El verbo mullir que es esponjar algo para que se haga blando y suave, viene del latín mollīre (hacer blando o flexible, atenuar, dulcificar). Se trata de un derivado del adjetivo latino mollis (suave, blando, flexible, incluso a veces dulce, cariñoso o amable). De ahí molla y mollar, muelle, molicie, emoliente y molusco.
Se asocia mollis con una raíz indoeuropea *mel-1 (suave), a la que también se vincula el adjetivo latino blandus (blando, suave, cariñoso), que se considera variante con raíz en grado cero ml (*mlad-), en que la sonante m ha labializado en b.
- Gracias: Helena
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