La palabra tutía, también llamada atutía y tucía, que nombramos todavía en la expresión "no hay tutía" porque durante mucho tiempo se creyó que los medicamentos compuestos con tutía eran remedio sanalotodo, viene del árabe توتياء tūtiyāˀ que significaba en la Edad Media un derivado del zinc de composición variada, generalmente óxidos de zinc con impurezas que le daban diversidad de aspectos y colores, lo que dado el grado de desarrollo incipiente de la química / alquimia antiguas no planteaba para nadie entonces ningún problema. El problema a quien se nos presenta es a los modernos al intentar averiguar de dónde habría sacado la lengua árabe esa palabra توتياء tūtiyāˀ.
Hay dos hipótesis enfrentadas, una le supone origen semítico y la otra sánscrito (no necesariamente indoeuropeo, podría venirle al sánscrito del sustrato dravídico).
La una hace venir el árabe توتياء tūtiyāˀ del arameo ܬܘܬܝܐ tūṯiyā, que, a su vez, estaría formado sobre el fitónimo ܬܘܬܐ tūṯā "mora (fruto del moral, Morus nigra L., en árabe توت tūt)", pues denomina las burbujas que se formaban en los hornos de fundición de los metales y se habría acuñado el término por el parecido entre esas burbujas y el fruto de la mora, que tiene una agrupación, llamada sorosis, de frutos oscuros redondos como las burbujas de la fundición. Este es el parecer de muchos estudiosos del tema desde el siglo XIX, entre ellos el doctor Max Mayerhof (1874-1945) que fue un arabista y semitista alemán de amplia formación científica, que además de ejercer la oftalmología se especializó en el estudio de la medicina árabe medieval y disponía de un excelente conocimiento de las lenguas árabe, siriaca y hebrea, pues además de su adscripción religiosa judía había estudiado en la Alemania prenazi, que contaba con la mejor escuela de semitistas de la Europa de entonces.
Pero la otra hipótesis, que se viene reproduciendo también desde el siglo XIX sostenida por no menos sesudos lingüistas y científicos, no es ningún disparate, la hace venir del sánscrito तुत्थ tuttha y तूतकtūtaka, que es el nombre de un sulfato de cobre hidratado, SO4Cu•5H2O, llamado "calcantita", "caparrosa azul" o "vitriolo azul". Esta palabra del sánscrito habría evolucionado hacia un hindi तूतिया tutiya que significa igualmente "sulfato de cobre", "vitriolo", "caparrosa azul". Federico Corriente se inclina por este origen sánscrito y en la última edición del DRAE la Academia lo ha aceptado y lo sigue.
El caso es que la توتياء tūtiyāˀ árabe se refería a los óxidos de zinc que se producían en los hornos de fundición, no a la calcantita o caparrosa que se obtenía de forma natural. En el libro de Materia Médica de Dioscórides, que es del siglo I de nuestra era, se distinguía perfectamente entre ambas sustancias llamando a las burbujas de óxido de zinc πομφόλυξ pomphólyx (5.75), que lo que significa en principio es "burbuja" y este término, cuando se traduce en el siglo IX al árabe aparece como توتياء tūtiyāˀ; mientras que la caparrosa se llamaba en Dioscórides χάλκανθον khálkanthon (5.98), que en principio significaría "flor de cobre", y al árabe en el siglo IX se tradujo como قلقنت qalqant, que es un helenismo derivado precisamente de χάλκανθον khálkanthon.
Los capítulos dedicados a explicar qué es la توتياء tūtiyāˀ en los tratados de drogas de Ibn Samaǧūn (s. X) y de Ibn al-Bayṭār (s. XIII) son amplificaciones de la traducción del πομφόλυξ de Dioscórides y no mencionan el vitriolo o caparrosa para nada. Que la tutía árabe se refería al óxido de zinc queda claro en el glosario que escribió en el s. XII el andalusí Maimónides, médico cordobés, filósofo y teólogo de la religión judía, que explicaba el término con un sinónimo: توتيا هي التي تسمى اقليميا الصفر tūtiyā hiya llatī tusammà iqlīmiyā aṣ-ṣufr "tutía es lo que se llama calamina del azófar", donde calamina se refiere al componente de óxido de zinc que ha de alearse al cobre para formar el latón o azófar.
