La palabra aldaba viene del árabe andalusí aḍḍábba que a su vez era una realización dialectal del árabe clásico الضبّة aḍ-ḍabbah.
La palabra árabe الضبّ aḍ-ḍabb significa "lagarto", por eso, al ver esta palabra الضبّة aḍ-ḍabbah que parecía ser el femenino de "lagarto" pero que significaba "cerrojo", se supuso que los pestillos y cerrojos podían recordar la forma de un lagarto al ser alargados y meterse en un boquete o en una argolla, y por eso habría tomado la palabra "lagarta" en árabe el sentido de "cerrojo". Así figura en el DRAE desde que Federico Corriente refrendó esta suposición aceptándola en el Diccionario de arabismos y voces afines en iberorromance, Madrid: Gredos, 1999, pág. 146.
Hay un problema, que difícilmente la palabra الضبّة aḍ-ḍabbah significaría "lagarta" en árabe, pues el morfema de femenino ۃ -ah, que en árabe se llama tāˀ marbūṭah, sirve efectivamente para formar los femeninos de los animales grandes cuyo sexo, conspicuo, se puede establecer a simple vista, como قطّ qiṭṭ "gato" / قطّة qiṭṭah "gata", كلب kalb "perro" / كلبة kalbah "perra", o حمار ḥimār "burro" / حمارة ḥimārah "burra", pero cuando es difícil distinguir si el animal es macho o hembra, caso de los insectos, reptiles, incluso pequeños mamíferos como los roedores, la distinción de sexo no es pertinente, en cuyo caso el morfema de la tāˀ marbūṭah, ۃ -ah, aun manteniendo el género femenino, se utiliza sin embargo para distinguir el número, de manera que el nombre del animal no marcado de tāˀ marbūṭah será un nombre genérico con valor de colectivo y el mismo nombre marcado con ella será el singulativo indicador de la unidad: نمل naml "hormiga(s)" / نملة namlah "una hormiga", حنش ḥanaš "serpiente(s)" / حنشة ḥanašah "una serpiente", فأر faˀr "raton(es)" / فأرة faˀrah "un ratón". Visto esto, lo de queالضبّة aḍ-ḍabbah hubiera significado alguna vez "lagarta" queda en entredicho, pues no hay manera de saber viendo un lagarto si es macho o hembra, a no ser que fuera un experto zoólogo. Habría significado, en realidad el ejemplar de lagarto, en oposición al colectivo "lagarto". Pero, bueno, esto no es óbice para que le hubieran llamado a un cerrojo "lagarto", macho o hembra, singular o colectivo, podría haber sido. Sólo que, al parecer, no fue así.
Ha sido el propio Corriente quien se ha dado cuenta y se ha desdicho después al publicar en inglés el mismo libro, corregido y enmendado, con el título de Dictionary of Arabic and allied Loanwords Spanish, Portuguese, Catalan, Gallician and Kindred Dialects, Leiden: Brill, 2008. En éste, en la pág. 92, admite como mucho más probable que se trate de una adaptación al árabe de una palabra del antiguo egipcio que está reflejada en el copto t-epō "cerradura de puerta". Lo que ha ocurrido es que el árabe lo habría acercado a la forma ضبّة ḍabbah, que le resultaba más próxima.
Con respecto a la aparición en el arabismo español de la -l- original del artículo, siendo así que el árabe la asimila y no dice al-ḍabbah sino aḍ-ḍabbah se debe al primitivo sonido lateral-dental que tuvo este fonema en árabe, del que se habla en albayalde.
En el árabe moderno ḍabbah es "cerrojo" y "picaporte", pero quizá ya en al-Andalus se habría especializado, porque el caso es que en español no significa propiamente un cerrojo, sino una pieza de metal con que se aseguraba por dentro una puerta ya cerrada. Constaba de una barra fijada en la pared o el marco de la puerta por un extremo, de manera que podía girar arriba y abajo, y por el otro extremo tenía un gancho que entraba en una argolla afianzada en la pared o el marco en el otro lado de la puerta. Cuando la puerta estaba abierta, la aldaba colgaba, y cuando la puerta se cerraba con su cerrojo, la aldaba se extendía para enganchar la argolla del otro lado y asegurar el cerrado. Las aldabas pequeñas para afianzar ventanas y ventanucos se llamaban aldabillas. Otro sentido que tomó la palabra aldaba es el que en España hoy es más conocido, el de llamador colgante de las puertas. Solía ser un aro de hierro u otro metal colgando de la parte de arriba que se levantaba y dejaba caer sobre un clavo de cabeza gruesa fijado en la madera de la puerta. Pero había aldabas de otras hechuras, en forma de mano que sostenía una bola con la que golpeaba en el clavo, en forma de herradura colgante de un travesaño, en forma de martillico, en fin, había tantas formas cuantas sugiriera la fantasía del aldabero. El golpe dado con la aldaba era el aldabonazo, y una persona con "muchas aldabas" era alguien que podía acudir a las altas instancias, que abrían su puerta a los imaginarios aldabonazos del solicitante. También se dice al muy tragón, que se lo come todo, que es un tragaldabas, como diciendo que se come hasta las de las puertas.
Ahora bien, un localismo aldabón que se usa en Extremadura para "lagarto", no es aumentativo de esta aldaba, sino que, como es obvio, viene del mismo الضبّ aḍ-ḍabb "lagarto" al que se quiso adscribir primero la palabra الضبّة aḍ-ḍabbah.- Gracias: Joaqu1n
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