La palabra aristoloquia es el nombre de una planta derivado del latín aristolochia y este del griego ἀριστολοχία, compuesto de ἄριστος (áristos) "mejor, óptimo, buenísimo" y de λοχεία (lojía) "parto". Dice Dioscórides en el siglo I: "Se llama así porque parece que es la mejor ayuda para los partos".
El motivo de llamar a esta planta "el mejor parto" es una aplicación paradigmática de la teoría de la signatura rerum o "señales de las cosas" que se fundaba en la suposición de que las divinidades creaban la enfermedad pero proporcionaban el remedio mostrando unos signos que sirvieran de pista para el intelecto humano, que habría de descubrir siguiendo esas pistas las virtudes ocultas en la naturaleza. La aristoloquia tiene unas flores que recordaron a la gente los órganos reproductivos femeninos:
Foto de una Aristolochia baetica L. tomada en los pinares de la provincia de Cádiz. Esta aristoloquia es endémica del sur de España y Portugal y norte de Marruecos. Pueden apreciarse en ella los signos que los antiguos interpretaban para deducir sus virtudes: El ovario de la flor se vio como representación del útero, el tubo prolongado como la vagina y el borde abierto del cáliz como la vulva. La apertura de la flor daba idea de un parto sin complicaciones, con todo el canal del nacimiento abierto ininterrumpidamente.
El latín aristolochia se convirtió en botánica en el nombre del género al que pertenecen todas las aristoloquias y denominó también a la familia de las Aristolochiaceae o aristoloquiáceas. Del latín se ha extendido a muchas otras lenguas como cultismo, diciéndose en francés aristoloche, en catalán aristolòquia, portugués aristolóquia. En español se habían dado otros términos de derivación semiculta, como aristologia, que figuró en el DRAE hasta la edición de 1933 y es común (pronunciada de otro modo) con el latín medieval aristologia y el italiano aristologia, o la metátesis ya totalmente vulgar astrología que, con el significado de aristoloquia usaban ya Nebrija (astrologia yerva: aristolochia, æ) y Pedro de Alcalá (astrologia yerva: zaraâúnda) en los siglos XV y XVI.
Lo que más llama la atención es que todavía hoy, como si en estos últimos dos mil años no hubiera habido avances en ciencia y medicina, la red trae cientos de páginas donde se sigue atribuyendo aquellas imaginarias propiedades ginecológicas a la aristoloquia, por ejemplo como emenagoga.
- Gracias: Joaqu1n
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