El adjetivo proscrito es un cultismo que procede del latín proscriptus, participio de perfecto del verbo proscribĕre, que significa publicar por escrito algo en un cartel público, de cara al público, anunciar cualquier cosa por escrito, en especial una venta, y también anunciar en un cartel la confiscación y venta de los bienes de alguien, castigo que en la antigua Roma solía ir acompañado del destierro. Es así como la proscripción acaba significando el exilio y la confiscación de bienes y el proscriptus es el castigado con esa pena. De ahí que hoy el vocablo proscrito siga conservando el valor de desterrado, muchas veces por causas políticas, o aquel que ha sido de algún modo declarado malhechor en una sociedad y anda marginado o perseguido.
El verbo proscribĕre se forma con el prefijo pro- (hacia adelante, hacia el futuro, aquí conlleva la idea de "de cara al público") y el verbo scribĕre (trazar, marcar, escribir). Del verbo latino scribĕre tenemos muy cuantiosos derivados, como escribir, escriba, escritura, adscribir, describir, conscribir, circunscribir, inscrito, prescripción, transcribir, suscribir, etc. Este verbo se vincula a una raíz indoeuropea *(s)kribh- (cortar, separar, distinguir).
- Gracias: Helena
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