La palabra pedo viene del latín peditum, participio pasivo del verbo pedere (expeler viento del ano), la cual también nos dio la palabra petardo.
En México y otros países, se usa la expresión "andar bien pedo", para referirse a los borrachos. Esta semántica la toma por el mal tufo del ebrio.
Pedere se relaciona con una raíz indoeuropea *pezd-, la cual podría tener una relación con la palabra piojo.
También hay dos elementos compositivos pedo-:
- Gracias: Maximiliano Mena Pérez
En muchos sitios de la comunidad de habla hispana, tanto en España como en América, se pierde la -d- intervocálica y la palabra pedo se pronuncia peo en el habla relajada. El verbo correspondiente tiene la -d- totalmente perdida desde antiguo, peer, pues *peder parece que nunca se ha llegado a usar (aunque aparezca por ultracorrección en el diccionario de Gaspar y Roig, Diccionario enciclopédico de la lengua española, con todas las vozes, frases, refranes y locuciones usadas en España y las Américas Españolas, tomo II, Madrid: Imprenta y Librería de Gaspar y Roig, editores, 1855, en el Suplemento al tomo segundo), lo que se explica porque la -d- de pedo no viene de la -d- del pēdĭtum latino, que habría desaparecido también, sino de la sonorización de la -t-, de manera que la evolución ha sido: pēdĭtu(m) → pē(d)ĭtu → peito → peido → pedo, mientras que el verbo partía de una -d- intervocálica latina y cayó pronto: pē(d)ĕre → peer(e) → peer. Esto se puede corroborar echando un vistazo a los cognados romances: peido en portugués, peto en italiano y pet en catalán y en francés.
Pero la caída de la -d- en el coloquial peo está tan extendida en Andalucía que se está empezando a desdoblar el sentido y la variante pedo, pronunciado a la castellana, se reserva para el significado de "borrachera" mientras que la variante andaluza peo se emplea para referirse a la flatulencia. Así se puede distinguir, por ejemplo, entre "le duró el pedo todo el fin de semana" (ebriedad) y "le duró el peo un minuto y cuarto, por el reloj" (ventosidad).
Y parece ser peo una variante muy antigua, pues hay testimonios ya en árabe andalusí donde el término se había introducido como préstamo romance en el árabe coloquial y están todos estos testimonios más cerca de peo que de pedo. Corriente, en su A dictionary of Andalusi Arabic, Leyden: Brill, 1997, p. 74, recoge el nombre del hongo del género Lycoperdon como بِّيُّ لَوْبَه piyyu lawbah o بِيُّ لُبِّ biyyu lubbi, reflejos ambos de *peo (de) lobo, y tambien la palabra peo tal cual aparece en este curioso refrán de Ibn ˁĀṣim de Granada: جاء يفسو وعمل بيو ǧāˀa yafsū wa-ˁamala byw, que debió de pronunciarse en dialecto granadino ží yafsú waˁámal píyu "fue a degollarlo y le salió un peo", que habría de referirse a quien por tratar de evitar un mal lo pone peor, pues el verbo يفسو فسا fasā yafsū significa "degollar los peos", es decir, expelerlos en forma de فسوة faswa o "follón", ventosidad insonora, habilidad que consiste en disolverlos en la cavidad final del recto para neutralizar, si no su olor, al menos su ruido, y así es como el malhadado protagonista del refrán, si había querido que su flatulencia pasase desapercibida en una reunión, por su escasa destreza y mala fortuna habría provocado un estruendo que la haría mucho más notoria.
- Gracias: Joaqu1n
- Gracias: pablotorresk
En España el verbo peer o peerse (en forma reflexiva) es el habitual y además el que tiene justificación etimológica (ya lo explica Joaquín). Jamás empleamos "pearse", una a no tiene ningún sentido en esa raíz, no cuadra con la norma morfológica.
En mi primera niñez me enseñaban muchas adivinanzas versificadas, y recuerdo muy bien esta:
"Entre dos peñas feroces
sale un ente dando voces.
Ni lo ves, ni lo conoces.
- Gracias: Helena
- Gracias: euluengo
Ese cuento que menciona Helena, aquí en México va más o menos así:
"Entre dos lomas sale un torito bramando ¿Qué es? Pues un pedo".
Y aunque parezca contradictorio, en medicina, echarse pedos es señal casi siempre de buena salud digestiva. Claro, siempre y cuando no sean tantos ni tan húmedos, malolientes o apestosos.
- Gracias: Jesús Gerardo Treviño Rodríguez.
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