La palabra petróleo viene del latín petroleum (aceite de piedra) y este del griego πετρέλαιον (petrelaion) con igual significado. El petróleo brotaba de los esquistos rocosos impregnados presentes en algunas áreas del Medio Oriente, de ahí su nombre.
- Gracias: Ivan Noboa Tapia
Según The American Heritage Dictionary of Indo-European Roots, (página 68) editado por Calvert Watkins, la palabra πέτρος (petros = piedra) viene de la raíz indoeuropea *per-2 (llevar, conducir) y el sufijo contrastivo -tra. Inicialmente, se refería a roca de fondo, por donde se camina o conduce. A έλαιον (elaion = aceite, olivo) lo asocia con una raíz de origen mediterránea (no indoeuropea) *elaiā- (aceituna).
Realmente nadie encontrará en ningún diccionario o corpus habitual del latín o del griego las palabras petroleum ni πετρέλαιον, porque su creación es artificial y extraordinariamente tardía. La palabra petróleo aparece por primera vez testimoniada en castellano en un relato o crónica escrito muy al final del s. XIII sobre las cruzadas, titulado la Gran conquista de Ultramar, que bebe directamente de un relato escrito en latín por Guillermo de Tiro de finales del s. XII, y que parece ser la fuente del neologismo latino petroleum. Si el DRAE dice que esta viene de πετρέλαιον (podría ser una formación paralela) seguramente es que tal vocablo se encuentra testimoniado en griego tardobizantino en algún lado, pero realmente es extraordinariamente difícil encontrar la fuente de tal testimonio. Y es que el petróleo, en la forma actual líquida y aceitosa que nos es familiar, no existe en el mundo antiguo y es producto de un destilado de sus formas en bruto que parece que fue la alquimia árabe la primera en intentar experimentar, se cree que aproximadamente a partir del s. X.
Por supuesto que las formas en bruto del petróleo se conocían antes, pero no se llamaban así, sino que en el mundo griego y romano recibían el nombre de nafta. En latín tenemos las variantes naphta, naphtha y naphthas. En griego νάφθα y νάφθας. Pero no está muy claro que las formas latinas sean préstamo del griego, porque parece que el vocablo aparece por primera vez en ambas lenguas en época parecida, en el s. I a.C. (en Estrabón en griego, en Salustio en latín, pero ha de notarse que la cita de Salustio en latín es anterior, pues corresponde a la primera mitad del s. I a.C., mientras la de Estrabón pertenece a fines del s. I a.C. como pronto), por lo que cabe pensar en un préstamo independiente en ambas lenguas. Luego en griego habla de la nafta Dioscórides (s. II d.C.). Parece que de las fuentes latinas se desprenda que el vocablo se toma del egipcio (no es extraño, pues los egipcios conocían de antiguo el producto), pero como indica Chantraine en último término es oriental, y existe en iranio nafta y en avéstico napta, con una raíz vinculada a la idea de ser húmedo, y en definitiva es factible lo que indica el DRAE, que este vocablo viniera en último término del acadio napṭu[m], dado que las principales fuentes naturales del petróleo e hidrocarburos se hallaban en Mesopotamia, en cuyo caso el término no sería indoeuropeo.
Por las descripciones de las fuentes (principalmente Salustio, y luego Plinio en el s. I d.C., Ambrosio de Milán y Amiano Marcelino en el s. IV d.C.), la nafta era una mezcla pastosa y untuosa de hidrocarburos y sustancias minerales, una forma de bitumen (betún), similar también a la pez o a la brea (sólo Salustio habla de ella como un oleum, lo que podría sugerir un estado más líquido). Tenía propiedades evanescentes y podía arder en el agua, lo que señala Plinio en más de una ocasión. Amiano Marcelino narra también cómo se obtenía o se recogía de manera natural en Asiria, especialmente en un lago llamado Sonsingites de la cuenca del río Tigris.
Sabemos que en la antigüedad esta nafta tenía usos diversos, entrando a formar parte de ciertos cementos asfálticos, para calafatear barcos como la pez o la brea, para tratar pieles, incluso como combustible, etc. Pero probablemente uno de los usos más espectaculares fuera el que le dio el imperio bizantino (imperio romano de Oriente) con posterioridad al s. VI d.C. en un arma o proyectil incendiario de fórmula secreta que a la larga recibió el nombre de "fuego griego", capaz de arder e inflamarse en el agua y usado sobre todo por la marina de guerra bizantina, que en un santiamén quemaba las naves enemigas, producto del que se cree que entre otros componentes llevaba nafta.
