El adjetivo calloso viene del latín callosus (que tiene abundantes callos o durezas, que tiene la piel espesa y endurecida), adjetivo formado con sufijo de abundancia -osus sobre el sustantivo callum, que significaba piel espesa y dura, piel coriácea, callosidad y a veces costra, y es vocablo popular latino que podría tener algunos paralelos en céltico, eslavo y sánscrito. La palabra callum nos da callo, y de calloso también se deriva callosidad.
Lo curioso es que en latín genera un verbo callēre (tener callos o estar endurecido), y de ahí se deriva un adjetivo callĭdus que designaba primero al hombre curtido y experimentado en el trabajo, que tiene callos en las manos y está curtido, y luego pasa a significar astuto, hábil e incluso taimado, aquel tan experimentado al que no se puede engañar y que también muy fácilmente nos puede engañar. Y es curioso que todavía empleamos la expresión "tener callos" para referirnos a alguien muy experimentado en un campo y al que nadie ya le puede enseñar nada en ese terreno, así como también "dar el callo" para la idea de trabajar mucho y con ahínco.
- Gracias: Helena
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