El problema parecería solucionado inclinándonos hacia el origen siriaco-arameo por el hecho de ser zinc y no cobre. Pero es una ilusión. Los antiguos no podían hacer análisis químicos como los de ahora y se guiaban por colores, olores, sabores y lo confundían todo. Así que empezaron a salir tutías blancas, verdes y amarillas, según los metales que andaban por medio mezclados como impurezas con el óxido de zinc, aunque la mejor seguía considerándose la blanca que es la que se supone que era básicamente óxido de zinc (ZnO) sin más. Ya sobre la confusión de la tutía con la cadmia o calamina se había indignado el doctor Andrés de Laguna en los comentarios que añadía a su traducción castellana (1555) del texto griego de Dioscórides:
Llamó a la pompholyge Serapión "tuthia", dado que [entiéndase aunque, como en el Quijote] la tuthía que ordinariamente nos muestran los boticarios no es otra cosa sino la "cadmia botrytis", muy diversa de la pompholyge, visto que la tuthía usual es duríssima, de color ceniziento y notablemente pesada, y por el contrario la verdadera pompholyge (qual yo la tengo en mi promptuario) tiene de ser muy blanda, blanca como harina y en extremo grado ligera. De suerte que la tuthía común y la cadmia son una mesma cosa; y ansí podemos tener por cierto que ni la pompholyge verdadera ni el spodio legítimo se administra por las boticas, pudiéndose haber gran copia de entrambas cosas si los boticarios fuessen tan zelosos de su honra y consciencia como solícitos de acumular dineros.
Pero las confusiones habían ido mucho más allá, y como resulta que el empleo más extendido de la tutía, además de las pomadas para llagas, era en colirios, los oftalmólogos medievales se habían dedicado a llamar tutía a otros productos similares que tuvieran el mismo uso. Así fue cómo entraron al retortero los vitriolos y la estibina (en árabe moderno se llama توتياء tūtiyāˀ lo mismo al óxido de zinc, que al propio zinc o al antimonio). El primer vitriolo en asimilarse a la tutía fue, como era de suponer, el vitriolo blanco, es decir, sulfato de zinc hidratado, ZnSO4• 7H2O, llamado "goslarita" o "caparrosa blanca"; a continuación vino el vitriolo verde como si fuera tutía verde, cuando en realidad era un sulfato de hierro hidratado, FeSO4 • 7H2O, llamado "melanterita" y "caparrosa verde"; y por último la calcantita, el sulfato de cobre hidratado, SO4Cu•5H2O, llamado "caparrosa azul" o "vitriolo azul", que es precisamente lo que en sánscrito se llamaba तुत्थtuttha, con lo que ya hemos rizado el rizo y entrado en un bucle del que no podemos salir.
Así que nos quedamos sin saber quienes tienen razón, si los partidarios del origen semítico ("burbujas parecidas a las moras") o los del origen sánscrito ("vitriolo azul").
La palabra había pasado del árabe al latín, tuthia, y del latín se fue naturalizando en las distintas lenguas. en español tenemos una forma con artículo árabe, atutía, que sería tomada directamente del árabe andalusí y otras dos sin artículo que estarían tomadas del latín de los libros de química, tutía, y, con pronunciación fricativa de la -t- latina ante vocal palatal, tucía. En alemán escribían Tutia, en francés tutie o tuthie, en inglés tutty, en portugués tutia, en catalán también tutia, en italiano tuzia, etc.
- Gracias: Joaqu1n
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