El antropomorfismo consiste en la atribución o asignación de la forma u otras características humana a seres, objetos o fenómenos reales o imaginarios no humanos. Es un término muy importante en teología y mitología, porque los pueblos con frecuencia han creído en deidades con rasgos humanos.
Antropomorfismo es palabra documentada en francés (anthropomorphisme) desde 1749, y se formó de los siguientes elementos del griego antiguo:
El término ανθρωπομορφοϛ (anthropomorphos), formado por:
Entonces, antropomorfismo es "la tendencia o costumbre (-ismo) de atribuir rasgos o formas (morphé) humanas (ánthropos), ya sea corporales o de comportamiento a seres no humanos, fenómenos o cosas reales o imaginarias.
Pero el término sin el sufijo (-ismos, -ismo), en realidad es muy antiguo: en latín, los escritores eclesiásticos de la cristiandad llamaban anthrōpŏmorphītae (antropomorfitas) a los herejes que afirmaban que dios tenía figura de hombre. Isidoro de Sevilla (560-636) los llamó anthrōpomŏrphīticus en su obra Etymologiae u Originum sive etymologiarum (Etimologías u Origen), escrita entre 627-630.
Anthrōpŏmorphītae a su vez proviene del griego antiguo ανθρωπομορφοϛ, ία (anthropomorphos, ía), término con el mismo significado, 'que tiene forma humana', utilizado por griegos como Estrabón, Dioscórides, Plutarco, Dionisio de Areópago y otros.
Cualquier referencia a las divinidades como teniendo cuerpo humano de forma parcial o total, o algún rasgo emocional o conductual es antropomorfismo. Por ejemplo, 'la mano de Dios', 'la boca de Dios', 'el castigo de Dios'. Es probable que la forma más clásica y conocida de antropomorfismo la tengamos en la religión y mitología grecorromana, que está pletórica de dioses con aspecto o con sentimientos humanos. Entre los griegos, se puede citar a la diosa Deméter (Δημήτηρ) = Dēmḗtēr, representada por una mujer madura o matrona que se asociaba con los ciclos estacionales y el crecimiento de los cultivos. También, por ejemplo, la atribución de cualidades o conducta humana a seres totalmente ficticios como Mickey Mouse, son casos de antropomorfismo. Los ejemplos son incontables: árboles que hablan, rostros que soplan y producen viento, cacahuates o chícharos con ojos y boca platicando, flores bailando, el mar indómito y colérico, nubes con ojos, huracanes desatando toda su furia, como si de humanos se tratara, la luna con cara de mujer, o el sol con rostro masculino, diversas fábulas del griego Esopo (h. s. VI a.C.)...
Muchos pasajes del Antiguo Testamento revelan antropomorfismo:
"En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas..." Salmos 77:19. "¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?", Salmos 13:1.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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