Hoy se llama nafta al éter de petróleo principalmente, y del vocablo se deriva también el nombre del producto que conocemos como naftalina (propiamente naftaleno, un hidrocarburo sólido, bastante usado como repelente de insectos, que puede obtenerse del alquitrán de hulla o del petróleo).
- Gracias: Helena
Petróleo deriva en efecto del sustantivo latino tardomedieval del siglo XII petroleum (aceite de las piedras, aceite que emana de las piedras), y su adjetivo petroleus ('que pertenece a' o 'se origina en las piedras'), formado por petro-, de petra (piedra), a su vez del antiguo griego πέτρα = pétra, 'roca', πέτρος = pétros, 'piedra', que Homero lo menciona como 'piedra o piedras usadas por los guerreros'; más ŏlĕum (aceite), del latín arcaico oleivon (aceite y árbol del olivo). Términos sin aparentes nexos indoeuropeos. Petroleum fue tomado del griego bizantino o medieval πετρέλαιον = petrélaion (líquido aceitoso u oleoso de las rocas, aceite que rezuma de las rocas). Petrélaion en griego y petroleum en latín son nombres que no aparecen en tiempos clásicos antiguos.
De petroleum derivan petróleo en español y pétrole en francés, que se documenta hacia 1240 como petteroile o aceite mineral natural con un sentido medicinal: Así como petroleo en portugués, petrolio en italiano, petrol en rumano, etc.
Petróleo significa 'aceite de las piedras' no porque esta sustancia exista sólo por extracción de pozos petrolíferos que sacan el producto de entre las rocas y que se cuentan quizás por centenares de miles en todo el mundo y que comenzaron a perforarse masivamente desde el siglo XIX, sino debido a que desde la prehistoria el hombre primitivo veía emanaciones oleosas desde las rocas o que flotaban en las aguas continentales, naturalmente en las zonas del planeta abundantes en él.
Se sabe que durante el Paleolítico y el Neolítico se usaban betunes (del latín bitumis) para alumbrarse y para pegar piedras en las construcciones. El Oriente Medio fue el lugar en donde tal vez las primeras civilizaciones (sumerios, asirios, babilonios) usaron petróleo crudo y asfalto de depósitos superficiales o rezumaderos en Tuttul (hoy Hit, Irak a orillas del Éufrates); por ejemplo, inscripciones descubiertas en Irak (Mesopotamia) describen su empleo hacia el año 4000 a.C., y aun antes. Otras civilizaciones antiguas usaban asfalto (del antiguo griego ασφαλτος = asphaltos, 'asfalto o betún flotando sobre la superficie de algunas aguas', una forma espesa de petróleo), muy abundante en el Cercano Oriente y en las márgenes del Mar Muerto, Caspio y Pérsico, para calafatear o sellar embarcaciones, unir bloques en la construcción, para iluminación y con fines medicinales. Plutarco escribió que Alejandro Magno, cuando fue a Kirkuk (ahora Irak), alrededor del año 331 a.C. se asombró al ver una llama continua que salía de la tierra; quizá se trataba de gas natural encendido.
En el libro bíblico Génesis 11:3 dice: "...Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla". En Éxodo 2:3 se puede leer, "Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río". Era la cuna de Moisés. También el arca de Noé habría sido untada con asfalto para hacerla hermética y estanca.
Hacia el siglo VI a.C. ciertas formas de petróleo ya eran combustibles en Babilonia y el rey Nabuconodosor II usó asfalto para construir y sellar murallas. Los egipcios embalsamaban a sus muertos mezclando sustancias aromáticas con betún. En América del Sur los indígenas del norte de Venezuela también conocían el petróleo fluyendo de manera espontánea. El primer pozo petrolífero fue hecho en 1859 al noroeste de Pensilvania por Edwin Drake (1819-1880).
Se estima que la mitad del petróleo que ahora se extrae procede de rocas del Cenozoico, seguido del Paleozoico y en tercer lugar, del Mesozoico.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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