El primero se refiere a todo, pero en especial al hueso, relacionado con el arco superior de la boca que constituye el paladar, o sea, el órgano del gusto. Este lleva el sufijo -ino de pertenencia, como en capuchino y estenohalino sobre la palabra latina palatum (paladar, bóveda de la boca). Según de Vaan la palabra latina podría estar vinculada una raíz *plh2-o/u- (llano, extendido), que compartiría con planus (plano).
El segundo se refiere algo que tiene relación con palacios. Este viene del latín palatium de donde tenemos la palabra palacio. En origen era una de las siete colinas de Roma, donde construían las residencia de los emperadores. Según unos, este topónimo podría venir de una raíz etrusca que significa cielo y también daría la palabra paladar. Para otros podría venir de palus (palo), en sentido de una cerca de palo edificada para su protección.
El tercer Palatino, con mayúsculas, se refiere a esta colina romana. Ahí es donde se fundó Roma. Las otras seis se llamaban: el Aventino, el Capitolino, el Quirinal, el Viminal, el Esquilino-Oppio y el Celio. Estas siete constituían la confederación romana llamada el Septimontium.
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