Estipular es llegar a algún acuerdo. El verbo estipular viene del latín stipulare (regatear, hacer un trato). Según San Isidoro (560-636) stipulare viene de stipula (paja) y antiguamente se sellaban los tratos rompiendo una paja. Ambas partes se quedaban con parte de la paja quebrada como prueba del trato.
La palabra stipula es el diminutivo (-ula, como en célula) de stipes (estaca, tronco). Esta palabra se asocia con la raíz indoeuropea *steip (apretar, comprimir), que comparte con el verbo estibar.
En realidad toda historia de la pajita no parece más que una especulación tardía. Todos los etimólogos romanos clásicos (Varrón, Festo,... vinculan el verbo stipulari, que no es regatear, sino consolidar un acuerdo y prometer solemnemente o exigir un compromiso verbal solemne sobre algo, al verbo stipare (consolidar), y no a stipula, e incluso hasta Justiniano se considera que stipulatus es sinónimo de firmus (firme, consolidado). Si lo habitual en todos los acuerdos hubiera sido romper una pajita, los romanos de plena época lo hubieran sabido. La leyenda de "la pajita" de los acuerdos se debe a un episodio de un viejo ritual narrado por Tito Livio (Ab urbe condita I, 24), previo a la famosa historia de los Horacios y los Curiacios. Estamos en la segunda mitad del s. VII a.C., en época de Tulo Hostilio, el tercer rey de Roma, y se ha declarado una guerra entre romanos y albanos (habitantes de la ciudad de Alba Longa) con motivo de las tierras en sus zonas fronterizas. Pero aunque Tulo Hostilio es un rey belicoso, parece que el pueblo no está muy dispuesto a derramamientos de sangre. Entonces surge la propuesta de dirimir la guerra reduciéndola a un combate singular: hay en el ejército romano unos trillizos llamados Horacios, y en ejercito albano existen también tres hermanos trillizos llamados Curiacios. Si ellos aceptan, dirimirán en un duelo el resultado de la guerra y se considerará que el grupo que gane dará la victoria en la guerra a su pueblo. Pero para pactar solemnemente que ambos reyes y ambos pueblos van a acatar esto sin posteriores arrepentimientos o represalias, tienen que estipularlo, es decir, hacer una promesa solemne, y así Tulo Hostilio llama a un fecial (un tipo de sacerdote muy ligado en Roma a tratados sagrados) que trae el sagmen (así se llama a un puñado de hierba sagrada que crecía en la ciudadela, empleada en tales rituales), y tocando en la cabeza con la hierba al designado como pater patratus (el que formulará la estipulación y hará el sacrificio ritual), comienzan los juramentos de todos, y se supone que luego podían compartir ambas partes ese puñado de hierba sagrada.
- Gracias: Helena
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