La palabra caray, aparte de poder ser una forma menos usual de decir carey (cierta tortuga y la materia córnea de su concha), voz que viene del taíno, se trata de una interjección muy común que expresa extrañeza o enfado y que antiguamente también se escribió carai. Aunque hoy se tiene por interjección inocente, algún diccionario del s. XIX todavía advierte que es palabra especialmente malsonante. Y es que caray es sencillamente "carajo", sólo que dicho en catalán como para suavizarlo, del mismo modo que hoy en el área de Valencia decimos en castellano "collons", como forma atenuada de decir "cojones". Ya lo dice un refrán catalán para referirse a la hipocresía de quien manifiesta no hacer ciertas cosas y resulta que hace otras peores: "Els escrúpols de Fra Gargai, qui per no dir fotre deia carai" ("los escrúpulos de Fray Gargajo, que por no decir joder decía carajo").
En efecto la voz es sencillamente la forma como suena el catalán carall (carajo), a veces incluso escrito carai. La palabra catalana carall, más antiguamente testimoniada que carajo en castellano, tiene el mismo origen que esta y que el galaico-portugués caralho.
La etimología más lógica y factible de estas palabras es sin duda la que propuso Spitzer, por mucho que Corominas no la entienda. Vendría de una del latín forma vulgar characŭlum, pero no como se supone por ahí, diminutiva de charax y préstamo del griego χάραξ (palo o estaca). Charax en latín se testimonia como nombre propio de una ciudad de Persia y es voz rara como helenismo que signifique palo. Sin embargo, personalmente sí creo que pudo ser frecuente una formación instrumental characŭlum a partir del más frecuente verbo del latín vulgar charaxare (grabar, raspar, surcar, escribir por incisión), del que se testimonian formas como charaxatura y charaxarius (notario, escribiente). Este characŭlum sería más bien el nombre de un estilete para grabar, perforar o escribir por incisión, que como sentido figurado adquiriría el valor de miembro viril (en un obsceno sentido "perforante", lo que no tiene nada de raro).
Mucho más raro es lo que prefiere Corominas, un origen a partir de un supuesto caracŭlum derivado de carĕre o carrīre, un verbo poco usual que significa cardar la lana, y que según él, significaría "tener coito", lo cual imagina totalmente (tal sentido no está testimoniado en latín), por el hecho de que en catalán cardar también se emplea con el valor de copular. Parece un malabarismo explicativo poco admisible. Y otros intentos explicativos son incluso peores que este.
El verbo charaxare es préstamo del griego χαράσσω ("charassō", hacer incisiones, grabar), que tiene que ver con χαρακτήρ ("charaktér", instrumento para grabar, marca, rasgo distintivo), que prestado al latín como character da lugar a nuestro vocablo carácter. Estas palabras se asocian a una raíz indoeuropea *gher-3 (rascar, arañar).
- Gracias: Helena
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