Etimología de ARAGÓN

ARAGÓN

La palabra Aragón es el nombre propio de una región española, hoy propiamente comunidad autónoma, situada en el norte de la mitad oriental del país, que comprende los Pirineos centrales, la parte central del valle del Ebro y las sierras del macizo Ibérico. Lo integran tres provincias: Huesca, Zaragoza y Teruel. Aragón constituyó un reino medieval que en origen era un pequeño condado pirenaico atravesado por el curso superior del río Aragón, un afluente del Ebro, y de ahí su nombre, es decir que su nombre procede del nombre del río.

El nombre del río Aragón es de etimología desconocida, aunque sabemos con toda seguridad que es un hidrónimo prerromano. Algunos afirman por ahí que los romanos lo citan como Aragus, pero esto es parcialmente falso, y el único Aragus registrado es un cognomen de varón testimoniado en la epigrafía. La mención a un Aragus flumen es muy tardía, del s. IX, y se encuentra en un texto de san Eulogio de Córdoba. Se trata de una latinización y no es seguro que se refiera al río Aragón, sino probablemente al río Arga que viene del Pirineo navarro y confluye con el Aragón antes de desembocar unidos en el Ebro.

Siendo un topónimo prerromano la propia ubicación del río hace dudar de si se trataría de un vocablo ibero, vasco o celta (celtíbero). Pues en efecto esta fue un área fronteriza entre hablantes vascos pirenaicos, hablantes de ibero de la franja oriental peninsular que abarcaban hasta aquí, y hablantes del celtíbero muy próximos (en la parte sur de Navarra ya lo eran). Y así se ha especulado con diversas posibilidades. Si se relacionara con el vasco el elemento ara- significa valle en esta lengua, sin que tengamos claro el sentido de los otros formantes posibles de la palabra. Hay quienes postulan una raíz céltica *arg- con anaptixis (*arag-), raíz muy frecuente en topónimos celtibéricos españoles relacionados con ríos o con poblaciones junto a ríos, como Arganzón, Arga, Arganda, Arganzuela, etc., raíz relacionada quizá con el brillo blanco de unas aguas cristalinas, que no es más que la raíz indoeuropea *arg- (brillar), que da en latín argentum, el nombre de la plata. Y aún otros, que defienden un origen ibérico, especulan con que un elemento ara- presente en algunos nombres de montes o peñas, significara en ibérico peña. En definitiva, es muy difícil reconstruir una etimología a partir de lenguas perdidas y muy escasamente documentadas.

España, como la mayoría de los países de Europa, se formó a partir de un conglomerado de reinos medievales unidos a través de alianzas y matrimonios entre sus reyes. Aragón fue uno de ellos. Como hemos dicho Aragón fue un pequeño condado en la vertiente sur de los Pirineos de los siglos VIII y IX, igual que se formaron pequeños condados más al oriente, en la zona pirenaica hoy catalana. La formación y organización de estos poderes fue tutelada por el imperio carolingio que se extendía por Francia al norte, con el fin de consolidar una especie de miniestados que sirvieran de tapón a posibles avances o razzias de los musulmanes que habían invadido la península Ibérica y que, si bien no se asentaron en estas zonas prepirenaicas, estaban demasiado cerca y ya habían intentado una penetración al otro lado de los Pirineos que había sido repelida. En concreto el condado de Aragón, que pronto absorbió a los pequeños condados vecinos de Sobrarbe y Ribagorza, pronto se independizó de la influencia carolingia y durante cierto tiempo, en el s. X, estuvo ligado al pequeño reino de Navarra, hasta que en la primera mitad del s. XI se desgaja de Navarra y se convierte en reino, siendo Ramiro I su primer rey. El reino se expandió hacia el sur con la reconquista de territorios a los musulmanes, de modo que en la primera parte del s. XII ya había conquistado las tierras de Zaragoza y Teruel configurando lo que iba a ser el medieval reino de Aragón.

Al mismo tiempo los pequeños condados catalanes, más al este, sufrieron el predominio del condado de Barcelona del que eran feudatarios. La boda de Petronila, heredera del reino de Aragón, con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, producida en el año 1150, supuso de facto la unión dinástica, ya personificada en su hijo Alfonso II, que era rey de Aragón y a la vez conde de Barcelona. Esto gestó la llamada Corona de Aragón, que en el s. XIII se completó con el reino de Valencia y el reino de Mallorca, creados en los territorios arrebatados a los musulmanes. La Corona de Aragón era una confederación de reinos, cada una con sus fueros, unidos en una misma monarquía, que debido a su imperialismo por el Mediterráneo incorporó además territorios como Sicilia, Córcega, Cerdeña y el reino de Nápoles.

Por otro lado en el resto se había producido la unión dinástica, en 1230, de los reinos de Castilla y León. Cuando en 1469 se casan, la heredera del trono de la Corona de Castilla, Isabel, con el heredero de la Corona de Aragón, Fernando, y al subir al trono Fernando en 1479, se hace efectiva la unión de todos los territorios españoles en una sola monarquía (con la excepción del pequeño reino musulmán de Granada que sería conquistado poco después). De manera que ya a finales del s. XV se produce una unificación basada en alianzas y enlaces, aunque todos los reinos conservan sus propios fueros y legalidad, hasta que a inicios del s. XVIII, el primer heredero de la línea de los Borbones, Felipe V, con sus decretos de Nueva Planta, elimina en buena medida las diversidades forales y fundamenta la igualdad jurídica de los territorios.

- Gracias: Helena

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