La palabra Emanuel, que es un nombre propio, viene del latín bíblico emmanuel, este del griego de la traducción de la Biblia de los Setenta (Septuaginta) ἐμμανουήλ emmanuḗl (en gr. moderno pronuncian emanuíl), que a su vez procede del hebreo bíblico עִמָּנוּ אֵל ˁimmanūˀel, literalmente "con nosotros (ˁimmanū) dios (ˀel)", que aparece en Isaías 7:14 y 8:8 donde se puede interpretar como "(hay) un dios con nosotros", y en clave monoteísta "Dios (está) con nosotros". En estos versículos se anuncia el nacimiento de un niño de ese nombre que con sus poderes acabará con los padecimientos del pueblo elegido. Andando el tiempo los cristianos (Mateo 1:23) aplicaron a Jesús esos versículos para identificarlo con el Mesías de la Biblia. Desde entonces es un nombre propio entre los cristianos, equivalente de Jesús. Los cristianos de Próximo Oriente lo llaman en arameo ܥܰܡܰܢܽܘܐܶܝܠ ˁammanūˀēl y en árabe عَمَّانُوئِيل ˁammānūˀīl. En la mayoría de las lenguas europeas se sigue usando la trasliteración latina pero en español, catalán y portugués, la versión latina con aféresis de la e- inicial se ha convertido en Manuel y ha sido un nombre de varón muy frecuente en todas las épocas.
En portugués Manuel ha dado un adjetivo, manuelino, que se refiere a un estilo arquitectónico propio del siglo XVI derivado del gótico flamígero que tomó el nombre de la época del rey Manuel I, llamado "O Venturoso", y que se asocia a la época del florecimiento colonial de Portugal. Esta palabra ha pasado al español, donde se emplea con la misma forma y el mismo significado para el arte manuelino portugués.
Los hipocorísticos más frecuentes son Manolo en español, Manel en catalán y Nelinho en portugués. El español manolo ha acabado significando desde el siglo XVIII un tipo popular madrileño, por ser Manuel el nombre entonces más extendido entre las clases populares de la corte en los tiempos de Goya, pero en la actualidad por manolos la gente conoce más los zapatos de lujo del diseñador de origen canario Manolo Blahnik. También ha tenido una derivación usada en el léxico peculiar de las corridas de toros donde una manoletina es cierto tipo de pase de muleta, derivado claramente del apodo con el que se conoció al torero de la época franquista Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", muerto en 1947, que, aunque el pase no había sido inventado por él, a él debe su divulgación y popularidad entre los taurinos. La misma palabra manoletina significa un tipo de calzado bajo como las zapatillas de los toreros, nombre evidentemente sacado del mismo torero Manolete, sin relación con el zapatero fino Blahnik antes mentado. Y fue tal la presencia en los medios de aquél torero del franquismo que en Andalucía, en la ciudad de Cádiz es el nombre que se le ha dado a la pieza habitual de pan y que todavía se sigue llamando así, sesenta y tantos años después de que un miura lo matase de una cornada. Cuando se va a la panadería en Cádiz la mayoría de la gente no pide "una barra" sino "un manolete". En Córdoba también llamaron durante la posguerra (años 40) "manolete" a un dulce, un pastel de hojaldre relleno de cidra. Es de suponer que en aquellos años de hambre celebraban la barra de pan o el dulce de cabello de ángel con mayor efusividad que a ningún torero.
- Gracias: Joaqu1n
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