Etimología de CRASULÁCEA

CRASULÁCEA

La palabra crasulácea designa a una familia de plantas dicotiledóneas herbáceas o arbustivas, cuyo rasgo dominante es poseer hojas carnosas o suculentas, lo que les da un aspecto grueso o gordo. Existen algo más de 1300 especies a nivel mundial y la mayoría prosperan en regiones secas, cálidas y templadas. El término proviene del latín científico Crassulaceae J. St. - Hill 1805, que es el nombre latinizado de la familia, formado por el vocablo Crassula Linneaus 1753, (nombre del género representativo, formado por el adjetivo latino crassus, con el significado de 'gordo, grueso, espeso, graso, tosco, grosero y hasta ignorante, necio, estólido y bobo', y el sufijo diminutivo -ulus, -ula). Sin embargo, para formar el nombre de la familia (Crassulaceae), a Crassula se le agregó el sufijo latino -acea, -aceae, para dar la idea de 'participar o compartir ciertos rasgos naturales en común', como se construyen las denominaciones del resto de los centenares de familias botánicas, como por ejemplo, Droseraceae, Annonaceae, Anacardiaceae, Solanaceae, Lauraceae, y muchas más.

Crassus (grueso, gordo, de donde 'craso error' e 'ignorancia crasa') es un término latino muy viejo, que se encuentra documentado en los escritos de Plinio el Viejo (s. I d.C.) y otros escritores romanos de la época. No obstante, unos dos o tres siglos antes, otro escritor latino, Catón el Viejo (234-149 a.C.), ya utiliza el término, e incluso, parecen existir evidencias epigráficas (escritos grabados en piedra o cualquier material duradero) anteriores del vocablo crassus, el que está relacionado con otra palabra latina, grossus, que originalmente significó 'higo tardío' y posteriormente, también 'gordo'.

Así mismo. el adjetivo crassus se utilizó también como cognomen o sobrenombre en la antigua Roma, pues al menos desde el siglo III a.C. se tienen atestiguados personajes de esta familia con este apellido, lo que nos permite colegir que de seguro el término es de una antigüedad mayor, pues en alguna época pasada debió haberse aplicado como mote a cierta persona obesa o gorda, para luego convertirse en apelativo formal.

Si bien es cierto que Carlos Linneo (1707-1778) fue el que introdujo el término Crassula como nombre botánico genérico en su obra Species Plantarum de 1753, la verdad es que 21 años antes, en 1732, el botánico alemán Johann Jacob Dillenius (1684-1747), ya menciona Crassula en su libro Hortus Elthamensis seu Plantarum Rariorum (London, MDCCXXXII). Crassulaceae, como nombre de la familia, lo propuso el naturalista francés J. Henri J. Saint-Hilaire (1772-1845) en su Exposition des families naturelles, en 1805.

Como ejemplos de plantas crasuláceas, de entre los centenares de especies que existen, podemos mencionar al ombligo de Venus (Umbilicus rupestris Salisb & Dandy, 1948), muy común en la región mediterránea de Europa, así como la uva de gato (Sedum album Linnaeus 1753), del latín sedum, nombre que ya se daba a cierta planta crasulácea desde épocas romanas, y mencionada por Plinio el Viejo (s. I d.C.) en su Historia Natural, y album, 'blanco', como en albúmina.

Mencionemos finalmente como un dato no etimológico, que las crasuláceas y otras plantas suculentas de regiones áridas, poseen un sistema de fijación del dióxido de carbono que permite conservar agua de reserva, lo que las hace resistentes a la sequía. Ello consiste en que durante la noche, cuando la temperatura desciende, los estomas se abren y el dióxido de carbono penetra para ser incorporado en ácidos orgánicos, y en el día, cuando los estomas se cierran para conservar humedad, estos ácidos son descarboxilados y se utiliza el anhídrido carbónico en la fotosíntesis.

Fuentes:


- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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