La palabra almendra parece que viniera del árabe por esa al- inicial que encontramos en palabras como alcohol y algodón. Algún influjo del árabe hispano debe de haber tenido, pues la palabra almendra viene de latín amygdála (nos dio amígdala por vía culta). Así esa am- inicial debe haber cambiado a al-. Como sabemos, en latín no usaban la Y (I-griega) y la reservaban para palabras tomadas del griego. En este caso, la palabra griega era ἀμυγδάλη (amygdale). Covarrubias1 lo explica de esta manera:
Amigdalam ideo graeci nominari, testis est Herodianus Alexandrinus, quod post viride putamen multos scarificatus ostendat et in rimulas dehiscat, quas τας αμυχας vocant αμυχη, scarificatio.
No sean mal pensados. Testis, en este caso no quiere decir testículo, sino que testigo. Viride no quiere decir viril, sino verde. Además putamen no quiere decir hombre gay, sino cáscara. Así que la traducción sería algo así como:
La almendra la llamaban así los griegos, según testimonio de Herodiano de Alejandría, por esta razón: porque tras la corteza verde muestra muchas incisiones y se hiende en pequeñas grietas, que llaman "amychas", de amyche, cicatriz.
Fuente:
En realidad la palabra patrimonial almendra no viene directamente de amygdala, que es la forma directamente prestada por el griego al latín. En latín vulgar, en el ámbito rural, se produjeron diversas variantes todas ellas bien testimoniadas, como amyndăla y amandŏla. De la primera, con las pertinentes disimilaciones, viene la palabra española almendra. De la segunda procede el vocablo italiano mandorla, que nosotros hemos tomado como tecnicismo del arte. La mandorla o "almendra mística" es una especie de marco ovalado o aureola ovalada en que se inscribe la figura de Cristo en majestad (también llamado pantócrator) en las representaciones del arte bizantino y románico.
En cuanto a la palabra latina amygdala o amyndăla, designaba tanto al fruto como al árbol. El árbol parece que tiene su origen en las zonas montañosas de Asia Central, pero se expandió por el Mediterráneo en la Antigüedad. Hay ciertos indicios de que en Hispania, muy limitadamente, pudieron introducirlo los fenicios en el primer milenio antes de Cristo, en alguna de sus colonias de las costas del sur, pero los indicios hallados podrían deberse a una importación comercial y no es seguro. Quienes propagan de verdad el almendro en Hispania son los romanos, que lo introducen como importante cultivo de secano en todas las tierras premontañosas cercanas a las costas mediterráneas, y en época romana Hispania se convierte en un principal centro productor y exportador de almendras, como puede observarse a raíz de los frecuentes hallazgos de cargamentos de almendras en los hallazgos submarinos de naves romanas hundidas.
La palabra griega ἀμυγδάλη, diga lo que diga Covarrubias o Herodiano no tiene nada que ver con cortezas ni nada de eso, eso son etimologías populares. La palabra ἀμυγδάλη dentro del griego es un viejo préstamo de una lengua extranjera en el griego, y no es griego, y carece de etimología conocida.
Por lo demás no tiene sentido pensar que las palabras que empiezan por al- vienen del árabe. Sólo una parte de las palabras que empiezan por al- vienen del árabe. Tenemos cientos de palabras que empiezan por al- y no vienen del árabe, como aluminio, alumno, alimento, alado, alumbrar, albúmina, alabar, alto, alterar, alucinar, alveolo, alegoría, aliento, alondra, alce, alienígena, alopecia, etc.
- Gracias: Helena
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