El adjetivo deleznable (que es blando y resbala, que se desparrama, inconsistente y por eso despreciable), viene de un verbo deleznarse (resbalar, desparramarse, hacerse blando), procedente de la metátesis de un primitivo deslenarse, formado con el prefijo des- (del latín dis-, separación por múltiples vías) y el adjetivo latino lenis (dulce, blando, suave, apacible, benévolo), de donde también lenidad y lenitivo. El adjetivo lenis dio lugar asimismo a un arcaico y desusado adjetivo lene, que por analogía con deleznarse pasó a lezne (que se deshace o disgrega).
Este adjetivo lenis suele asociarse a una raíz indoeuropea *lē-2- (dejar ir, aflojar) que en latín parece haber generado también el adjetivo lassus (cansado, fatigado), de donde laso y lasitud.
- Gracias: Helena
La palabra deleznable también lleva el sufijo -able (que puede), que encontramos en palabras como:
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