Etimología de FARIO
La palabra fario forma parte del vocabulario popular y se emplea sobre todo en la expresión "tener mal fario", en que viene a significar suerte, fortuna o destino, pero con un matiz especial, como si esa suerte fuera resultado de un maleficio o de un mal de ojo, de un mal agüero, en suma.
La palabra surge de un falso corte a partir de un viejo vocablo malfario, procedente del bajo latín vulgar y que tenemos bien atestiguado en latín medieval con el sentido de crimen, adulterio o fechoría mancillante (ver malfarium y malfairo en Du Cange). Esta palabra surge del cruzamiento popular de dos vocablos latinos, uno es nefarium (crimen abominable), sustantivación neutra del adjetivo latino nefarius (impío, abominable, contrario a la ley religiosa), adjetivo formado por rotacismo a partir de nefas (lo contrario a lo voluntad divina, la impiedad), negación de fas (lo lícito y permitivo, la voluntad divina) . El otro es malfactum (forma sincopada de malefactum, mala acción), atestiguado en latín vulgar con el sentido de maleficium (crimen, daño, mala acción, maleficio), de male (malamente, mal) y facĕre (hacer).
Así en realidad el elemento que nos ha quedado, fario, procede en su forma de la raíz de fas (lo establecido y permitido por los dioses), vocablo que se asocia a una raíz indoeuropea *dhē- (poner, arreglar, disponer) que resulta que también es la que se vincula al verbo latino facĕre (hacer).
- Gracias: Helena
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