Etimología de EXPOSICIÓN

EXPOSICIÓN

La palabra exposición viene del latín expositio, expositionis (acción de poner o sacar algo fuera), nombre de acción del verbo exponere (poner o colocar fuera, exponer, exhibir, también abandonar), un compuesto con el prefijo ex- (de un interior a un exterior, de, desde) y el verbo ponere (poner, colocar, situar), que es contracción de *posinere y a su vez se compone de un arcaico prefijo po- (del mismo origen indoeuropeo que el griego apó-) y el verbo sinere (situar). Innumerables palabras se derivan de los compuestos latinos de ponere, como, por poner sólo unos ejemplos, deponer, imponer, componer, reponer, suponer, superponer, presupuesto, etc. A su vez, directamente de sinere tenemos palabras como sitio, sitial o situar.

Pero en latín la palabra expositio tiene además un sentido muy concreto. Se refiere al abandono de recién nacidos no deseados en la vía pública, que se "sacan fuera" para que otros los adquieran. En general los romanos valoraban mucho una descendencia numerosa, por lo que no era muy normal abandonar a un niño en una familia con los mínimos recursos. El abandono se producía por dos causas. La primera eran las dudas sobre la paternidad de la criatura. En efecto, cuando nacía una criatura se colocaba ritualmente a los pies del padre, o del pater familias, que entonces lo tomaba del suelo y lo elevaba. Con este gesto reconocía al hijo o lo incluía legalmente en la familia, quedando obligado por ley no sólo a cuidarlo y alimentarlo, sino también a proporcionarle educación. Pero si el padre (o en su lugar el jefe de familia que podía ser el abuelo), se negaba a realizar ese gesto, significaba que no reconocía su paternidad ni la legitimidad de ese niño, y entonces podía ser expuesto. El segundo motivo era un motivo tradicional que ha afectado a todas las sociedades: la miseria que hacía que alguien no pudiera abordar la crianza de más hijos.

En la antigua ciudad de Roma existía un lugar llamado la Columna Lactaria, situada ante el templo de la diosa Pietas, en el foro Holitorio (mercado de las verduras). El nombre pudo deberse a que un viejo culto practicaba allí libaciones de leche, pero a este lugar acudían con sus hijos los padres muy pobres para apelar a la caridad pública y obtener leche para sus hijos, y parece que también allí se concentraban mujeres lactantes que se ofrecían como nodrizas y que eran contratadas por gentes que buscaban sus servicios. Con el tiempo también se convirtió en el punto donde de noche se abandonaba a los recién nacidos no deseados. Allí normalmente acudían los tratantes de esclavos, que muchas veces recogían a los recién nacidos que hubieran sobrevivido a la intemperie, para criarlos y venderlos como esclavos. Sabemos que la columna Lactaria desapareció en la segunda mitad del S. I a. C, con la construcción del teatro Marcelo en esa zona, pero parece que no desapareció la tradición de punto de exposición de recién nacidos.

Como curiosidad, entre los griegos antiguos, aparte del conocido abandono que practicaban los espartanos en el monte Taigeto, de los bebés enfermos, débiles o con minusvalías, entre los atenienses y en bastantes ciudades de Grecia, lo que se producía era un abandono selectivo de las niñas en un altísimo porcentaje. Las familias ciudadanas deseaban herederos varones y sólo tras obtener estos criaban a niñas, siempre que fueran medianamente acomodados. Y es que buscaban mano de obra útil para la familia y prolongadores legales de la hacienda y legitimidad familiar. Las niñas hijas de ciudadanos debían ser criadas prácticamente encerradas en los gineceos, y luego había que casarlas, cosa que sólo se lograba con la dote, obligatoria por ley, que había que entregar al marido. Si no había dote, esas niñas solo podían aspirar a ser como mucho concubinas. La familia debía destinar cuantiosos recursos económicos a la dote de las hijas, por lo cual las hijas eran consideradas onerosas y muchos pensaban que no podían permitírselas. Eso hacía queno hubiera tantas hijas casaderas como varones aspirantes a ellas, y el que tuviera hijas eligiera la mejor alianza familiar posible con su matrimonio, y las posibilidades de matrimonio legítimo siempre estaban abiertas a los más pudientes y más cerradas a los más modestos. Como sólo siendo hijo de un matrimonio legítimo se adquiría la ciudadanía, que en Grecia era de puro linaje, este rango cada vez se asociaba más a los más acomodados y la proporción de habitantes que realmente gozaban del derecho de ciudadanía era reducida. Las niñas abandonadas, si no morían, eran a veces recogidas por tratantes de esclavos o lenones (proxenetas), que las criaban para prostitutas callejeras.

Lo cierto es que, aunque hoy es práctica desusada por lo que tiene de estigmatización social, hasta no hace tanto, en nuestras sociedades, existía la costumbre de imponer a los niños abandonados, de procedencia desconocida y criados en un hospicio u orfanato, el apellido de Expósito, es decir, "abandonado".

- Gracias: Helena

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