Etimología de ARQUEOPTERIX

ARQUEOPTERIX

La palabra arqueopterix, aunque no está incluida en el diccionario de la RAE, es un término muy común en los textos de biología, debido a que se refiere a una especie de ave o pájaro primitivo y extinto con rasgos reptilianos que vivió hace aproximadamente 150 millones de años, en el Jurásico tardío, de la era Mesozoica. Se trataba de un ser de unos 50 centímetros de largo, con un peso aproximado de un kilogramo, carnívoro, con el cuerpo cubierto de plumas (como las aves actuales), pero quizás torpe para volar. Tenía dientes afilados en las mandíbulas, cola ósea postanal, en contraste con las aves cuya cola está formada solamente por plumas; y tres dedos con uñas afiladas en cada ala o miembro anterior.

Arqueopterix procede del latín científico Archaeopteryx, vocablo a su vez formado por los elementos griegos arkhaio- de ἀρχαῖος (arkhaios), 'antiguo', de arkhē, 'el inicio', proveniente de arkhein, 'existir, ser, gobernar, reinar' (de donde se han derivado autarquía, monarquía y oligarquía); y πτέρυξ (pteryx), 'pájaro, ala', de πτέρον (pterón), 'ala'. Así que literalmente entonces, se traduce como "ala o pájaro primitivo o antiguo".

De ἀρχαῖος (arkaios), arkhē, con el significado de 'condición primitiva o tiempo antiguo', se han generado otros términos como: arcaísmo, 'voz antigua ya en desuso'; arqueología, el 'estudio de monumentos, objetos y artes de la antigüedad'; arcaico, 'algo muy antiguo o de tiempos muy remotos'; arqueobacterias, menarquia, arqueozoico, arqueosaurio, etc.

Por otro lado, πτέρυξ (pteryx), πτέρον (pterón), es una voz griega que se cree vinculada a la hipotética raíz indoeuropea *pet- (caer, volar), y también participa en la formación de otros términos como: helicóptero, pterosaurio, díptero, hemíptero, himenóptero, lepidóptero, coleóptero, sifonáptero, pterodáctilo, y muchos más.

Para rastrear la acuñación del término Archaeopteryx, debemos mencionar que todo empezó cuando el paleontólogo alemán Christian Erick Hermann von Meyer (1801-1869), en 1861, describe una pluma fosilizada descubierta en los depósitos del área de Solnhofen, Alemania, en la región de Bavaria, en una serie de cartas enviadas a su colega Heinrich Georg Bronn (1800-1862), y en septiembre de ese mismo año reportó que Friedrich Ernst Witte, un experimentado buscador de fósiles, había desenterrado en las cercanías de Langenalthein, Alemania, un esqueleto casi completo de un animal con plumas semejantes a la que ya había mencionado. Meyer publicó la descripción oficial de la pluma en el Journal Paleontographica, en abril de 1862, proponiendole el nombre Archaeopteryx lithographica (a la pluma, pero no al esqueleto), sugiriendo ese nombre para la especie, porque de esas areniscas se obtenían materiales para la grabación en piedra o litografía. Mientras que el biólogo y paleontólogo inglés Richard Owner (el mismo que acuñó el término dinosaurio), describió el esqueleto en 1863, para el que destinó el nombre de Archaeopteryx macrura.

Desde aquel tiempo a la fecha, se han desenterrado unos 11 especímenes (además de la pluma de Meyer). Ante este estado de cosas, existe una acalorada controversia en el sentido de considerar a este vertebrado con plumas (Archaeopteryx) como una especie que representaría la transición evolutiva entre reptiles y aves, o bien solamente un organismo donde la evolución se detuvo y se extinguió. Si esto último sucedió, entonces lo más probable es que nuestras aves provengan de ciertos tipos de dinosaurios, con un punto de convergencia en algunos terópodos con plumas; sin embargo, otros creen que el origen de las aves se encuentra en épocas todavía más antiguas, en algún ancestro común (de dinosaurios, cocodrilos y aves), pero no necesariamente de Archaeopteryx.

Fuentes bibliográficas:

- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.

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