El nombre propio Fátima viene del árabe فَاطِمَة = (Fāṭimah = Única). Hay dos Fátimas muy famosas. La primera era la hija Mahoma, la madre de los jerifes, ver: sheriff. La segunda se refiere a un pueblo en Portugal. Este fue nombrado por una princesa musulmana, pero es más conocido por los cristianos, pues supuestamente allí apareció la Virgen María y se comunicó con tres niños pastores en 1917.
En árabe فاطِمة fāṭima es el femenino de فاطِم fāṭim y esta palabra es el participio agentivo de un verbo فَطَمَ يَفْطِمُ faṭama yafṭimu que significa "destetar" a un mamífero, es decir, considerar que ya ha llegado a la edad en la que el desarrollo dentario le permite mascar alimento y evitar que continúe mamando leche materna. Por tanto, el participio agentivo فاطِم fāṭim significa, en principio, que ha destetado a algún mamoncillo.
Este calificativo se podría aplicar, por un lado, tanto a la madre lactante que ha logrado sortear con éxito los peligros que acecharan a su cría y la ha podido llevar al destete sin problemas (aplicado lo mismo a humanos que a ganado) como, por otro lado, al propietario de una cría que ha dejado de amamantarse y ha ascendido un peldaño de autonomía en su alimentación.
Pero también se usaba el mismo participio como un adjetivo que se aplicaba al cordero que había sido ya destetado en la expresión سخلة فاطمة saḫla fāṭima. Como un corderito que ya estaba destetado era uno de los animalitos con los que se permitía jugar a los niños y a los que se les tomaba mucho cariño por lo suavitos y mullidos, que hacían las veces en la antigüedad preislámica de los modernos peluches, esto hizo que se usara el nombre de فاطِمة fāṭima como nombre propio femenino, como ocurre con otros nombres que suelen despertar ternura.
Era tan frecuente entonces este nombre de mujer que a los dos nietos de Mahoma (Muḥammad), el profeta del islam, Ḥasan y Ḥusayn, los llamaban ابنا الفواطم ibnā l-fawāṭim "los (dos) hijos de las Fátimas", porque la hija de Mahoma, su madre, se llamaba فاطِمة fāṭima, pero también se llamaba así su abuela paterna, la madre de Alí, y también se había llamado así la abuela del profeta, es decir la bisabuela materna de los dos niños. Pero fue el hecho de haberse llamado Fāṭima la hija del profeta lo que hizo tan popular el nombre entre los musulmanes que en algunos sitios se usa como antonomasia de las mujeres, como cuando en español decimos "las marías" o "las marujas" con otro antropónimo femenino extendidísimo, o en Francia decían "las conchitas" en tiempo del franquismo a las trabajadoras domésticas españolas inmigradas.
Con el tiempo, una de las corrientes del islam, la de los que se llamaron chiitas, partidarios de la descendencia de Fátima la hija de Mahoma, fueron también llamados fatimíes por este motivo y llegaron a establecer un califato propio en Egipto entre los siglos X y XII.
En la toponimia española y portuguesa el nombre de Fátima estaba muy representado antes de las apariciones marianas portuguesas, pues, aparte del famoso lugar santo de 1917, todavía hay, desde la Edad Media, un Castillo de Fátima Juncal en la provincia de Cádiz, un pico (Puig) de Na Fàtima en Mallorca, una Sima de Fátima en Jaén (mencionada ya en el Libro de la montería que mandó hacer en el siglo XIII Alfonso Onceno de Castilla), y un topónimo Benafátima escrito a veces Benefátima (بني فاطمة Banī Fāṭima "los hijos de Fátima") en el Algarve, que da nombre a una aldea del concelho de Silves, un monte (Cerro / Altura da Benafátima), un hidrónimo (Ribeiro da Benafátima, arroyo afluente del Odelouca) con un molino en su orilla (Moinho de Benafátima) y un cañón (Foz da Benafátima).
Pero fueron las apariciones de la Virgen María a los tres pastorcillos en la Fátima del norte, en el distrito de Santarén, y el hecho de que la iglesia católica las refrendara y admitiera una nueva advocación de la Virgen María llamada desde entonces Nuestra Señora de Fátima, el motivo por el cual multitud de mujeres cristianas de rito católico en todo el mundo se llaman ahora Fátima. Así es como, por distinto conducto, el nombre propio femenino de Fátima ha llegado a ser común al islam y al cristianismo católico.
Una curiosa anécdota que no me resisto a contar se dio en los últimos años 90 del pasado siglo a raíz de la publicación del etnólogo portugués Moisés Espírito Santo Bagagem titulada Os mouros fatimidas e as aparições de Fátima. Salió por primera vez en 1995 y a fecha de 2006 iba ya por la 5ª edición. En esta obra se relacionaban las famosas apariciones con otras supuestas en época islámica medieval atribuídas a Fátima la hija de Mahoma y se preconizaba para el topónimo portugués el origen más en estas apariciones que en antropónimos de gente vulgar y corriente. Independientemente del mayor o menor acierto de las suposiciones de Bagagem, en Irán donde la mayoría de la población es de religión islámica de rito chiíta, y que tienen por eso una especial devoción por Fátima la hija del profeta Muhammad, las hipótesis de Bagagem corrieron como la pólvora, se hicieron documentales que se exhibieron por televisión y todo el mundo veía las imágenes católicas de la Señora de Fátima, las conocidas estatuillas, y comprobaban que iba vestida con un elegante chador blanco, símbolo de respeto y de decencia, por lo que nadie dudó de la identidad de la que se había aparecido. Hubo un alud de solicitudes de visado para miles de peregrinos que querían visitar el santuario. Cuando los curas portugueses vieron los montones de gente que se les venía encima, rezando con las palmas al cielo, haciendo raqˁas y posternándose en el suelo a la manera de los musulmanes, se les erizó el vello y montaron un escándalo que llevó a las autoridades de Portugal a controlar aquella emigración devota desde Irán. Por esas fecha tuve la afortunada ocasión de contemplar en la televisión española a un obispo portugués diciendo una de las frases más memorables para mi particular modesta historia personal: El buen clérigo luso afirmaba rotundamente que estaba "cientificamente demonstrado" que la que se había aparecido en Fátima era la madre de Jesucristo y no la hija de Mahoma. Genial.
Estos enlaces son de aquella época:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-335390
http://elpais.com/diario/1996/01/27/sociedad/822697202_850215.html
- Gracias: Joaqu1n
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