremiás 2:22 se hace alusión al nitro, que era usado mezclado con aceites como jabón, donde dice: "Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mi, dijo Jehová el Señor". El jabón que aquí se menciona tal vez era la combinación del nítron con sustancias oleosas que deben haber usado diferentes culturas y pueblos donde se generaron los escritos bíblicos.

Heródoto cuenta en sus historias que el nítron era un mineral alcalino, probablemente algo así como carbonato de sodio, pero en realidad se cree que era lo que hoy conocemos como nitrato de potasio encontrado en Μώμεμφις Mṓmemphis, Egipto, cerca de Kimolos y en otros lugares, al noroeste del delta del Nilo, ahora Kom el-Hisn, asentamiento fundado tal vez entre los ss. XXVII-XXII a.C.; que mezclado con aceite servía como jabón al cual los griegos llamaban kimolía y se usaba en Atenas desde la antigüedad.

Y aprovechando la mención de que el nitrógeno es un elemento 'no metálico', conviene recordar al lector que de los aproximadamente 118 elementos químicos que se han identificado, alrededor del 80% (94) se encuentran de manera natural en el universo y la tierra, mientras que el otro 20%, unos 24, no existen en la naturaleza, o están presentes en cantidades insignificantes, y se conocen sólo porque se han sintetizado en el laboratorio.

En general, los elementos químicos pueden clasificarse de acuerdo a sus propiedades químicas en la tabla periódica de los elementos, o bien, de manera preponderante según sus propiedades físicas; en este caso, suelen reconocerse tres categorías: metálicos, no metálicos y metaloides.

Aproximadamente el 75% de los elementos existentes son metálicos, los cuales pueden distinguirse por ciertas características, por ejemplo, casi todos son sólidos cristalinos, con algunas excepciones (el mercurio es líquido a temperatura ambiente); alta masa específica, buena conductividad térmica y eléctrica, ductilidad, maleabilidad, además, casi nunca se combinan entre ellos, la última capa de electrones está casi vacía, lo que hace que tiendan a ser electropositivos, etc. Como ejemplo, podemos citar: cobre, aluminio, oro, plata, calcio, magnesio, cinc, potasio, fierro, y muchos otros.

Los elementos no metálicos carecen de los atributos de los metales, presentan en general alta volatilidad y baja elasticidad, con la última capa de electrones casi llena, por eso son electronegativos. Se reconocen unos 17: hidrógeno, helio, nitrógeno, oxígeno, flúor, cloro, neón, argón, kriptón, xenón, radón, bromo, carbono, fósforo, azufre, iodo y selenio.

Los metaloides, representan un grupo de elementos con propiedades intermedias entre metal y no metal, y han recibido este nombre por mostrar cierta semejanza con los metales. Son por lo general sólidos quebradizos, con una estructura atómica intermedia. Los elementos metaloides son: boro, silicio, germanio, arsénico, antimonio, telurio, y a veces también se incluye al polonio y al astato. Pero en la nomenclatura moderna tiende a desaparecer esta denominación y mejor se consideran semimetales o de plano no metales.

Del mismo modo en que la taxonomía y nomenclatura de los organismos ha cambiado a través del tiempo, la clasificación y el nombre de los elementos y compuestos químicos se ha mantenido en constante evolución. Y en el caso que nos ocupa, en tiempos pasados no estaba bien delimitada la diferencia entre los metaloides y los no metales. Así, por ejemplo, el Webster's Third New International Dictionary (edición 1986), en su entrada 'metaloide', en el primer significado que nos da dice que es un arcaísmo: un metal alcalino (como el sodio), o un metal alcalino térreo (como el calcio)"; en su segunda acepción consigna: "Un no metal como el carbono o nitrógeno que puede combinarse (o más bien fundirse) con un metal para formar una aleación como el acero; un elemento como el boro, silicio, arsénico o telurio". Como podemos ver, dentro de 'metaloide', incluye sales de metales como el calcio y el sodio, por lo tanto, también el nitrato de potasio quedaría dentro de los metaloides (pero como se advierte, se trata de un arcaísmo, un criterio de clasificación ya obsoleto). Pero también, cuando cita ejemplos, revuelve no metales, como el nitrógeno y el carbono, con metaloides como el boro y el silicio. Esto nos conduce a concluir que según este diccionario, no metal y metaloide se consideraban prácticamente como sinónimos, o la distinción entre ambos términos era imprecisa; y en efecto, en los libros de química de nivel medio (secundaria en México) de los años 50's del siglo XX, se mantenía este mismo criterio al definir estos conceptos.

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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