La palabra enojo la hacemos derivar de enojar, verbo que viene del latín vulgar inodiare (causar aborrecimiento), verbo que procede de la fusión de expresiones clásicas como in odio esse (estar en el odio, ser odiado). Según Corominas, en realidad la forma antigua castellana del verbo era enoyar, perfectamente documentada, mientras la variante enojo/enojar se da por préstamo del provenzal, imponiéndose a la larga sobre la forma patrimonial castellana del verbo.
En latín se forma pues a partir de odium (odio, aborrecimiento, horror o rechazo ante algo), sustantivo de efecto o resultado del verbo defectivo odi (odiar).
Se ha querido ver en este verbo odi una raíz indoeuropea *od-2, ya vinculada por su sentido al odio y la irritación, presente, aunque de manera escasa, en otras lenguas indoeuropeas, y diferente de la raíz *od-1 (oler).
- Gracias: Helena
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